Instrumentado en febrero de 2013, apenas a unos meses de que Enrique Peña Nieto tomó posesión, el programa Ponte al Corriente permitió una disminución de hasta ciento por ciento en el monto de los créditos fiscales de personas morales. Este programa fue impulsado por la Secretaría de Hacienda a cargo de Luis Videgaray Caso, el otrora poderoso miembro del Gabinete federal.
“Ponte al Corriente” se inició en cumplimiento al mandato establecido en el Artículo Tercero Transitorio de la Ley de Ingresos de la Federación (LIF) 2013, aprobado por el Poder Legislativo.
Fundar Centro de Análisis y de Investigación, documentó que Televisa fue una de las empresas que logró la condonación de un crédito fiscal que ascendía a 3 mil 334 millones de pesos. La empresa de Emilio Azcárraga Jean pagó sólo el 10 por ciento del adeudo; es decir, dejó de pagar 2 mil 990 millones de pesos.
La multa venía desde 2005 cuando reportó una cifra menor de utilidades y las justificó con la adquisición de las pérdidas de la empresa Comtelvi que adquirió ese año, con lo que disminuyó el pago del Impuesto Sobre la Renta (ISR).
En 2013, en el reporte enviado a la Bolsa Mexicana de Valores, la televisora informó que obtuvo beneficios con sólo pagar 10 por ciento del monto del adeudo y desistirse de un juicio de nulidad que promovió contra el fisco desde 2011.
La información de esta condonación en 2013 se hizo pública por el estado financiero que presentó la empresa ante los inversionistas en la Bolsa Mexicana de Valores. En el reporte, la empresa de Emilio Azcárraga Jean expuso: “(esta condonación) le permitirá (a la empresa) limpiar y mejorar su imagen crediticia ante los inversionistas”.
Es la hora en que el SAT no ha revelado con detalle quiénes fueron los beneficiarios de “Ponte al Corriente”. Pero el informe de ese año de la Auditoría Superior de la Federación de la cuenta pública de 2013 indica que el programa –diseñado para ayudar a contribuyentes con problemas de pago y deudas pequeñas– logró recaudar apenas 39 mil 572 millones de pesos, mientras que la condonación (los perdones) fue por 160 mil millones de pesos.
En palabras de Lizandro Núñez, Administrador General de Recaudación del SAT, Televisa se acogió al programa una vez que estuvo abierto a todos los contribuyentes y que el procedimiento fue ordenado por las cámaras de Diputados y Senadores a través de la Ley de Ingresos de la Federación 2013 y el paquete fiscal. El funcionario defiende que si se desconocen razones sociales beneficiadas antes de 2014 es porque la Ley General de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales promulgada en mayo de 2015 no tiene carácter retroactivo.
De acuerdo con los investigadores de Fundar, la opacidad en las listas de beneficiarios permite que quienes fueron beneficiados una vez en un año, vuelvan a serlo en otro. También Gabriela Ríos, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estima que en ello hay más arbitrariedad que discrecionalidad.
Se trata de un encuentro de señalamientos entre los observadores y el mismo SAT. El hecho es que en 2015, Televisa volvió a ser beneficiada y otra vez con la cancelación de un crédito fiscal, esta vez por 158 millones 637 mil 85 pesos a su empresa Fomento al Futbol en San Luis Potosí.
LOS 13 MILLONES DE TV AZTECA
El 2015 fue un año de pérdidas económicas para Ricardo Salinas Pliego, el hombre que gracias a sus habilidades comerciales apenas un año antes logró un patrimonio neto de 10 mil 200 millones de dólares. El declive lo puso en el puesto 260 entre las personas más ricas del mundo en Bloomberg Billionaire Index, cuando en 2014 ocupaba la posición 113. TV Azteca, la televisora que hasta 1993 perteneció al Estado mexicano con el nombre de Imevisión y cuyas instalaciones y señal fueron vendidas al empresario, había disminuido su patrimonio en 49 por ciento.
23 años después de esta privatización, parte de la política del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari, los números presentados por la televisora del Ajusco ante la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) venían teñidos de rojo: en el segundo trimestre había perdido 630 millones de pesos netos y una de muchas causas era mayores gastos contra menores ingresos. Además, los anunciantes, gastaron más en plataformas digitales que en señales de televisión.
