MONTERREY, N.L: La organización Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos de Nuevo León (FUNDENL) informó que peritos forenses de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) concluyeron los trabajos que realizaban en un predio del municipio de García, donde se localizaron miles de fragmentos de huesos humanos.
Según la dependencia federal, más de 50 personas fueron incineradas en ese “campo de exterminio”, entre ellas dos policías que se convirtieron en “héroes” tras repeler el ataque contra el general retirado Hermelindo Lara Cruz, titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del municipio de Escobedo, con la participación de aproximadamente 20 sicarios.
En entrevista con Apro, Lara Cruz relata el hecho ocurrido el 28 de mayo de 2010:
Pasadas las 18:30 de ese día, el general salió del cuartel para reunirse con su esposa. A toda velocidad, menos de 20 minutos después la camioneta regresó a las instalaciones con más de mil impactos de bala.
La unidad era perseguida por al menos cinco camionetas con hombres armados, encabezados por el líder zeta Hernando Rodríguez Hernández, “El Fabuloso”, un joven de 25 años que antes había asesinado al general Diplomado del Estado Mayor Juan Arturo Esparza, secretario de Seguridad del municipio de García.
“Salimos por avenida las Torres y luego avanzamos por Raúl Salinas, cuando una Pick Up doble cabina salió de una calle perpendicular y nos impactó por atrás.
“Esperaban que nos bajáramos. Yo iba en el asiento trasero manipulando mi celular y con el impacto se me cayó”.
El general iba acompañado por tres de sus escoltas, uno de los cuales alcanzó a ver que del vehículo de los atacantes bajaron dos hombres con armas largas. En ese momento Lara Cruz ordenó al conductor que arrancara y retornara al cuartel.
Inmediatamente fueron seguidos por cinco camionetas que les dispararon con armas de grueso calibre. Las balas impactaron en el blindaje nivel cinco de la camioneta, y la mayoría en el cristal del lado donde viajaba el general.
Lara Cruz tenía pocos meses en su nuevo cargo. Desde que llegó, Los Zetas empezaron a amenazarlo. Le llamaban a su teléfono móvil para decirle que no era más que “un generalito”.
“El Fabuloso” le advirtió que él era el verdadero comandante que mandaba en Escobedo, y le ordenó que los dejara trabajar y no se metiera con ellos. Para esas fechas ya había desaparecido un alto mando de la policía que “se atrevió” a decomisar un cargamento de droga que iba destinada a los narcomenudistas del municipio.
Mientras era perseguido por las camionetas, Lara Cruz llamó a la Séptima Zona Militar informando que estaba bajo fuego. También marcó a sus hombres para que se preparan y repelieran el ataque.
A esa hora cambiaban de turno en la SSP, por lo que había una buena cantidad de efectivos, pero la mayoría estaban “comprados” por Los Zetas y no salieron a defender a su jefe. Los pocos que no se habían dejado corromper se refugiaron en los baños mientras los sicarios disparaban ráfagas contra el cuartel.
Solo un guardia, Luis Enrique Castillo Millán, y el policía Jesús García Martínez, subieron al techo para responder al ataque de unos 20 pistoleros que continuaban disparando sus rifles de asalto contra la camioneta del general, ahora estacionada frente a la sede policiaca.
Los disparos de los uniformados hirieron a algunos sicarios, pero el resto continuó vaciando balas a la camioneta y a las instalaciones de la SSP por cerca de cinco minutos antes de huir.
El blindaje del vehículo del general resistió más de mil 200 impactos de balas de grueso calibre. Y ahora la empresa responsable la exhibe como ejemplo de su “buen trabajo”.
Antes de esa ocasión Lara Cruz ya había estado bajo fuego, cuando los primeros días de 1994 encabezó el batallón que entró a Ocosingo, Chiapas, para combatir al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
También luchó contra el narcotráfico en la Sierra de Guerrero… pero el ataque de Los Zetas es el peor que ha vivido.
“Este es el atentado más fuerte que he sufrido a lo largo de mi carrera”, subraya.
De acuerdo con las familias de Jesús García y Luis Enrique Castillo, el general cometió el grave error de presumir ante todos sus compañeros que los tiros que aquellos hicieron habían herido a los sicarios.
“En el pase de lista los puso al frente de todos los policías y dijo: ‘debemos reconocer a estos elementos por ser los únicos que repelieron el ataque’”, aseguró la esposa de García.
