CIUDAD DE MÉXICO: Pocos meses antes de que naciera el actual jefe de la Oficina de la Presidencia, Francisco Guzmán Ortiz, su padre, el entonces funcionario federal Francisco Aurelio Guzmán Lazo, firmó un contrato de compra de sal, ventajoso para la empresa japonesa Mitsubishi, y le causó al erario una pérdida de millones de dólares.
Era el 20 de diciembre de 1979. Guzmán Lazo encabezaba la compañía de participación estatal Exportadora de Sal, S. A. (ESSA), que dirigía como un negocio familiar.
Ahora, 38 años después y cuando su hijo es el principal consejero del presidente Enrique Peña Nieto, Guzmán Lazo regresó a la administración federal como sustituto de Rosario Brindis Álvarez, la funcionaria de Petróleos Mexicanos (Pemex) que enfrenta una denuncia por realizar negocios millonarios al amparo de su cargo.
El pasado 30 de abril se evidenció cómo Rosario Brindis Álvarez, entonces titular de la Unidad de Enlace Legislativo de Pemex, operó para beneficiar a su cónyuge en un contrato por 567.5 millones de pesos (Proceso 2113). El 16 de mayo, el Senado intervino, pero el PRI y el PAN operaron para que el asunto no llegara a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y todo quedara en una solicitud de investigación a la Secretaría de la Función Pública (SFP).
Mientras PRI y PAN operaban para que la indagatoria no rebasara el ámbito del Poder Ejecutivo (Proceso 2116), Brindis Álvarez “trituraba” unos documentos de Pemex y extraía otros “en bolsas negras para basura”.
La administración de Peña Nieto designó al padre del jefe de la Oficina de la Presidencia para que sustituya a esa funcionaria y “resguarde los negocios que benefician a funcionarios federales y se operan desde una secundaria oficina que ni siquiera figura en el reglamento de Pemex”, indica la diputada federal Rocío Nahle, especialista en temas energéticos, al mostrar una copia del acta de entrega-recepción que formaliza el relevo.
Inexperto en materia petrolera, Guzmán Lazo es un viejo conocedor de contratos con compañías extranjeras. El que firmó en 1979 fue para que ESSA le vendiera a Mitsubishi sal barata que ésta revendía mucho más cara, lo que causó pérdidas al erario, según el reportaje de Ignacio Ramírez que publicó este semanario el 6 de abril de 1985 (Proceso 99).
El reportero presentó documentos sobre las ventas de sal como muestra de que la paraestatal era manejada como “una empresa familiar” por Guzmán Lazo.
“Hay contratos de asesoría firmados con los señores José Guzmán Lazo y Héctor Sánchez de Tagle (respectivamente hermano del exdirector general y padrastro de su esposa), y hasta 1983 se encontraba laborando en la empresa con contratos de trabajo de los señores René Pérez Rivera, Blas García Lazo y Francisco Salas (hermano adoptivo, primo hermano y cuñado, respectivamente, del exdirector de la empresa (ESSA)”, indica Ramírez.
En ese reportaje también se informa que José Andrés de Oteyza, entonces secretario de Patrimonio y Fomento Industrial, estuvo de acuerdo con la firma del contrato con la compañía japonesa, y que para 1985 Guzmán Lazo se desempeñó como “agente comisionista de la Mitsubishi” (Proceso 99).
Si bien desde 1957 ocupó cargos federales relacionados con el área de la electricidad, Guzmán Lazo volvió a figurar en la vida pública como regidor priista de Naucalpan de 2013 a 2015.
A las 10:30 horas del 16 de junio de 2017, cuando tomó posesión como titular de Enlace Legislativo de Pemex, los funcionarios presentes se dieron cuenta de que el área representa más que la simple relación entre la ahora empresa productiva del Estado y los legisladores federales.
En el audio de la toma de protesta se escucha a René Curiel Obscura, jefe de la Oficina de la Dirección General: “Quiero darle la bienvenida al licenciado Guzmán. Su experiencia en el Estado de México nos va a ayudar muchísimo. Le va a servir muchísimo, ingeniero, que usted le diera una buena leída al Plan de Negocios que se presentó en octubre del año pasado para que se dé una idea de lo que debe y debemos hacer ambos en favor de Pemex”.
Al parecer el comentario no le gustó al padre del jefe de la oficina presidencial, quien después de expresar su alegría por incorporarse a Pemex, respondió: “Ya he leído mucho del Plan de Negocios de Pemex elaborado por la administración general y me llamó mucho la atención la pérdida del comercio en 2016”.
Después matizó: “Ahora Pemex está registrando una recuperación financiera y el director general está cumpliendo en esa forma con la confianza que le dio el presidente de la República, el licenciado Enrique Peña Nieto.
“Como única cosa, quiero hacerle un comentario: estudié el Estatuto Orgánico de Pemex y no encontré ninguna mención a esta oficina de la cual tomo posesión; quiero decirle, si me permite entregar un proyecto en donde se determinen las funciones de esta oficina para que se las haga llegar al señor auditor interno, que es el encargado para convertirla en nueva ley dentro de la reforma al estatuto orgánico. Esto para que tengamos, por lo menos, un marco de referencia en el que podamos actuar y que no es cosa de discutir ahora… Entonces haré un proyecto que haré llegar con las adiciones que considere convenientes…
“Sé que es una función de Estado, pero aun en ese contexto los mexicanos debemos tener las referencias, respetando nuestra responsabilidad, y no podemos estar saliendo de los límites que se nos imponen”, le advirtió al enviado del director general de Pemex, José Antonio González Anaya.