Un alivio llegó del Gobierno federal. El Sistema de Administración Tributaria (SAT) le condonó 13 millones 280 mil pesos a su filial Azteca Novelas por multas por no pagar impuestos ese año en el que tuvo que darle la cara a uno de sus episodios más entramados.
LOS MALOS TIEMPOS
La pantalla, al respecto, mostraba lo suyo. El cambio, en respuesta a la crisis, empezó a notarse porque de repente, faltó el producto estelar en la historia de la televisión mexicana: la telenovela. Nombrado como director general por el Consejo de Administración de TV Azteca el 1 de octubre de 2015, una de las primeras decisiones de Benjamín Salinas Sada –hijo de Ricardo Salinas, de 32 años– fue suspender la producción de los melodramas. TV Azteca empezó a reproducir series hechas en el extranjero como “¿Qué culpa tiene Fatmagul?”, de manufactura turca. Es el relato de una joven que sobrevive a una violación multitudinaria. Un éxito de audiencia ya probado en Latinoamérica que en México también funcionó. Pero mientras, acá, actores, libretistas, camarógrafos, todo un staff, se vieron, de repente, en el desempleo.
En julio de 2016, Benjamín Salinas brindó una explicación pública sobre su decisión: “[Las telenovelas] ya no son algo que el público quiera seguir viendo. Por 20 años lo hicimos, ahora tenemos que dar un paso atrás y ver lo que la gente quiere y producir eso”. En el “Content Capital”, un evento sobre contenidos, el CEO expuso que después de hacer unos estudios de audiencia, la conclusión fue que la suspensión de la producción de telenovelas fue correcta. “Estamos haciendo grandes estudios antropológicos, llevamos ocho meses haciéndolo en las casas de las familias para saber qué consume, ir a entender cómo piensa la gente, los mexicanos, y, a partir de ahí, poder generar contenidos”. El empresario, quien al momento de la privatización tenía diez años de edad, impulsaba un cambio histórico: el fin del melodrama televisivo por lo menos en la pantalla de TV Azteca.
Apenas en 2012, el año en que Enrique Peña Nieto tomó posesión, Ricardo Salinas Pliego –el padre– inauguró entre fuegos artificiales siete nuevos foros de Azteca Novelas, los primeros verticales de América Latina en una superficie de 15 mil 110 metros cuadrados de construcción. Aquella vez, el mensaje del empresario tomó un tinte político: “Hace 19 años que ganamos la licitación, recibimos una empresa que tenía pérdidas grandes de dinero para los mexicanos, y en 20 años tuvo 20 directores. Nosotros la obtuvimos e hicimos competitiva. Hay quienes aún la critican y señalan, pero cuando se habla de privatizaciones ésta es de las más exitosas”.
Pese a este alcance, en su informe de 2015, la televisora les dijo a los inversionistas: “TV Azteca no puede asegurar que mantendrá o mejorará su participación en el mercado mexicano de publicidad en televisión en el futuro, ni puede asegurar que sus costos para obtener programación y contratar personal de producción y creativo a través de empresas filiales de TV Azteca y/o de empresas terceras no relacionadas con TV Azteca, o los precios a los que TV Azteca vende tiempo publicitario, no se vean afectados de manera adversa por la competencia”.
Les dijo también: “Además de competir con estaciones de televisión abierta convencionales, incluyendo algunas estaciones manejadas por el Gobierno, así como aquellas propiedad de o afiliadas a Televisa, TV Azteca también compite por televidentes mexicanos con proveedores de televisión de paga. Los sistemas de distribución de televisión por cable, multicanal, multiparte (“MMDS”) y servicios de satélite directo (“DTH”) representan una fuente potencial de competencia para las ventas de publicidad, audiencias y derechos de programas de TV Azteca“.
DESDE LA PANTALLA, UNA BUENA RELACIÓN
Para competir y a veces ganar, Azteca Novelas supo producir historias con varios tipos de contenido. Por ejemplo, no sólo llevó a la pantalla melodramas a través de la telenovela, el género rey de la pantalla mexicana; también presentó los programas “A cada quien su santo” en el que explicó los milagros de las advocaciones del catolicismo y “Lo que callamos las mujeres” que no sólo presentó guiones de asuntos de violencia de género como sugiere su nombre, también sociales y políticos.