Tres días después, esos dos policías fueron “levantados” en sus domicilios por un comando. Durante varios años no se volvió a saber de ellos.
“El Fabuloso” era un “comandante zeta” responsable de varios municipios del norponiente de la zona metropolitana de esta capital. Además de Escobedo, tenía bajo su mando el municipio rural de García, donde ya había matado a otro general.
En noviembre de 2009 asumió el poder un nuevo alcalde en García: Jaime Rodríguez Calderón, quien nombró como titular en la SSP al experimentado exmilitar Juan Arturo Esparza, exgeneral brigadier Diplomado del Estado Mayor Presidencial.
Esparza, cuya encomienda fue limpiar la policía municipal penetrada por Los Zetas, llegó a la corporración policiaca con una gran experiencia en temas de seguridad, dado que en algunas regiones fungió como comandante en jefe para combatir el narcotráfico.
Su experiencia incluía la jefatura de seguridad y logística con los presidentes priistas Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, y el panista Vicente Fox.
Cuando el expresidente estadunidense Bill Clinton estuvo en México, fue el responsable de su seguridad. Y en ese mismo puesto sirvió al Papa Juan Pablo II y a los reyes de España, entre otras personalidades que visitaron México.
El 4 de noviembre, a pocos días de haber asumido el cargo, el alcalde de García fue amenazado en su domicilio por hombres que se desplazaban en varios vehículos.
Entonces “‘El Fabuloso” llamó Rodríguez Calderón para advertirle que iban a secuestrar a su hija. El alcalde pidió a su secretario de Seguridad que fuera en su auxilio.
El general Esparza respondió al llamado con cuatro de sus escoltas, pero antes de llegar al domicilio fue emboscado por aproximadamente 30 pistoleros que se transportaban en 10 vehículos. En el ataque murió el general brigadier y sus cuatro escoltas, uno de los cuales era su sobrino.
Pero “El Fabuloso” no se conformó con la cabeza del exgeneral. También quería la de Rodríguez Calderón, quien se negaba a someterse a Los Zetas.
El mediodía del 25 de febrero de 2011, Jaime Rodríguez se desplazaba en una camioneta blindada sobre la avenida Abraham Lincoln, rumbo a esta capital, seguido por otro vehículo donde viajaban sus escoltas. Al entrar a la zona metropolitana, una camioneta modelo Audi comenzó a perseguirlo.
“Abróchese bien el cinturón porque nos viene persiguiendo una camioneta con hombres armados”, alertó el chofer al alcalde.
A la camioneta Audi se sumaron dos camionetas más con pistoleros, quienes comenzaron a disparar contra el vehículo del alcalde. El blindaje nivel cinco de la camioneta de Rodríguez Calderón lo protegía de los disparos, por lo que ordenó al chofer que esperara y protegiera a sus escoltas con el vehículo.
Gracias a esa protección, los jóvenes exmilitares lograron matar a tres sicarios y provocaron que tres más se bajaran de los vehículos para huir por una alcantarilla, mientras otra de las camionetas se daba a la fuga.
“Tengo miedo. Tengo familia, tengo hijos, tengo una responsabilidad de ser alcalde y obviamente debo enfrentar este asunto. No podemos dejar que nuestra ciudad sea otra vez secuestrada por los delincuentes y tengo que enfrentar esta situación”, declaró el alcalde tras ese ataque.
Y a partir de ese momento se ganó el mote de “El Bronco”.
Hernando Rodríguez Hernández sufrió su primera derrota en sus intentos por someter a los funcionarios de las plazas que controlaba. Sus jefes le ordenaron juntar pistoleros de todas las células de la zona metropolitana de Monterrey para preparar un segundo atentado.
La tarde del 29 de marzo de aquel año, “El Fabuloso” juntó 15 camionetas que trasladaron a 40 pistoleros para liquidar a “El Bronco”, pero el alcalde también había reforzado su seguridad y su vehículo iba protegido por dos camionetas con ocho escoltas a bordo.
Al filo de las 19:00 horas, los tres vehículos se desplazaban de nuevo por la avenida Abraham Lincoln rumbo a García, después de acudir a un evento.
