Lo más fácil es olvidar los errores o las faltas que cometimos, sobre todo si son graves y de consecuencias. Esto parece ocurrir en el Instituto Nacional Electoral con el mecanismo de registro de los candidatos independientes que han tenido muchas dificultades para juntar las firmas, lo cual empaña la endeble confianza en el organismo encargado de organizar la elección del 2018.
María de Jesús Patricio Martínez, indígena jalisciense, es la que ha tenido mayores problemas para la captura de las firmas de quienes la apoyan en los pueblos y comunidades indígenas pues en muchos de ellos no hay teléfonos celulares y tampoco la red de telefonía indispensable para realizar el proceso de registro.
Este pequeño detalle se olvidó a los consejeros del INE que aprobaron el proceso de captura de las firmas a través de una aplicación especial en un tipo de teléfono que cuesta varios miles de pesos y que para funcionar necesita de una amplia red de internet.
Marichuy, como conocen a la candidata del Consejo de Gobierno Indígena, apoyada por el EZLN, encabezó manifestaciones de miles de indígenas en el arranque de su gira de proselitismo en Chiapas que no pudieron darle su firma de apoyo porque la aplicación aprobada por el INE no funcionó.
El consejero Ciro Murayama ha insistido en ir a los medios para comprobar desde su teléfono que la aplicación de captura funciona, que el INE no se equivocó sino los coordinadores de los candidatos independientes que no saben operar el sistema. Pero qué tal si el consejero deja sus oficinas viaja a algunas comunidades con Marichuy y hace lo mismo con su teléfono o con alguno que le presenten en la comunidad.
Seguramente el experimento será completamente distinto porque los consejeros del INE no pensaron que en muchas comunidades indígenas y campesinas donde Marichuy tiene simpatizantes, simple y sencillamente no hay teléfonos celulares, internet y a veces tampoco luz. O sea que no pueden participar.
El Instituto, como organismo público, recibe dinero público, pero en lugar de hacer una campaña de información para que la gente participe en las firmas a los candidatos independientes dejó todo el peso en la ciudadanía que tiene que asumir los costos para participar: comprar los teléfonos y pagar la red de internet.
Y eso para una población con serios problemas económicos y de marginación social, es inimaginable.
Los consejeros han decidido ampliar una semana más el periodo de recolección de firmas y poner una nueva aplicación en los teléfonos celulares para capturar los apoyos a los candidatos independientes. Pero mantuvieron la decisión de permitir únicamente en 245 municipios la posibilidad de registrar las firmas en papel.
Más allá de estas decisiones, la situación para que puedan participar miles de indígenas apoyando a Marichuy sigue siendo muy complicada y el INE sigue siendo cuestionado por la manera tan desarticulada de organizar las elecciones en el 2018.
Mientras sigue el camino empedrado para los candidatos independientes, el comité de apoyo a Marichuy mantiene la esperanza de conseguir 866 mil 593 firmas que pide el INE para el registro como aspirante independiente a la Presidencia de la República. Una participación que le daría un aire fresco a este modelo de participación política secuestrado por los partidos políticos para su propia conveniencia y en beneficio de sus franquicias.
Por cierto… En marzo de 1999 el EZLN convocó a una consulta para el reconocimiento de los derechos y cultura indígena. Entonces participaron dos millones 500 mil personas. Este es el antecedente de participación de simpatizantes que tiene Marichuy para lograr primero su registro y luego entrar a la pelea por la presidencia en 2018.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS.
LINK: http://www.proceso.com.mx/510256/la-discriminacion-del-ine-a-marichuy