viernes, 14 de octubre de 2016

La muerte del policía que rescataba a pandilleros y cuyo asesinato está impune

A tres semanas del asesinato de este jefe policiaco no se sabe nada de los autores del crimen; se presume que el móvil pudo ser en represalia al trabajo que realizaba en favor de jóvenes pandilleros y migrantes.

El pasado 24 de septiembre, un grupo de hombres armados asesinó a Francisco Cisneros Prieto, comandante de la Policía Municipal de Chihuahua, Chihuahua que, desde los años 90, encabezaba una política de atención a los jóvenes pandilleros de la urbe basada en el respeto a los derechos humanos de este sector de la población.

“El ‘jefe Cisneros’, como se le conocía aquí en Chihuahua, fundó en los años 90 la Unidad Anti-Pandillas (UAP) de la Policía Municipal –explica Linda Flores, integrante de la organización civil Por un Chihuahua Libre y Sin Temor–, que se dedicaba a perseguir a las más de 200 pandillas que en ese entonces controlaban la distribución de armas y droga en la ciudad.”

Una década después, sin embargo, los grandes cárteles de la droga desplazaron a las pandillas de esta actividad, y sus integrantes se convirtieron no sólo en presas del consumo de las drogas con las que los cárteles inundaron Chihuahua, sino también en víctimas de la violencia de estos cárteles, “que contrataron a delincuentes y a maras” para arrebatar el control a las pandillas.

“A partir del año 2007 –explica la activista–, por iniciativa del jefe Cisneros la Unidad Anti-Pandillas se convirtió en Unidad de Atención a Pandillas, y dejó de ser un equipo que perseguía a pandilleros, para convertirse en un grupo que desarrollaba labores de prevención, en favor de estos jóvenes, prevención del consumo de drogas y promoción de una cultura de no violencia y no discriminación.”

Entre estas actividades estaba el acercamiento de jóvenes pandilleros (que habían sido detenidos por robos menores, que habían participado en riñas o que fueron descubiertos consumiendo drogas) con los grupos civiles que brindan ayuda humanitaria a los migrantes que pasan por la ciudad de Chihuahua, con la intención de cruzar a Estados Unidos.

“Nosotras, en Chihuahua Sin Temor, en conjunto con el Ministerio Católico Migrante, llevamos alimentos a los migrantes que se reúnen en el puente de la avenida Pacheco –explica Linda–. Les llevamos un taco, como una acción humanitaria, y el jefe Cisneros llevaba a los jóvenes pandilleros para que nos ayudaran a repartir la comida a los migrantes. Y eso hacía que los jóvenes cambiaran su forma de ver la situación, era una actividad que ayudaba a estos jóvenes a desarrollar un sentido de pertenencia comunitaria, de responsabilidad social.”

A partir de esa iniciativa, los jóvenes atendidos por la UAP decidieron apoyar en la elaboración de tres murales en el puente donde se reúnen los migrantes: un mural, con el mapa que señala la forma de llegar a la Casa del Migrante de la ciudad; otro, con un mapa que indica cómo llegar al comedor humanitario del Ministerio Católico Migrante; y un tercer mural, con el que los jóvenes pandilleros quisieron expresar su solidaridad, y dar aliento a los migrantes, con la frase “Hasta dios vive”.

También por iniciativa del jefe Cisneros, explica Linda, “la Policía Municipal de Chihuahua inició un proceso de cambio de actitud ante los migrantes: a diferencia de la mayoría de los funcionarios públicos, el jefe Cisneros comprendía que los migrantes no son delincuentes, comprendía que migrar es un derecho, y sobre todo, que la Policía Municipal no tenía atribuciones para perseguir a las personas migrantes, sólo por el hecho de transitar por el territorio de Chihuahua.”

De hecho, lamenta, “la última vez que lo vimos fue algunos días antes de su asesinato. Un policía municipal había detenido a una familia de migrantes, que luego fueron puestos en libertad. El jefe Cisneros había acudido a la parroquia en donde esta familia estaba refugiada, para ofrecer una disculpa por lo que había ocurrido, escuchó atentamente la narración que estas personas le hicieron, y les garantizó que el policía que había incurrido en ese abuso sería sancionado. Y efectivamente, sancionó a ese agente.”

Durante su carrera policial, el jefe Cisneros recibió distintos cursos de formación de alto nivel: fue parte del reducido grupo de agentes mexicanos que ha pasado por el centro de capacitación del FBI, y en Chile cursó prácticas anti-terrorismo.

Pero, destaca Linda Flores, “era sobre todo un policía con formación en derechos humanos, y en esa línea formó él a muchos policías municipales, que son como parte de una corriente derechohumanista dentro de la corporación… hoy, no sabemos si esos policías continuarán desarrollando las labores que el jefe Cisneros les había encomendado, pero no somos optimistas: días después de su asesinato, la persona que él había designado al frente de la Unidad de Atención a Pandillas fue removido del cargo.”

Para rendir un homenaje al jefe Cisneros, luego de su asesinato –cuyos responsables siguen libres y sin ser identificados–, el grupo de pandilleros atendidos por la UAP, en conjunto con Chihuahua Sin Temor, decidieron rendirle un homenaje, pintando un mural en el mismo puente al que él los llevó para dar la mano a los migrantes.


Aun lado del mural que reza “Hasta dios vive”, los jóvenes pintaron una imagen del jefe Cisneros, junto a un muchacho que lo abraza, sonriente.

Dos semanas después de que este homenaje fuera realizado, sin embargo, el pasado 9 de octubre, durante la noche, desconocidos taparon el mural, con pintura.

Los otros murales, con los mapas a la Casa del Migrante y al comedor humanitario fueron respetados. Lo único eliminado fue el homenaje al jefe Cisneros.

“Nosotras contábamos con permiso de las autoridades municipales para realizar murales en esta área –detalla Linda–, y aunque el muro está junto a una empresa, ya les consultamos si ellos lo taparon y nos respondieron que no, que no sabían quién podría haber sido. Entonces, fue algo muy cobarde, no entendemos por qué o quién borró su imagen, pero nos duele y nos indigna, porque eso quiere decir que no sólo lo querían muerto, sino que también quieren borrar su legado.”

Las autoridades municipales, detalló, tampoco han aclarado si borrar el mural fue decisión de algún funcionario.


“El arte es memoria –concluyó Linda Flores–, y el arte es nuestro derecho a tener memoria. Y si alguien trabajó honestamente en esta zona, protegiendo a los migrantes y a los jóvenes en situación de vulnerabilidad, fue el jefe Cisneros, y eso no debe ser olvidado.”

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: PARIS MARTÍNEZ.
LINK: http://www.animalpolitico.com/2016/10/jefe-policiaco-ciudad-juarez/