Carlos Romero Deschamps es un mexicano de 74 años de edad que ha logrado guardar con mucha discreción cuánto gana desde que en 1996 se convirtió en dirigente nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).
Cuando los ciudadanos lo han preguntado mediante el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), el aparato jurídico del sindicato ha respondido en automático con un recurso de amparo, consta en juzgados y en el órgano de Transparencia. Así, como si se tratara de un secreto de Estado, nadie en México sabe con certeza cuánto gana Carlos Romero Deschamps al dirigir al instituto gremial más poderoso de América Latina por número de afiliados y conquistas reflejadas en los Contratos Colectivos de Trabajo.
Mientras, el también Senador de la República por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pasa sus días con tranquilidad y sin grandes perturbaciones. Es posible verlo en el restaurante The Palm, en Polanco, donde una comida individual con entradas, plato fuerte y bebidas puede costar hasta tres mil pesos; o la cantina Cuchilleros, a una calle del edificio del Senado, donde ordena whisky con agua mineral.
Si su salario es un misterio, hay algo que sí puede conocerse: lo que recibe de Pemex para “sus chicles”, dicho en el argot del salario de los mexicanos; es decir, lo que la petrolera le da como “ayuda” o “apoyo”, ese dinerito que el patrón le pone por si algo le hiciera falta. Hasta 2015, el sindicato recibió por ese concepto siete millones de pesos cada mes. La cifra se incrementó con la firma de un nuevo Contrato Colectivo de Trabajo que entró en vigor el 1 de agosto pasado y ahora es de siete millones 865 mil 200 pesos.Esta Unidad de Datos revisó siete Contratos Colectivos de Trabajo, desde el que tuvo vigor de 2005 a 2007 hasta el presente que tiene vigencia a partir del 1 de agosto y que concluirá en 2019. “Las ayudas” están destinadas para los integrantes del Comité Ejecutivo General. Hasta 2015, esta cúpula estuvo integrada por 63 personas, pero ahora la componen 73. En el supuesto de que Romero Deschamps es equitativo y divide el monto recibido, a cada uno le tocarán 107 mil 742 pesos cada mes para que gasten en lo que deseen.
De este gasto, Romero Deschamps jamás ha presentado una factura o un comprobante. De hecho, nada en ningún marco jurídico lo obliga a hacerlo.
Contenido este concepto de “apoyo” en la cláusula 251 del Contrato Colectivo de Trabajo, de 2005 hasta 2015 se indicó que ese dinero era para “viajes” de los integrantes del Comité Ejecutivo General. A partir de 2015, esa “ayuda” aparece tras la leyenda “gastos de administración, operación y mantenimiento de sus instalaciones, y transporte de sus integrantes”.
Eso valen “los chicles” de Romero Deschamps que cada bienio, con la firma de un nuevo contrato colectivo de trabajo, se volvieron más caros. De 2005 a 2007, el dirigente recibió para él y sus colaboradores más cercanos, 39 millones 468 mil pesos; de 2007 a 2009, la cantidad fue de 46 millones 891 mil 930 pesos; de 2009 a 2011, el monto se elevó a 52 millones 287 mil 72 pesos. De 2011 a 2013, Romero Deschamps recibió 60 millones 143 mil 208 pesos. Y de 2013 a 2015, la bolsa fue de 68 millones 214 mil 432 pesos.
Luego, en 2013, se discutió la Reforma Energética en el Congreso y al mismo tiempo, Pemex anunció que atravesaba serios problemas económicos debido a la caída de producción y las deudas en aumento. Pero al sindicato no le tocaron las pérdidas de la debacle. Al contrario, Carlos Romero Deschamps no sólo logró mantener el Contrato Colectivo de Trabajo con las mismas condiciones: sino que consiguió un incremento para las “ayudas” de 14 por ciento.
Así, de 2015 a 2017 la bolsa fue de 168 millones de pesos. Para 2017 a 2019, Pemex le dará a Romero Deschamps sólo como contribución, 188 millones 764 mil 800 pesos.