Un ejemplo de ello fue el capítulo transmitido el 18 de noviembre de 2014, apenas un mes y 18 días después de la tragedia de Iguala, en la que 43 estudiantes de la Escuela Normal Superior Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa se esfumaron de la faz de México en un laberinto que aún no encuentra salida. En esa fecha, Azteca Novelas reprodujo el siguiente parlamento:
–Mujer joven: Nadie sabe qué pasó. Unos dicen que los estudiantes atacaron a los policías, otros que fueron los narcos, pero nadie sabe qué pasó. Es como si no hubiera culpables.
–Mujer anciana (Una abuela): Así sucede en estas desgracias. No hay culpables, sólo víctimas y cuartos que se quedan vacíos, y madres que se quedan esperando, y familias que se quedan rotas.
“Vivos los queremos”, se llamó el capítulo. Los personajes hablaron de dolor. Mencionaron a los miles de desaparecidos en el país, los que tiene registrados la Secretaría de Gobernación (Segob). El personaje de la abuela, siempre enlutado, usó palabras como “por lo que uno se entera, no solamente agarran a los que andan metidos en lo malo, agarran parejo”.
En la trama, una joven pareja asiste a un mitin frente a una Normal. Pocas horas después, se conoce por las redes sociales que hubo disparos y una confusión. Por lo menos, hubo tres muertos y muchos desaparecidos. Una de las madres, en estado de angustia por la desaparición de su hija, declara que no es momento de buscar culpables; sino de encontrar a quienes ya no están. Y al final de ese episodio de ficción que aludía de manera directa a los 43, como bien lo dijeron los personajes, no hubo culpables.
SinEmbargo solicitó a la Segob los contratos entablados con la televisora del Ajusco ese año a través de la solicitud marcada con el folio 0000400389814 mediante el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI); pero la respuesta fue que los convenios eran “inexistentes”. Es decir, la información oficial indica que jamás medió un contrato para que Azteca Novelas reprodujera contenido en el que abordó una de las tragedias que más marcaron la caída de aceptación del Gobierno de Enrique Peña Nieto.
FIN: EL PERDÓN Y OTRAS BUENAS NOTICIAS
El Gobierno federal no invirtió en “Lo que callamos las mujeres”, de acuerdo con la información oficial. De hecho, durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto no ha recibido ningún contrato de la Segob, según el Portal de Obligaciones y Transparencia.
Pero el siguiente año, la televisora consiguió una condonación de 13 millones 280 mil pesos a su filial Azteca Novelas por multas por no pagar impuestos en 2015.
En 2015, TV Azteca recibió otra buena noticia. Además de la condonación a Azteca Novelas, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le concedió un amparo por el que serían recortados 249.1 millones de pesos de un crédito fiscal de 301.9 millones que le fincó el SAT en 2006, el primer año calderonista.
La Primera Sala de la Corte resolvió, por tres votos contra dos, que fue incorrecto considerar como ingresos los depósitos en efectivo que Grupo TV Azteca recibió por adelantado, para compra de servicios publicitarios prestados después por sus filiales Red Azteca Internacional y TV Azteca.
“Esta Primera Sala estima que las cantidades entregadas en depósito, si bien representan una entrada de efectivo para el depositario, ello no implica que representen incremento en su haber patrimonial, ya que no reflejan por si mismos una modificación positiva en su patrimonio que deba ser gravada en términos de lo dispuesto por el artículo 15 de la Ley del Impuesto sobre la Renta”, dice la sentencia, que requirió varias sesiones de discusión.
En 1999, Grupo TV Azteca había obtenido opinión favorable del SAT para no considerar como ingresos acumulables para fines de ISR estos depósitos, que los anunciantes pagaban como parte del llamado Plan Francés para compra de espacios por adelantado.
Sin embargo, el SAT rechazó confirmar el criterio en el 2000, y en abril de 2006 fincó un crédito fiscal por 301 millones de pesos: 249.1 millones por ISR y el resto por IVA. TV Azteca tuvo esa carga hasta 2015. Ese año, llegó el alivio.
VIDEOS:
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: UNIDAD DE DATOS/LINALOE R. FLORES, ALEJANDRA PADILLA, DANIELA BARRAGÁN.
LINK: http://www.sinembargo.mx/21-09-2016/3094542