El fenómeno de las ciudades dormitorio se debe –al menos en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM)– al efecto de la política de viviendas de los años 90, cuando organismos como el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores comenzaron a ofertar desarrollos residenciales en lugares alejados de la capital, por ejemplo, Chalco, Ojo de Agua, Ecatepec, etcétera, de acuerdo con Víctor Alvarado de El Poder del Consumidor.
Elizabeth es freelance de asistente de producción, así que su centro de trabajo no es siempre el mismo. Cuando tiene llamado a las 7 de la mañana en el Casco de Santo Tomás, en la Ciudad de México, su día comienza a las cuatro de la madrugada. Pasa hasta 2 horas y media entre transporte y transporte: Sale de casa y toma el camión que llega al metro San Lázaro, de allí se dirige al Metro Pino Suárez, luego transborda para llegar a Colegio Militar y de allí camina. La joven gasta alrededor de 120 pesos para ir a trabajar y regresar a su hogar.
Elizabeth Bermúdez vive en Texcoco, uno de los 125 municipios del Estado de México gobernado por el priista Alfredo del Mazo Maza. La joven pasa hasta cinco horas en el transporte público para trasladarse a la Ciudad de México, donde tiene su empleo.
La joven de 26 años estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Valle de México Plantel Texcoco y al concluir su formación académica se enfrentó a la falta de empleo o a los bajos salarios dentro del municipio que habita, así que decidió hacer lo que millones de empleados asalariados en el país: salir a buscar oportunidades en la capital, aunque implique exponerse a horas de tráfico e inseguridad.
Como Elizabeth, 8 millones de personas en el país salen cada día de sus municipios para trabajar, de acuerdo con una investigación del Banco de México. Estos trabajadores y miles de estudiantes sólo llegan a sus casas a descansar, son habitantes de las llamadas ciudades dormitorio que se caracterizan por ser distantes, dispersas y desconectadas, señaló Víctor Alvarado, coordinador de transporte de la organización El Poder del Consumidor (EPC), en entrevista para SinEmbargo.
Además, el ingeniero en transporte destacó que otras características de dichos asentamientos se centran en la carencia de servicios, equipamiento insuficiente o nulo y en la falta de espacios públicos de calidad.
Las ciudades dormitorio, dice Alvarado, son “monofuncionales”; es decir, sitios en los que “sólo se realiza una actividad y es básicamente llegar a descansar”. Y agrega: “La Ciudad de México es multifuncional porque vas a la escuela, al trabajo, a actividades de recreación, etcétera”.
El especialista explica que el fenómeno de las ciudades dormitorio se debe –al menos en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM)– al efecto de la política de viviendas de los años 90, cuando organismos como el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) comenzaron a ofertar desarrollos residenciales en lugares alejados de la capital, por ejemplo, Chalco, Ojo de Agua, Ecatepec, etcétera.
“En esos desarrollos sólo existía vivienda y no había otros servicios como educación, trabajo y transporte, por lo que las personas, a la fecha, siguen haciendo su vida en la Ciudad de México. Esta política hizo que la ZMVM se expandiera y las viviendas fuera distantes, dispersas y desconectadas”, destacó.
Elizabeth es freelance de asistente de producción, así que su centro de trabajo no es siempre el mismo. Cuando tiene llamado a las 7 de la mañana en el Casco de Santo Tomás, su día comienza a las cuatro de la madrugada. Pasa hasta 2 horas y media entre transporte y transporte: Sale de casa y toma el camión que llega al Metro San Lázaro, de allí se dirige al Metro Pino Suárez, luego transborda para llegar a Colegio Militar y después camina.
El gasto hasta ese punto supera los 60 pesos: los camiones que sale de Texcoco cobran entre 48 y 56 pesos y el metro 5 más. De regreso, la joven invierte aproximadamente la misma cantidad, o sea, cada día gasta en promedio 120 pesos sólo en transporte.
“El transporte en el Estado de México, a diferencia de la ciudad, es muy caro y muy inseguro”, critica la mujer.
Además de caro e ineficiente, el transporte es inseguro. Elizabeth asegura que cada día que sale tiene miedo y es que ya la han asaltado y ha sabido de infinidad de casos similares.
“Yo venía del trabajo, eran como las 10 de la noche. Estaba dormitando cuando me despertó el sonido de un disparo dentro del camión, estaba muy asustada, la gente lloraba, algunas personas fueron golpeadas porque se resistían a entregar sus objetos de valor. Eso es algo a lo que te enfrentas todos los días”, cuenta.
Y afirma que para quienes se ven orillados a trasladarse a la ciudad para trabajar o estudiar, “es el pan de cada día”. Incluso deben tomar algunas medidas extraordinarias: “Hasta guardas un dinerito para tener cómo regresarte en caso de que te asalten”.
“El servicio [de transporte] es caro y de mala calidad. Es inseguro y con el tema de los feminicidios, como mujer te sientes doblemente vulnerable. Siempre es estar pensando en que ojalá no te vaya a tocar que te asalten en el camión”, comenta.
EDOMEX, SIN EMPLEO NI OPORTUNIDADES
La comunicóloga de profesión recrimina que en Texcoco, como en otros puntos de la periferia de la capital, no haya oportunidades de empleo o sean mal pagados.
“Te dan aquí un trabajo, pero en la ciudad la paga es mucho mejor y eso te obliga a salir de aquí y a decir: ‘no hay bronca, me arriesgo y me levanto súper temprano, me va a ir mejor si me voy a trabajar a la ciudad’ […] Pienso que por la cercanía que hay entre el Estado de México y la capital, aquí nos tienen muy olvidados en el tema de trabajo. Para nosotros es mejor ir a la Ciudad de México a que nos den empleo”, dice.
Por lo anterior, de acuerdo con el ingeniero Alvarado, la calidad de vida de las personas que habitan las ciudades dormitorio se ve mermada por lo siguiente:
1. Viajes Metropolitanos de más de 4 horas para ir y regresar.
2. Destinar hasta el 40 por ciento del salario en pasajes para cubrir los gastos de traslado.
3. Hacer uso de un transporte público sin planeación que los expone a la inseguridad (asaltos y conducción precaria).
4. Tránsito excesivo diariamente que genera estrés, ya sea que el viaje se haga en automóvil particular o en transporte público.
5. No hay certidumbre de los tiempos de viaje.
6. Pérdidas económicas por lo tiempos de viaje anuales hasta de 33 mil millones de pesos para la Zona Metropolitana del Valle de México.
7. Falta de convivencia familiar.
Fuente: Sin Embargo
Autora: Ivette Lira
http://www.sinembargo.mx/13-01-2018/3369546