“Cuando salgo de la colonia, ya venían varias camionetas detrás. Yo pensaba que eran empresarios porque venían en camionetas de lujo y avanzamos rumbo a García y nos encontramos de frente con ocho o nueve camionetas y nos rafaguean, nos agarran por sorpresa”, relató “El Bronco”, actual gobernador.
El ataque duró alrededor de 10 minutos, pero en esta ocasión los sicarios mataron a uno de sus escoltas e hirieron a cuatro. Los agresores también fueron alcanzados por las balas, pero sus compañeros se los llevaron.
De nuevo, el blindaje de la camioneta salvó la vida del alcalde.
Después de ese segundo atentado, Jaime Rodríguez despidió a 97% de la policía municipal, y el Ejército mexicano comenzó a patrullar el municipio.
Además de atentar contra “El Bronco”, “El Fabuloso” también hizo intentos por someter a la alcaldesa de Escobedo, Clara Luz Flores, para que retirara al general Lara Cruz.
Panteón privado
Hernando Rodríguez Hernández creció en las zonas marginadas que rodean el Cerro del Topo Chico.
Más tarde, la rica e industriosa ciudad de Monterrey pagó caro su pecado de desatender a los jóvenes pandilleros, que han sido víctimas del mayor racismo, marginación y desprecio de la sociedad neolonesa.
Los reporteros de las cadenas locales continuamente utilizan el término “de aspecto pandillero” cuando quieren justificar la detención de un supuesto maleante.
Las zonas marginadas de esta ciudad, que alberga al 30% de la población, están atestadas de pandillas. La SSP estatal tiene un padrón de más de 2 mil pandillas que integran a cerca de 30 mil jóvenes marginados.
Cuando Los Zetas tomaron la plaza de Monterrey en 2007, al menos 20 de las bandas más grandes y violentas, entre ellas “Los Dragones”, quedaron al servicio del crimen organizado.
Los adolescentes y jóvenes pandilleros lograron que Los Zetas alcanzaran el nivel de un Ejército. De las pandillas salieron cientos de halcones, narcomenudistas, estacas y sicarios.
“El Fabuloso”, que también salió de una pandilla, controlaba varias más en una colonia marginada denominada CROC.
Los Zetas copiaron el método de los Maras Salvatrucha para reclutar miembros de las pequeñas bandas. El sistema era muy simple: provocar que las pandillas se pelearan entre ellas para que los miembros de las más débiles se refugiaran con los más fuertes, que estaban al servicio de la organización criminal.
El reinado de “El Fabuloso” terminó el 30 de junio de 2011, cuando tuvo la mala suerte de toparse con elementos del Ejército que patrullaban el municipio de García. Alrededor de las 20 horas de ese día, los militares detectaron un vehículo sospechoso y se inició un enfrentamiento con personas armadas que viajaban en una camioneta Toyota.
“Tres personas que iban en el vehículo que comenzó la agresión quedaron muertas, entre ellas Hernando Rodríguez. Dentro de la camioneta modelo Toyota se encontraron dos armas AK 47, dos R-15, una pistola 9MM y municiones”, precisó entonces un comunicado oficial.
Seis años después la PGJ ubicó al menos cinco extensos y apartados terrenos que fueron utilizados como “campo de exterminio”, donde Los Zetas incineraron a sus víctimas.
Uno de los terrenos es el rancho Las Abejas que se ubica en el municipio de Salinas Victoria, a unos 30 kilómetros al norponiente de la zona metropolitana, donde los peritos forenses recogieron más de 31 mil huesos calcinados y algunas piezas de molares.
El mayor de los cinco terrenos, donde aún trabajan los especialistas de la PGJ, está en el municipio rural de García. En ese terreno, “El Fabuloso” desapareció al menos medio centenar de sus víctimas.
En ese campo, localizado en las faldas del Cerro del Fraile, fueron hallados los restos de los dos policías que defendieron al general Lara Cruz. Además, se han identificado huesos y molares de unas 56 personas.
Después de que Jesús García Martínez y Luis Enrique Castillo Millán fueron identificados, las autoridades de Escobedo preparan una ceremonia que se celebrará en los próximos días para develar una placa en la SSP, donde se reconoce su valentía y “que no renunciaron a su deber”.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JUAN ALBERTO CEDILLO (REPORTAJE ESPECIAL).
LINK: http://www.proceso.com.mx/503208/fabuloso-la-cabeza-los-campos-exterminio-los-zetas-en-nl