Las descalificaciones y acusaciones de detenciones arbitrarias, ataques a defensores, masacres de pueblos y comunidades, desapariciones y otros crímenes en México, no tienen sustento, aseguró el presidente Enrique Peña Nieto durante la comida con motivo del Día del Ejército, el pasado 19 de febrero.
“No son admisibles y este gobierno reprueba las descalificaciones sin sustento en contra de nuestras Fuerzas Armadas, que si algo han demostrado es su total y permanente compromiso con México y con los mexicanos”, afirmó el mandatario mexicano que, a pesar de las constantes pruebas, negó la participación del ejército en los ataques contra la población.
“Tengan la certeza de que las Fuerzas Armadas cuentan con el invariable y absoluto respaldo del presidente de la República y de su gobierno”, resaltó, pues según su juicio, el ejército y la Marina armonizaron sus reglamentos internos con las leyes nacionales e internacionales en materia de derechos humanos.
Hace sólo unos días, la comunidad de Ostula denunció que la Marina hostiga a sus habitantes, y que las fuerzas de seguridad los detienen, les toman fotos y videos, y, según testimonios, les preguntan si son simpatizantes de Cemeí Verdía, luchador social de la comunidad.
Ahora, para otorgarle mayor poder y control a las Fuerzas Armadas para que puedan actuar como un policía en la calle, se debaten las iniciativas para la Ley de Seguridad Interior. Ante ellos, varias organizaciones coincidieron en que legalizar el uso de las fuerzas federales, particularmente militares, en tareas de “seguridad pública”, reduce y desincentiva el fortalecimiento y profesionalización de las corporaciones policiales, quienes constitucionalmente debieran asumir dichas tareas.
Anteriormente, organizaciones y defensores de derechos humanos rechazaron la Ley de Seguridad Interior por constituir una amenaza para los derechos humanos y el Estado de Derecho, sin solucionar la crisis de inseguridad y de corrupción que vive el país.
Incluso el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Derechos Humanos, Jan Jarab, explicó que “cualquier medida de despliegue militar no va a tener el efecto deseado por la gran impunidad existente” en México, y que la militarización no es la forma de combatir la delincuencia, “sino la certeza de que se castigará el delito” lo que realmente contribuirá a la lucha contra el crimen organizado.
Sin embargo, para el presidente de México, todas las razones por las que los mexicanos no confían ni respetan a las Fuerzas Armadas, son dichas “sin sustento”.
FUENTE: DESINFORMÉMONOS.
AUTOR: REDACCIÓN.
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