CIUDAD DE MÉXICO: Sólo dos de cada diez personas apoyan a Enrique Peña Nieto. La debilidad del presidente de México es peligrosa ante la llegada de un presidente estadunidense, Donald Trump, con aires imperiales y fascistas. Sobre todo si hay amenazas de acciones que pueden desequilibrar aún más la ya de por sí endeble gobernabilidad del país.
Enrique Peña Nieto se ha ido debilitando cada día más hasta alcanzar los índices más bajos de popularidad que ha tenido un presidente en las últimas décadas.
A dos años del fin de mandato, la caída de la popularidad de Peña es muy similar a la de los globos inflados con gas helio, que una vez que pasa el efecto de volatilidad va cayendo poco a poco hasta convertirse en material plástico sin forma.
El problema de todo esto es que el descenso del gobierno peñista se da precisamente con el arribo de Donald Trump, quien durante su campaña amenazó con deportar a 11 millones de mexicanos que trabajan en Estados Unidos, dar por terminado el Tratado de Libre Comercio y construir un muro en la línea fronteriza para impedir el paso de otros tantos millones de mexicanos y centroamericanos que van en busca de mejores condiciones de vida.
Peña Nieto ya dio muestras de sumisión ante Trump, con un discurso débil donde no hace una defensa de la soberanía sino que la pone en la mesa de negociación para tener una relación “respetuosa” con el próximo presidente del país vecino.
Trump es el típico estadunidense blanco, anglosajón y protestante (WASP por sus siglas en inglés) que piensa en su pueblo como si fuera el elegido de los dioses. Es un fascista con aire nacionalista y vinculado con las grandes empresas trasnacionales que consideran a México y sus habitantes como el peor mal del mundo.
Frente a este peligro Peña Nieto no tiene la fuerza de gobernante ni la simpatía de los gobernados para dar una respuesta del tamaño del reto que representa un gobierno amenazador como el del magnate, que plantea cerrar sus fronteras y transformar a Estados Unidos en un imperio.
La fragilidad y vulnerabilidad de Peña Nieto se transforma en un riesgo para el país porque no existe la fortaleza necesaria para defender los intereses económicos y financieros de México ante la política proteccionista y racista de Donald Trump. Tampoco para hacer propuestas comerciales distintas que diversifiquen la relación con otros países y no sólo con Estados Unidos.
En vísperas de que se cumplan cuatro años de la administración de Peña Nieto, el próximo 1 de diciembre, la debilidad de su figura, la escasa popularidad que tiene, los cuestionamientos a la corrupción de las propiedades de su esposa y de los gobernadores de su partido, aunado a la crisis de derechos humanos que sufre el país, expresan los altos riesgos a la gobernabilidad en algunas zonas del territorio nacional.
Pero, sobre todo, expresan el peligroso debilitamiento de un presidente que llegó inflado por Televisa y que el gas no le alcanzó ni siquiera para la mitad de su gobierno.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS (ANÁLISIS)
LINK: http://www.proceso.com.mx/463666/peligroso-debilitamiento-pena