La organización internacional Igualdad Animal (IA) destapó las deplorables condiciones en las que viven millones de gallinas ponedoras en México. Durante aproximadamente un año, activistas integrantes de esta ONG ingresaron a 11 granjas de Guadalajara, Jalisco, estado en el que hay cerca de 95 millones de estas aves, lo que representa más de la mitad de la población de gallinas de este tipo en todo el país.
“En México es la primera investigación que expone directamente la situación de una de las industrias más grandes y más crueles que existen en nuestro país. […] La información es poder para cambiar las cosas: si las personas no tienen información, si nosotros como activistas no difundimos la verdad sobre la industria, difícilmente las personas van a poder elegir conscientemente lo que consumen. Por eso para nosotros es primordial informar al respecto”, dijo Dulce Ramírez Islas, coordinadora de la organización animalista en México, en entrevista para SinEmbargo.
Las imágenes captadas por la ONG presente en Alemania, España, India, Italia, Reino Unido, Venezuela y México muestran el hacinamiento en las jaulas de batería, la crueldad de la muda forzada de plumas o pelecha, gallinas enfermas sin atención veterinaria, aves agonizando al interior y fuera de las jaulas, así como cadáveres de estos animales dentro de las naves industriales.
IA explicó que la muda forzada o pelecha consiste en privar a las aves de agua y comida hasta reducir su peso corporal en un 20 por ciento en cinco días con el fin de acelerar el ciclo de postura de huevo y dicha práctica se llega a realizar hasta dos veces durante la vida de la gallina, lo cual les provoca una “agónica” muerte.
Ramírez Islas puntualizó: “[con la investigación] lo principal para nosotros es poner sobre la mesa el debate social de la producción del huevo. Sabemos que las gallinas y los pollos son los animales más numerosos, más maltratados, pero también los más invisibles para la sociedad”.
Dijo que el objetivo de mostrar los resultados de la investigación es que la sociedad conozca cómo viven las gallinas ponedoras y con ello tomen decisiones responsables a la hora de elegir un producto. Incluso buscan lograr que se modifiquen los hábitos de consumo, por ejemplo, con la sustitución del huevo por algún otro alimento que no implique el sufrimiento animal.
De acuerdo con la ONG, para lograr que la producción de huevos sea mayor, las prácticas generalizadas en granjas intensivas consisten en alterar los ciclos de luz y oscuridad de las gallinas y someterlas a la mutilación de su pico; las aves permanecen hacinadas en un espacio muy reducido desde su nacimiento durante los aproximadamente dos años que logran sobrevivir en las denominadas “jaulas de batería”. Una gallina en condiciones de vida normales puede llegar a vivir hasta 10 años.
“Las gallinas vienen de huevos de incubadora, en cuanto rompen el cascarón son puestas en una nave con millones y millones de otras aves, a las pocas semanas son pasadas a las jaulas con espacios muy reducidos, donde no pueden extender sus alas, no pueden ni siquiera echarse, son privadas de cualquier comportamiento natural, sufren de canibalismo, se pican entre ellas. También se les corta el pico, eso es una práctica común”, dijo Ramírez.
Por crueles que parezcan, dichas prácticas –de acuerdo con Igualdad Animal– son permitidas por las autoridades mexicanas. “De hecho los manuales de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) te dicen cómo se debe cortar el pico. Esas prácticas son totalmente legales”, lamentó Ramírez Islas.
Para muestra, un botón: en el Manual de Buenas Prácticas Pecuarias Producción de Huevo para Plato la Sagarpa incluye las “ventajas del corte del pico” que son evitar el desperdicio de alimento, evitar muertes durante la crianza y la producción y disminuir peleas. Además, ilustra algunos métodos para llevar a cabo el también llamado “despique”.
Entre las desventajas de realizar dicho procedimiento, la Sagarpa reconoce que el estrés deprime al sistema inmune y las pollas son susceptibles a infecciones, además de disminuir el consumo de alimento durante la cicatrización, lo cual retrasa el crecimiento.
Por ello, Ramírez aseveró que las autoridades mexicanas tienen en sus manos el poder de cambiar la realidad de las gallinas y otros animales de producción en México.
“A mí me encantaría que Sagarpa pudiera ver estas imágenes y realmente se alertara y se espantara porque estamos hablando no sólo de un problema de crueldad animal, también de problemas de salud pública por todo el excremento y plumaje que hay en los lugares donde se producen los huevos. El foco de contaminación de la gripe aviar y todas estas situaciones que esconde la industria del huevo por el hacinamiento, es tremendamente alarmante. Además, el uso de antibióticos es indiscriminado”, subrayó.