Son ayudas, montos que en teoría deben usarse en transportación o administración. Son cantidades que Romero Deschamps recibe aparte de su misterioso salario y que no comprueba.
Eso es lo que toca al sindicato. Como Senador de la República, su ingreso mensual es de 117 mil 400 pesos a lo que se agrega un aguinaldo de 156 mil 520 pesos. El legislador cuenta también con un seguro de vida institucional, por cuatro millones 696 mil pesos; un seguro de gastos médicos mayores, por 3 millones 285 mil pesos y la mitad de un seguro de separación individualizado, que cobrará al terminar su encargo legislativo, en 2018.
Si la opacidad mexicana fuera hombre, sería Carlos Romero Deschamps. Leyes van y vienen, las órdenes del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI, antes IFAI) se acumulan, pero el STPRM logra mantenerse sin responder dos preguntas básicas ¿Qué hace con el dinero? ¿Cuáles son los salarios de los dirigentes?
Cada vez que hay una solicitud de información mediante el INAI, el aparato jurídico de Carlos Romero Deschamps inicia una batalla legal para no responder nada. En los juzgados hay más de cincuenta demandas de amparo en contra de peticionarios mediante el órgano de Transparencia y Acceso a la Información.
En 2014, este diario digital se propuso conocer cuál era el camino que seguía el dinero público del Sindicato de los Petroleros a través de peticiones conforme a la Ley de Transparencia y el criterio que rige a los sindicatos mexicanos. No fue posible avanzar.
El STPRM solicitó mediante un juicio de amparo la suspensión provisional de los actos que reclamaba SinEmbargo. “Que las cosas se mantengan en el estado que actualmente guardan y las responsables se abstengan de entregar al tercero interesado (el peticionario, SinEmbargo) la información solicitada”, exigió en el proceso judicial del Sindicato Petrolero.
El juez Sexto de Distrito en Materia Administrativa, Francisco Javier Rebolledo Peña, resolvió darle razón al Sindicato de Romero Deschamps y concedió la suspensión definitiva de las preguntas de SinEmbargo basadas en un punto: el total de recursos públicos federales que ha recibido el Sindicato desde 2005.
La petición se hizo con base en el Criterio 013-10 del IFAI, en el que se lee:
“Los recursos públicos federales entregados a sindicatos con base en las obligaciones contraídas en los Contratos Colectivos de Trabajo son públicos. En los Contratos colectivos de Trabajo se establecen los montos, la periodicidad y términos en los que el patrón se obliga a entregar recursos al sindicato. En el artículo 12 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental se establece que los sujetos obligados deberán hacer pública toda aquella información relativa a los montos y las personas a quienes entreguen…”.
Pero ahora una nueva ley de Transparencia rige desde mayo de 2016. Y todos los sindicatos mexicanos que reciben recursos públicos están obligados a responder solicitudes de información como cualquier otra entidad. Pero incluso ahora, el Sindicato no responde. En febrero, SinEmbargo le envió tres solicitudes de información para conocer el número de trabajadores de confianza, los sindicalizados y los subcontratados. Al “estatus” de las solicitudes le puso “en proceso”. Desde entonces, así se mantienen: “En proceso”. Aunque el plazo legal para que una entidad con recursos públicos de respuesta a una solicitud es de 15 días hábiles, el sindicato se ha dado un semestre.
Pero los contratos colectivos de trabajo sí son públicos y pueden ser consultados en la página de datos abiertos de Pemex. En ellos aparecen cantidades que la petrolera se compromete a pagarle al sindicato cada bienio. Hasta antes de 2015 era posible ver en la cláusula 251 bis el flujo de millones de pesos por conmemoraciones como el 1 de mayo, el 18 de marzo. Pero en los últimos dos contratos esa clásula ya no aparece.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: UNIDAD DE DATOS (LINALOE R. FLORES)
LINK: http://www.sinembargo.mx/06-08-2017/3278547