Esta madrugada el Gobierno consiguió la apertura de los accesos al edificio del Poder Ejecutivo del Estado, luego que el subsecretario general de Gobierno, Francisco Iribe Paniagua, llegara ante los integrantes del movimiento de Resistencia Ciudadana de Mexicali con al menos 300 elementos de la Policía listos para intervenir, en caso de encontrar oposición. Sin embargo la principal exigencia de los manifestantes se sigue sosteniendo: que se vaya el Gobernador.
Baja California vive una jornada imparable de protestas. Mexicali, Tecate, Tijuana y Ensenada se organizan y resisten contra una serie de agravios que son “la gota que derrama el vaso”: el gasolinazo, una ley de aguas que pretende privatizar el vital líquido y la instalación de una planta cervecera a la que se le suministrará el agua que le hace falta a los agricultores, los ciudadanos se organizan y realizan bloqueos a edificios públicos de gobierno e instalaciones de Pemex, abren casetas de peaje al pase libre de automóviles, protestan en los puentes internacionales. Al final, la protesta tiene como exigencia central la renuncia del gobernador de Baja California, Francisco Vega de Lamadrid (Kiko Vega).
La rebelión cívica ha sido lenta pero consistente, principalmente en contra de los partidos políticos y contra el discurso tradicional que ignora a los ciudadanos.
Si en la década de los 80 la alternancia periférica en México inició justamente en Baja California y en Chihuahua, tres décadas después estas dos entidades se convierten en el epicentro de una serie de movilizaciones y acciones de resistencia cívica que desconfían brutalmente de los partidos políticos tradicionales, del gobierno federal de Enrique Peña Nieto y del local de Kiko Vega.
Las movilizaciones en las últimas semanas han sorprendido a los observadores de otras partes del país, pero no a los habitantes de estas ciudades que conocen perfectamente la suma de agravios que van desde el IVA fronterizo, la inconformidad de los jornaleros de Ensenada del año pasado, la privatización del agua, las amenazas de reemplacamiento y ahora el “gasolinazo” que encendió la mecha del hartazgo.
La crónica de la amenaza y el miedo para no entablar el diálogo con la resistencia ciudadana en Mexicali
Para el funcionario del gobierno estatal Francisco Iribe Paniagua, siempre se le dio prioridad a la vía pacífica y el diálogo, aunque para los manifestantes la presencia apabullante de estatales preventivos, ministeriales, del Ejército Mexicano y de un helicóptero, no representan más que una presión aplastante para acceder a la petición del Gobierno sin mediar en la práctica el diálogo.
Los rumores del desalojo iniciaron desde la mañana del domingo 29, en una estrategia similar a la de La Rosita. Por la tarde, los rumores aumentaron y la tensión entre los manifestantes, que llevan ya tres semanas en campamento fuera de los edificios de gobierno del Centro Cívico, comenzó a elevarse.
Fotografías de la llegada de agentes ministeriales de otras partes del estado y la concentración de estatales preventivos en su comandancia, alertaron a los participantes en el plantón, que por redes sociales comenzaron a llamar a la gente a acudir al apoyo. Los niños hasta entonces presentes fueron retirados del lugar y los coordinadores platicaron con cada uno de los campamentos sobre lo que podría suceder.
De antemano se sabía que serían momentos tensos y que la presencia policial sería impresionante.”No tengan miedo, vamos a esperar a que impere el diálogo”, llamaba Filiberto Sánchez, uno de los personajes más emblemáticos del movimiento, primero por sostener la Bandera de México ante los cientos de policías que retiraron el bloqueo de La Rosita, y después por ser señalado como quien estrelló el vidrio de la camioneta en la que huyó el Gobernador el sábado anterior.
En los campamentos la gente sonreía, platicaba anécdotas emanadas por su ausencia de sus hogares. Tomaban café calentado en la fogata, hasta que el momento llegó…”¡Ya vienen!”
Rondaban las dos de la mañana cuando comenzaron a advertir que afuera de la Comandancia de la PEP, ubicada por López Mateos y calle Calafia, los agentes se estaban reuniendo. Había autobuses y decenas de patrullas que luego se movieron al frente de Plaza Fiesta. Los pocos rostros descubiertos de los agentes ataviados con casco y escudo, reflejaban rigidez. Escuchaban y atendían órdenes. Entre ellos estaba el Director de la Estatal y el Comandante de la Ministerial.
Iribe Paniagua advierte que primero dialogarán, buscando el entendimiento por encima de cualquier otra acción, mientras que los agentes comienzan a avanzar. La calzada Paseo de los Héroes se ve llena de policías, esa misma calzada que antes, en tres ocasiones este mes ha sido atestada por mujeres, hombres, familias enteras gritando “¡Fuera Peña!…¡Fuera Kiko!”.