La activista adelantó que se encuentran en busca de diálogo con las autoridades para que atiendan la situación y le pongan punto final a la crueldad a la que son sometidas millones de gallinas en el país.
“No podemos creer que a estas alturas lo desconozcan porque la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) hace sus visitas, tienen que hacer visitas a las granjas y se topan con lo que nosotros nos hemos topado y no cambian las cosas. Hago una invitación a Sagarpa, a los médicos veterinarios involucrados, a los avicultores, hago una invitación a que reconozcan la urgencia de eliminar las jaulas de batería, es la tendencia mundial y lo hemos visto, cada vez más empresas están anunciando que dejarán de consumir huevos que se produzcan en jaulas de batería”, agregó.
De acuerdo con la ONG, para lograr que la producción de huevos sea mayor, las prácticas generalizadas en granjas intensivas consisten en alterar los ciclos de luz y oscuridad de las gallinas y someterlas a la mutilación de su pico; las aves permanecen hacinadas en un espacio muy reducido desde su nacimiento durante los aproximadamente dos años que logran sobrevivir en las denominadas “jaulas de batería”. Una gallina en condiciones de vida normales puede llegar a vivir hasta 10 años.
“Las gallinas vienen de huevos de incubadora, en cuanto rompen el cascarón son puestas en una nave con millones y millones de otras aves, a las pocas semanas son pasadas a las jaulas con espacios muy reducidos, donde no pueden extender sus alas, no pueden ni siquiera echarse, son privadas de cualquier comportamiento natural, sufren de canibalismo, se pican entre ellas. También se les corta el pico, eso es una práctica común”, dijo Ramírez.
Por crueles que parezcan, dichas prácticas –de acuerdo con Igualdad Animal– son permitidas por las autoridades mexicanas. “De hecho los manuales de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) te dicen cómo se debe cortar el pico. Esas prácticas son totalmente legales”, lamentó Ramírez Islas.
Para muestra, un botón: en el Manual de Buenas Prácticas Pecuarias Producción de Huevo para Plato la Sagarpa incluye las “ventajas del corte del pico” que son evitar el desperdicio de alimento, evitar muertes durante la crianza y la producción y disminuir peleas. Además, ilustra algunos métodos para llevar a cabo el también llamado “despique”.
Entre las desventajas de realizar dicho procedimiento, la Sagarpa reconoce que el estrés deprime al sistema inmune y las pollas son susceptibles a infecciones, además de disminuir el consumo de alimento durante la cicatrización, lo cual retrasa el crecimiento.
Por ello, Ramírez aseveró que las autoridades mexicanas tienen en sus manos el poder de cambiar la realidad de las gallinas y otros animales de producción en México.
“A mí me encantaría que Sagarpa pudiera ver estas imágenes y realmente se alertara y se espantara porque estamos hablando no sólo de un problema de crueldad animal, también de problemas de salud pública por todo el excremento y plumaje que hay en los lugares donde se producen los huevos. El foco de contaminación de la gripe aviar y todas estas situaciones que esconde la industria del huevo por el hacinamiento, es tremendamente alarmante. Además, el uso de antibióticos es indiscriminado”, subrayó.
La activista adelantó que se encuentran en busca de diálogo con las autoridades para que atiendan la situación y le pongan punto final a la crueldad a la que son sometidas millones de gallinas en el país.
“No podemos creer que a estas alturas lo desconozcan porque la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) hace sus visitas, tienen que hacer visitas a las granjas y se topan con lo que nosotros nos hemos topado y no cambian las cosas. Hago una invitación a Sagarpa, a los médicos veterinarios involucrados, a los avicultores, hago una invitación a que reconozcan la urgencia de eliminar las jaulas de batería, es la tendencia mundial y lo hemos visto, cada vez más empresas están anunciando que dejarán de consumir huevos que se produzcan en jaulas de batería”, agregó.
De igual manera, hizo un llamado a los consumidores a modificar sus hábitos de consumo, por ejemplo, optar por los vegetales, ya que –señaló– el impacto que se ejerce sobre otros seres siempre está latente en las decisiones que se toman y “al elegir comprar cualquier producto estamos impactando a los animales, a nosotros, al planeta”.
La animalista se pronunció en contra de cualquier forma de explotación de los animales, sin embargo, reconoció que a corto plazo es posible terminar con las prácticas más crueles como la muda forzada, el corte de pico y el hacinamiento en las jaulas de batería, aún con la oposición de los empresarios, ya que “esta industria ve a las gallinas únicamente como máquinas de producir huevos, no es redituable para estas empresas cambiar las formas de producción para evitar que sufran”.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: IVETTE LIRA.
LINK: http://www.sinembargo.mx/16-10-2016/3104642