lunes, 6 de noviembre de 2017

La reportera-corresponsal Rubicela Morelos y los tales: Graco-Elena

No hay desgobernador, de los 32 que ya son, que además de abusar del poder para reprimir, no sea un ratero. Y quienes, además suelen tener defensores, como fue el caso del hasta “periodista” Octavio Rodríguez Araujo, capaz de atreverse a querer desmentir los hechos que la reportera-corresponsal Rubicela Morelos Cruz (La Jornada, 29 de septiembre de 2017) ha estado informando sobre la corrupción del perredista Graco Ramírez en complicidad con su esposa Elena Cepeda; un matrimonio que, desde su mal gobierno (pues los dos se han erigido en dueños del poder Ejecutivo del estado de Morelos), impunemente siguen compartiendo la rebatiña y siguen la regla de la corrupción sobre que: “los que reparten se quedan con la mayor parte”. O como en el caso que nos ocupa, se quedan con todo.

Morelos y los morelenses han estado siendo saqueados por ese par que ha pisoteado todos los derechos de esos mexicanos, sin que hasta la fecha –al menos– hayan destituido a Graco, y mucho menos lo hayan encauzado a juicio político. Y a juicio penal junto con su esposa. Todo porque ambos se han dedicado a compartir el poder con sus hijos y al amparo del PRD de Los Chuchos y en amiguismo con Mancera, imponiendo en ese estado un sistema despótico y nepotista. Llegando a confiscar la ayuda, sobre todo de las despensas enviadas para los damnificados por el terremoto, y reetiquetarlas con propaganda del gracoelenismo.
Graco fue pillado y exhibido como un ladrón sin antifaz e identificado, por los medios informativos y en las redes. La reportera Rubicela Morelos envió para su publicación, con hechos, información sobre esa ratería. No faltando los “abogados” del graquismo que se atrevieron a tratar de desmentirla. Pero la reportera cuestionó a uno de ellos, confirmando que en el DIF que mangonea la esposa de Graco –que no honra el nombre que lleva– ocultaba esas ayudas para etiquetarlas con el nombre de su esposo, y de esta manera hacer “caravana con sombrero ajeno”.
Es así que en una carta enviada a La Jornada –de la que es corresponsal– la periodista afirmó que la información que publicó se sustentó en lo que ella misma, como reportera supo con veracidad y constató. Llegó a tal grado la desfachatez de Elena y Graco que hasta los víveres que varias diócesis enviaron al obispo de Cuernavaca, se las robaron los dos gobernantes. Así que la trabajadora de la prensa le puso los hechos al “defensor” como prueba de que “mi trabajo es recabar información de hechos y versiones” y, entrevistando a quienes denunciaron la maliciosa conducta del par de ladrones, fue que elaboró sus notas.
Graco y Elena han sido ya binomio devastador en la entidad, por sus abusos y antidemocrático uso de la administración estatal para fomentar la corrupción política, económica y social. Si los desgobernadores del PRI y del PAN son unos canallas, los del PRD “no cantan mal las rancheras”. Y la pareja Elena-Graco ha demostrado que el perredismo es más y peor de lo mismo, siendo la información reporteada por Rubicela Morelos Cruz una muestra del profesionalismo periodístico para tener al tanto a la opinión pública de los hechos y actos de los funcionarios y todos aquellos integrantes del poder público.
Lo que pasa es que cuando esos tipos son exhibidos rasgándose las vestiduras, el trabajo de los reporteros los exhiben en su desnudez, y la información los pone ante los ojos de los ciudadanos tal como son: delincuentes de cuello blanco. Y por enésima vez, la prensa escrita cumple con su obligación –sustentada en las libertades de informar y opinar–, demostrar con hechos los abusos del poder. La pareja que desgobierna Morelos ha estado cometiendo abusos que a Graco lo hacen candidato a juicio político, por estar constantemente violando los derechos humanos de los morelenses; al grado de haber llegado a reetiquetar la ayuda que muchos mexicanos enviaron para paliar algo del sufrimiento de las víctimas del terremoto, tal y como la reportera Rubicela Morelos Cruz, ha estado consignando en su veraz información.

FUENTE: CONTRALINEA
AUTOR: ÁLVARO CEPEDA NERI