Lo conocen como el basurero de la muerte y se encuentra a 90 kilómetros de la Ciudad de México, en el municipio de Tetlama, en el estado de Morelos, y durante tres décadas, albergó los desechos de ciudades cercanas e incluso de estados vecinos. Pese a que fue cerrado en 2008, en el lugar -en donde se calcula existen unos 9 millones de toneladas- todavía se tiran residuos, de manera clandestina.
"Se les llama zonas de sacrificio porque la política pública tiende a sacrificarlas. El saneamiento ambiental no es preocupación de los gobiernos locales o el federal", afirma. Pero para los habitantes vecinos, el basurero es una preocupación constate en materia de salud: hace unos años diversos niños de la escuela primaria General Ignacio Maya, se les detectaron altos y peligrosos niveles de plomo en la sangre.
FUENTE: EDUCA OAXACA
AUTOR: REDACCION
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