A seis días del sismo ocurrido el 19 de Septiembre, para los habitantes de Santa Cruz Acalpixca y San Gregorio Atlapulco, en la delegación Xochimilco, vivir en sus hogares se ha convertido en una zona de alto riesgo.
El ambiente no es de un domingo cualquiera es el de un lugar con bardas colapsadas, polines de madera sosteniendo marquesinas, piedras por doquier, tierra, escombros, y más escombros. Cartulinas con mensajes de: “cuidado no recargarse” y “casa para ser revisada por protección civil” son los únicos señalamientos que se ven por donde sea. Todo este paisaje es ahora parte de la estructura de caos que predomina en este lugar.
Santa Salazar es una mujer de 75 años, que, a pesar del dolor de su rodilla permanece parada en la entrada de su casa observando a los trabajadores con cascos y cubre bocas que levantan los escombros de una pared colapsada a un lado de su vivienda. Santa no sólo observa, también espera a que elementos de protección civil aparezcan por las calles y revisen su casa.
“Solo queremos que pase protección civil para que nos digan que casas son seguras y cuales no y demolerlas, por seguridad para las personas que estamos dentro y las personas que pasan por fuera. Sabemos que cuesta trabajo desprenderse de las cosas que hemos construido por años pero si viene un ingeniero y nos dice: ‘su casa se puede caer en cualquier momento’ las personas nos salimos”, dice Mireya hija de Santa quien continua observando y esperando en la puerta.
Ellas reconocen que el apoyo de los estudiantes del Politécnico y la ayuda, que de acuerdo a ellas, sustituye a protección civil, les ha dado la confianza de seguir dentro de su vivienda; sin embargo, piden que llegue alguien certificado que no solo verifique el daño de su vivienda si no de las demás, sobre todo en colonias que fuero más afectadas.
Zona de riesgo total
En las colonias más adentradas del pueblo de Santa Cruz Acalpixca, las casas se encuentran aún más dañadas. A simple vista y sin que un registro de protección civil lo señale, las viviendas podrían colapsar si otro sismo sucediera.
Los patios de las casas y las calles del pueblo se han vuelto el lugar más seguro para los personas de esa zona. Sentados en las banquetas, parados en las esquinas o consiguiendo agua por la gran escases que se vive en la zona se ha vuelto una actividad común en los últimos días para los habitantes.
Entre ellos se encuentra la señora Eliza y su hijo Aldo. Su casa tiene grandes cuarteaduras y en los cuartos, ya vacíos de muebles, se observa el levantamiento de los mosaicos en los pisos. De manera provisional han instalado una cocina en el patio de su casa. Trastos, despensa, una pequeña estufa, una mesa dan forma a una cocina que se adorna con las flores y árboles que han crecido en su patio.
“Fuimos a buscar albergues pero no hay, bueno no vimos ni uno sólo y mejor nos dieron cobijas. Ya deshabitamos y estamos quedándonos a dormir en casa de mi hermano pero no nos acostumbramos y estamos aquí. Los muchachos trajeron una casa de campaña y dormiremos aquí afuera…”, platica doña Ely quien nos invita a pasar y mirar de lejos los cuartos que conformaban su vivienda. “pise aquí, aquí es seguro, desde aquí se ve todo”.
Aldo entra a los cuartos severamente dañados y señala los colapsos. “Pasan personas con chalecos y cascos diciendo ‘desalojen, desalojen’, pero ahí se queda nada más. Que esos partidos políticos que solo nos pedirán el voto y solo vienen con sus despensas vengan aquí con toda su gente”, exige Aldo molesto.
Preocupada e indignada también se encuentra la señora Chayo, quien vende comida y pide ayuda para reconstruir su cocina, porque dice que “económicamente se les ha venido todo abajo. Ojala me trajeran láminas para techar, me urge levantar una barra para que mi hija comience a vender”.
Los habitantes de Santa Cruz Acalpixca piden con urgencia que les manden, geólogos, arquitectos, ingenieros y que les den explicaciones y solución, “ya sea favorable o desfavorable pero que nos hagan caso, porque nos tienen abandonados, estamos sufriendo mucho de agua potable, siempre hemos carecido de ella pero ahora más”.
San Gregorio Atlapulco, el derrumbe
Para entrar a la zona de derrumbe hay que portar botas, un casco y cubre bocas. “Están entrando a zona de riesgo, hay clavos que pudieran lastimar sus pies, hay
polvo y riesgo de colapso” nos indican los soldados y protección civil antes de entrar al lugar donde colapsaron viviendas.
Las casas recargadas una sobre otra o aquellas que lograron mantenerse en pie tienen una cinta naranja o amarilla para señalar el alto riesgo en que se encuentran. Sin embrago a pesar de eso, sus habitantes entran para poder rescatar algunas de sus pertenencias.
Los vecinos que cuidan sus viviendas, los voluntarios y los soldados han hecho de las calles un comedor gigante. Y todavía las largas mesas sostienen las cacerolas que minutos antes contenían el alimento para ese día del arduo trabajo que se viene realizando desde cinco días a atrás.
“Alguien gusta un vaso con agua”, “alguien desea una torta” “Alguien desea un dulce” es lo que se escucha en el rio de gente que camina por las calles de San Gregorio.
En la esquina de una de las calles se encuentra un derrumbe total. Una gran losa caída sobre múltiples escombros no da lugar a la idea de pensar que ahí alguien hubiera podido sobrevivir. Sin embargo, logró sobrevivir y gracias a la ayuda de los vecinos el señor Jaime y su esposa, dueños de esa vivienda, fueron rescatados de ahí.
“Estuvimos bajo los escombros como veinte minutos, luego los vecinos se prestaron para venirnos a rescatar”.
El señor Jaime no quiere que entre maquinaria a levantar los escombros, el prefiere levantar los escombros con palas, esa es la ayuda que solicita: “que la
ayuda sea con herramienta, aquí no quiero que entre maquinaria, la maquinaria se lleva todo a la basura”. Asegura que aunque se burlen de él, sabe que podrá rescatar varias pertenencias. La casa de ellos, funcionaba como un espacio de cultura y museo, pues existía un gran acervo bibliotecario y material recopilado, como fotografías y documentos que contienen la historia de su pueblo, San Gregorio Atlapulco.
“Si los restos y animales prehispánicos de nuestra cultura han salido para explicar nuestra historia después de miles de años enterrados , esto que nada más tiene una pequeña lata, bien que se pude quitar y rescatar lo más que se pueda”, asegura don Jaime.
· A los pueblos afectados de Xochimilco sigue llegando la ayuda de alimentos, ropa, y voluntariado, sin embargo se preocupan porque esa ayuda no continué en días próximos. Agradecen el apoyo, pero lo que quieren es dejar de vivir con miedo a un derrumbe, exigen al gobierno que no los olvide y manden a la gente indicada para verificar sus viviendas.
Fuente: Desinformémonos
Autor: Ana Ivonne Cedillo
Fecha: 28 de Septiembre del 2017
https://desinformemonos.org/las-zonas-olvidadas-xochimilco/?platform=hootsuite