“La guerra contra las drogas ha sido un fracaso, no sólo en Estados Unidos”, pues en México los indicios y datos hablan “de la catástrofe que ha significado” y que no ha dado resultados en materia de seguridad ni de salud con respecto a lo que ocurría hace 10 años, “cuando nos lanzamos sin un diagnóstico claro y sin objetivos explícitos a esta lucha que no tiene sentido”, coincidieron especialistas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Andrew Freedman, director de la Coordinación de Marihuana del estado de Colorado, explicó que deben establecerse metas claras para implementar el modelo que mejor convenga en cada caso, durante su participación en la conferencia magistral “Hacia una mejor política de drogas: lecciones de una experiencia práctica”.
Luis Astorga Almanza, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, cuestionó cómo lograr la aplicación de un modelo como el de Estados Unidos en materia de legalización de las drogas, si México cuenta con instituciones “sumamente débiles, en donde las organizaciones criminales son muy fuertes y poseen una diversificación de drogas con las cuales negocian, y en donde el mercado de la marihuana no es el principal, sino el de la cocaína”.
Agregó que pensar en la legalización de la marihuana como un golpe a las organizaciones criminales, no es realista, pero sí lo es pensar en la cantidad de gente que potencialmente no iría a la cárcel por consumo o posesión simple de cierta cantidad.
Por su parte, María Elena Álvarez-Buylla, del Instituto de Ecología de la UNAM, recordó que la empresa Monsanto creó, en 2015, la primera variedad de marihuana genéticamente modificada para hacerla más potente o resistente a algunos herbicidas. Ante eso se ha planteado que los transgenes se moverán a través de semillas y polen y llegarán a acumularse sin control en las plantas que no son genéticamente modificadas.
Alejandro Madrazo, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), opinó que en México el modelo más razonable de legalización de la marihuana es quizá el monopsonio estatal, es decir, que el Estado compre toda la cosecha y distribuya a todos los puntos de venta. “Eso permite concentrar y controlar la información completa del mercado y realizar funciones de regulación”, señaló.
“Nuestra capacidad de perseguir, prevenir y castigar delitos, nunca va a ser suficiente mientras desperdiciemos recursos en meter a la cárcel a poseedores de marihuana. Y sobre todo es importante tomar una decisión lo más pronto posible”, agregó.
En Estados Unidos, el modelo para la marihuana se basa en la entrega del producto en un paquete que no puede abrir un niño. Cada planta tiene una etiqueta electrónica que emite una pulsación de radio. De ese modo “sabemos en dónde está cada onza”, explicó Freedman.
Indicó que el consumo desde entonces se ha mantenido igual, y que han disminuido las muertes en las carreteras, por ejemplo. Por otro lado, indicó que hay tendencias “preocupantes”, pues hubo un aumento de las hospitalizaciones por su uso y se han registrado casos de consumo en niños menores de 9 años, alrededor de 15 a 25 hospitalizaciones al año, que la han ingerido porque piensan que es un dulce.
FUENTE: DESINFORMÉMONOS.
AUTOR: REDACCIÓN.
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