La ceremonia se realizó en un pequeño salón del piso 45 de la Torre de Pemex, pero Guzmán Lazo pretendió que su nombramiento se realizara con la presencia del director general y cientos de empleados.
Uno de los asistentes al acto comentó: “Dos o tres días antes (Guzmán Lazo) pidió que se le designara en el auditorio que llamamos ex ITAM, que está del otro lado de la calle Marina Nacional y donde caben por lo menos unas 2 mil personas. El particular de René Curiel nos preguntó: ‘¿Qué hacemos con esta petición?’ La respuesta fue categórica: “Dile que no somos servidores públicos y ya”.
A esa toma de protesta asistió un puñado de trabajadores, pues la oficina no tenía cupo para más de 20.
Documentación destruida
Aunque pequeña, la oficina de la que Guzmán Lazo tomó posesión fue un importante centro de poder cuando la ocupaba Brindis Álvarez, quien desde ahí autorizaba la entrada de “visitantes especiales” a Pemex y les daba acceso al elevador para uso exclusivo del director general.
Ella fue parte del Consejo Político Nacional del PRI en 2008, pero logró una diputación federal por el PVEM en el periodo 2009-2012. Ahí conoció a Luis Videgaray, actual secretario de Relaciones Exteriores y coordinador de la campaña presidencial de Peña Nieto, donde Brindis Álvarez fungió como enlace con agrupaciones religiosas, desplazando a viejos priistas que tenían más de una década en esa labor.
Más de una vez se pidió su destitución del cargo en Pemex, pero quienes trabajaron con ella no tienen claro si la mantuvo ahí Videgaray o el general Eduardo León Trauwitz, encargado de la Subdirección de Seguridad Estratégica de Pemex y con quien operó la ley contra el robo de hidrocarburos.
El caso es que llegó a Pemex el 1 de marzo de 2013 y para mayo era ya la titular de la Unidad de Enlace Legislativo.
Este 2017 su carrera política sufrió un cambio. Llegó a su oficina del piso 45 de la Torre de Pemex “muy agitada, 10 minutos antes de las 10 de la mañana del viernes 12 de mayo”.
El anterior 30 de abril, Proceso había revelado el contrato millonario que benefició a su esposo y el tema había escalado a la Comisión Permanente del Poder Legislativo, donde se discutía la posibilidad de que la ASF le abriera una “auditoría especial” que fuera más allá del citado contrato, o si se quedaba en el ámbito del Poder Ejecutivo, en la SFP.
Previsora, y sin estar autorizada para ello, ese 12 de mayo Brindis se encerró media hora con su principal colaboradora, Evelina Méndez Galicia, y a las 10:36 horas ambas llenaron de documentos dos grandes bolsas negras que llevaron al auto de Brindis; otros los llevaron sin cubrir.
A las 17:51 horas del mismo viernes regresó a la torre y ordenó que nadie entrara a su oficina. Hizo que un colaborador bajara al estacionamiento ejecutivo otras dos bolsas llenas de carpetas y fólderes engargolados, “pero muchos otros documentos los trituraron en una máquina que hace confeti el papel y la cual nunca se había utilizado”, explica la fuente. A las 19:43 horas, insólitamente, Brindis pidió a sus subalternos que se fueran a sus casas.
Un mes después, el 8 de junio, abogados del área de responsabilidades y personal de sistemas de Pemex, así como gente de la empresa Sistemas Mexicanos llegaron a la oficina y “le hacen una auditoría forense”. Brindis Álvarez y su asistente de confianza llegaron a comentar: “¿Y porque tantos? ¡Ni que fuera Duarte!”.
Cuatro días después gente de Pemex regresó a la oficina y le tomó declaración a Brindis Álvarez de las 17 a las 23 horas, todo relacionado con el contrato millonario que benefició a su esposo. Los enviados de Pemex preguntaron a los colaboradores de la funcionaria “por qué no había nada de documentación” y nadie respondió.
Para el 16 de junio se llevó a cabo el relevo en el cargo, que asumió Guzmán Lazo, quien no halló en la oficina documento alguno que comprometiera en algún contrato a Brindis. Pero ésta no abandonó Pemex. Sorprendentemente la nombraron asesora de la Dirección de Planeación. “No me hagan eso, es una persona que trae ya muchos problemas”, se quejó el titular del área.
Nahle cuestiona que en lugar de despedir a Brindis Álvarez la enviaran al área donde se delinean “las alianzas estratégicas que Peña ha estado impulsando. Claro, no la corren porque ella es el alfil corrupto del presidente para que le mueva sus intereses. La siguen protegiendo para que siga cuidando los negocios que hacen en Pemex”.
Este reportaje se publicó en la edición 2127 de la revista Proceso del 6 de agosto de 2017.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JESUSA CERVANTES.
LINK: http://www.proceso.com.mx/498183/padre-del-jefe-la-oficina-la-presidencia-enlace-legislativo-pemex