Pero
esos habitantes no se
dieron por vencidos, nadaron contracorriente y hoy cuentan con un modelo de
conexión telefónica propio llamado Telecomunicaciones
Indígenas Comunitarias A.C.
Fue hasta 2009, cuando el activista estadounidense Peter Bloom —creador
de Rhizomatica, organización
que promueve nuevas tecnologías de comunicación— llegó a esa región que los pobladores de
comunidades alejadas encontraron la forma de solucionar sus necesidades de
comunicación.
Así
inició lo que años más tarde se convertiría en esta red de telecomunicaciones.
En su modelo social, los dueños de la red son los propios habitantes, por lo que el costo del servicio es sólo para volverlo autofinanciable. Las llamadas y mensajes de texto entre pueblos son gratuitas y cada llamada al resto del país cuesta sólo 85 centavos el minuto.
“Ahora podemos llamar por una emergencia. Si un familiar se va a trabajar o a estudiar al centro (de Oaxaca) nos llamamos sin ningún costo”, asegura Keyla Mesulemeth, una locutora de radio, que vive en Talea de Castro, la primera comunidad que logró tener este servicio.
Desde su labor como comunicadora, Keyla ha sido testigo de cómo se pusieron de acuerdo las autoridades locales y los habitantes para poner en marcha la red. Varios habitantes incluso pidieron préstamos y se cooperaron para pagar el costo de los primeros aparatos que prestaban el servicio a la región, recuerda.
Tras su éxito en las comunidades de la Sierra Norte de Oaxaca, la red se ha extendido a pueblos en la sierra Juárez, mixe y mixteca.
Ese desarrollo ha sido reconocido por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que les otorgó la primera concesión de uso social indígena para prestar servicios de telecomunicaciones.
“Ellos nos dicen si ustedes creen que lo pueden hacer, pues adelante´, se nos dio la concesión por dos años y era importante demostrar que el proyecto funcionaba y lo hizo”, asegura Keyla.
Y es que, aunque su concesión los limita a ofrecer este servicio en lugares donde no se aplique la cobertura comercial de otras empresas, para ellos es suficiente y una gran victoria.
Además de reconocimiento del IFT, los pobladores de estas comunidades fueron reconocidos con el Premio Nacional “Innovación Tecnológica para la Inclusión Social” (Innovatis).
En su modelo social, los dueños de la red son los propios habitantes, por lo que el costo del servicio es sólo para volverlo autofinanciable. Las llamadas y mensajes de texto entre pueblos son gratuitas y cada llamada al resto del país cuesta sólo 85 centavos el minuto.
“Ahora podemos llamar por una emergencia. Si un familiar se va a trabajar o a estudiar al centro (de Oaxaca) nos llamamos sin ningún costo”, asegura Keyla Mesulemeth, una locutora de radio, que vive en Talea de Castro, la primera comunidad que logró tener este servicio.
Desde su labor como comunicadora, Keyla ha sido testigo de cómo se pusieron de acuerdo las autoridades locales y los habitantes para poner en marcha la red. Varios habitantes incluso pidieron préstamos y se cooperaron para pagar el costo de los primeros aparatos que prestaban el servicio a la región, recuerda.
Tras su éxito en las comunidades de la Sierra Norte de Oaxaca, la red se ha extendido a pueblos en la sierra Juárez, mixe y mixteca.
Ese desarrollo ha sido reconocido por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que les otorgó la primera concesión de uso social indígena para prestar servicios de telecomunicaciones.
“Ellos nos dicen si ustedes creen que lo pueden hacer, pues adelante´, se nos dio la concesión por dos años y era importante demostrar que el proyecto funcionaba y lo hizo”, asegura Keyla.
Y es que, aunque su concesión los limita a ofrecer este servicio en lugares donde no se aplique la cobertura comercial de otras empresas, para ellos es suficiente y una gran victoria.
Además de reconocimiento del IFT, los pobladores de estas comunidades fueron reconocidos con el Premio Nacional “Innovación Tecnológica para la Inclusión Social” (Innovatis).
FUENTE: ANIMAL POLITICO
AUTOR: NALLELY SANCHEZ