En entrevista para Aristegui en vivo, señaló que dicho financiamiento se hizo con la intención de obtener “grandes obras de infraestructura” en diferentes gobiernos.
Por ejemplo, una obra que debió costar 800 millones de dólares terminó costando más de 2 mil millones.
“Ha habido no solamente un financiamiento de la política sino un sistema de sobornos que ha permitido penetrar la clase política”, apuntó.
“Lo que preocupa en México son los casos previos”, destacó, en referencia a la casa blanca de Enrique Peña Nieto, “con la intrusión corrupta de la empresa que financió ese inmueble”.
En el caso de Odebrecht “resulta muy expectante cómo las autoridades van a reaccionar a este caso”.
Ante la pregunta de si lo que requiere el país es una comisión internacional que se encargue de este tipo de investigaciones, comentó que “en las actuales circunstancias muchos analistas vienen pensando en esa posibilidad”.
Señaló que en el caso de Perú, cinco presidentes en diferentes periodos son “impactados por este tema”. Y “en Colombia, Santos ha reconocido que ingresó un dinero de Lava Jato al financiamiento de su campaña”.
“Todos los países (de América Latina) han sido impactados al más alto nivel”, apuntó.
Pero en el caso de México “en general es un país en el mapa que ha tenido poca reacción”. Hasta este jueves fue citado en la PGR el ex director de Pemex, Emilio Lozoya, involucrado en los sobornos de Odebrecht.
Al respecto, apuntó que “el tema de la independencia (de la PGR) es fundamental, donde no hay órganos independientes de investigación, donde el poder político controla, tenga usted por seguro que va a tener un sistema de impunidad”.
Lamentó que a las autoridades mexicanas les genere mucha resistencia una investigación internacional; esto ha sido eficiente en países como Guatemala y Honduras.
“Si yo fuera presidente de México y tuviera voluntad política… yo pediría de motu proprio que vengan a coadyuvar a este tipo de investigaciones… de mano con la fiscalía local”, agregó.
“Ya no es la corrupción de hace dos décadas, hoy día nos enfrentamos a un nuevo fenómeno que le llamamos gran corrupción, que se caracteriza por ser cometida por agentes que tienen mucho poder político o económico, público o privado, que movilizan cientos y miles de millones de dólares. Y en tercer lugar que es un tipo de corrupción que impacta directamente los derechos humanos, los derechos fundamentales de la gente, el día a día. La corrupción mata. Impide educación. Impide salud. Impide acceso al agua potable, etcétera. Ya no solamente es un problema moral o económico sino que tiene que ver con la existencia de los pueblos”, subrayó.
“Frente a esas situaciones, si las autoridades locales no tienen la capacidad de reaccionar, la comunidad internacional está legitimada para plantear un esquema como el de la CICIG en Guatemala… que permita efectivamente interrumpir estas rutinas corruptas que vienen afectando severamente a nuestros pueblos y particularmente a los más pobres. Esto se convierte en una situación donde derechos fundamentales están severamente afectados”, sostuvo.
Reconoció que en Perú el Estado colapsó, pero “la responsabilidad de ese colapso no fue de las investigaciones anticorrupción sino de los corruptos“.
“Hay que llegar hasta el fondo”, pidió, “porque mirar hacia el costado es mantener una situación errática y de poca gobernabilidad”.
“La única forma de extirpar estos tumores es llevar las investigaciones hasta el final aunque inclusive se ponga en riego la estabilidad momentánea de un Estado. La crisis de gobernabilidad no la generan las investigaciones anticorrupción sino las estructuras corruptas que sistémicamente hemos tolerado a lo largo de estos años”, concluyó.
FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.
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