La joven pareja poco sabía de pagos, pañales e insomnio, pero pronto lo aprendieron cuando “les cayó el veinte” de que la vida de su primera hija estaba en sus manos.
Además de sus estudios universitarios, ambos abandonaron la vida juvenil para cuidar y sustentar a su nueva familia. Las condiciones no fueron fáciles, las oportunidades y la economía en Oaxaca, de donde son originarios, era precaria -lo sigue siendo-.
Zayit Ixchel nació el 23 de abril del año 2002; años más tarde nació Gael Omar. Además de la dicha, incrementaron los gastos, las deudas y las preocupaciones. Pronto el joven matrimonio vio en la migración a Estados Unidos su única salida.
En 2003 Omar partió de Oaxaca hacia Florida, caminó dos semanas (casi seis kilómetros por hora, sólo para cruzar la frontera) no podían avanzar más, pues el camino, era atropellado y sinuoso. “Aveces sentía que me rendía, quería tirarme al suelo, beber agua, no ver todo lo que veíamos en el camino, pero pensaba en mi esposa y mis hijos y lo único que quería era llegar”, recuerda Omar, quien desde que llegó a Estados Unidos, se dedicó a juntar el dinero para pagar las deudas que los intereses le impedían terminar.
Vania, Zayit, Gael y Omar volvieron a verse hasta abril de 2007. Dado que la madre de Vania es ciudadana norteamericana, en 2014, la esposa y los hijos del joven se volvieron también ciudadanos norteamericanos, Omar no. Debía seguir un proceso, que aunque lento, podría garantizarle también solucionar su estancia legal en Estados Unidos.
Por más de tres años, la familia esperó la anhelada cita de migración. Con un trabajo digno Omar y Vania pagaron año con año sus impuestos “para demostrar al gobierno que no dependíamos de él y que contrario a ello; nuestros pagos eran buenas contribuciones para las carreteras, hospitales, escuelas y otros espacios donde visualizamos el futuro de nuestros hijos”, advierte el joven. “ Amamos México, inculcamos la cultura a nuestros hijos, pero la realidad es que cada vez las oportunidades son menos y la inseguridad crece, no vemos ahí nuestro futuro”, continuó Omar.
Zayit y Gael, estudiantes con los mejores grados escolares, bilingües y quienes ahora aprenden otros idiomas, recibieron la noticia de que tendrían un nuevo hermanito. El 18 de mayo de 2015 Erick Emmanuel nació en Houston, Texas.
En diciembre de 2017 la anhelada cita migratoria llegó con fecha 26 de enero de 2018 en Ciudad Juárez, Chihuahua, México, ahí se definiría la situación migratoria del joven, quien llevaba más de una década viviendo en Estados Unidos, único sustento para su familia, padre y esposo ejemplar, y quien con un esfuerzo mayor costeó los estudios universitarios para que Vania los retomará. Estos hoy se ven truncos.
“Su visa ha sido negada”, escuchó Omar del oficial de migración. Quien horas antes había partido de su casa con la ilusión de regresar a ella con su “status migratorio legal”. Ahora Omar no puede regresar al país en donde forjó la mitad de su vida, su patrimonio y los más preciado: su esposa y sus hijos.
Días antes, el sábado 21 de enero, al cumplirse un año de la administración de Donald Trump, presidente número 45 de los Estados Unidos, miles de personas alrededor del país se manifestaron contra las políticas discriminatorias y racistas que agudizan la violencia en la “primer potencia mundial”, que dejan sin oportunidades de estudio y trabajo a miles de dreamers, que impiden que personas enfermas acudan a atenderse a los servicios públicos por temor a ser deportados, que multan con cantidades excesivas a quienes no cuentan con sus documentos de tránsito por no poderlos adquirir en el país., etc. “Los muros no ayudarán cuando el enemigo está adentro”, advertían las pancartas en la manifestación contra las políticas que -una vez más- han separado a otra familia.
FUENTE: DESINFOIRMÉMONOS.
AUTOR: ATZIRI ÁVILA.
LINK: https://desinformemonos.org/mexico-estados-unidos-mexico-cronica-otra-separacion/