Filiberto mira cerca del Obelisco y comienza a preocuparse. Se encomienda a Dios mientras los uniformados se acercan y se une a las más de cien personas que cierran filas frente al edificio de gobierno, por calzada Independencia.
Iribe, flanqueado por una docena de agentes estatales llega frente a los voceros y les plantea lo esperado. Ellos acceden a permitir el acceso al edificio del Poder Ejecutivo, de donde el Gobernador salió a empellones dos días antes, dando luz verde a lo que en esta madrugada sucedió, mientras él viajaba a la Ciudad de México para atender diversas reuniones con miembros del gabinete federal.
Raúl Ramírez Baena, presidente de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste, pide al funcionario que no haya denuncias ni órdenes de aprehensión ni otro tipo de represalias contra los manifestantes, que aguantan en silencio el desarrollo del diálogo por un altoparlante. Cuestionan el diálogo de madrugada y con un aparato represor de por medio.
“La decisión de los compañeros en asamblea es que vamos a liberar los accesos y los plantones continúan”, anuncia una vocera e Iribe se retira para permitir el movimiento de los campamentos, no sin antes aclarar que el Gobernador no estará el lunes a las 14:00 horas a la cita que tendría con la Resistencia Ciudadana de Mexicali. En cambio se hará a esa hora una rueda de prensa.
La Bandera de México ondea mientras todos los campamentos cantan a la vez el Himno Nacional. No lo ven como derrota, sino como una muestra de que es un movimiento tan ciudadano como pacifista. El Centro Cívico está aislado del resto de la ciudad, pues el tránsito por la calzada Independencia ha sido desviado desde la calle Calafia hasta la Del Hospital.
La gente que fue en apoyo se retira poco a poco, pero quedan cerca de cien personas acampando. Un grupo de agentes de la Policía Estatal Preventiva, acompañando a Iribe Paniagua se presentan en el campamento de Recaudación de Rentas. Quieren que el edificio esté abierto la mañana de este mismo lunes. Filiberto Sánchez se sostiene: se abrirá hasta que el Gobernador se siente a dialogar.
El rostro del Subsecretario se vuelve serio y se retira, mientras declara a los medios que les dará espacio, que permanecerá el tiempo que sea necesario ahí y que es imperante que también se abran esas puertas.
Por su lado Filiberto sostiene que igualmente importante es cumplir con el primer punto del pliego petitorio: que se vaya el Gobernador.
Finalmente a las 04:38 horas el vocero del movimiento da marcha atrás; sí permitirán que se dé atención en el edificio, pero el campamento seguirá. Es otro signo de buena voluntad para que el Gobernador se siente a dialogar, afirma, a la vez que aclara que no se moverán aún de la caja recaudadora de González Ortega, ni la de Guadalupe Victoria, ni del Congreso del Estado.
Iribe traduce: “Finalmente sigue prevaleciendo la razón…qué bueno que el instrumento principal que tenemos es la palabra”, afirma mientras se retira hacia el Obelisco. Atrás, Filiberto se lamenta: “No nos dieron un día ni una hora, pero querían todo con amenazas de que venían a desalojar…no nos vamos a retirar, nomás nos vamos a hacer a un lado. En Palacio vamos a seguir ahí…por respeto a la gente, al pueblo, a los ciudadanos, no podemos entregar lo que ellos quieren sin ofrecernos nada.”
En un recuento de la jornada hecho el sábado 28 de enero, voceros del movimiento de Resistencia Ciudadana de Mexicali, acusaron al Gobierno del Estado de incitar la violencia que se desató esa tarde en el Centro Cívico, a la vez que dijeron estar listos para dialogar con el gobernador Francisco Vega de Lamadrid.
En rueda de prensa realizada en el Centro Cívico, el epicentro desde hace ya semanas del despertar social de la población mexicalense, los voceros señalaron que el secretario general de Gobierno, Francisco Rueda Gómez, salió a hacer un llamado a los manifestantes a entrar y comenzar el diálogo con el Jefe del Ejecutivo, pero que al acceder, los mantuvieron retenidos sin permitirles entrar a la sala Gobernadores, donde el mandatario se encontraba.
Una vez que pudieron ingresar, el Gobernador ya no estaba en el lugar; únicamente Rueda Gómez, ante quien avisaron que plantearían sentarse a dialogar con la gente de los campamentos, para acordar una hora.
FUENTE: DESINFORMÉMONOS.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: https://desinformemonos.org/baja-california-la-resistencia-civil-se-mantiene-pie-ante-la-amenaza-represion/