A las comunidades oaxaqueñas de San Pedro Yolox, Pluma Hidalgo y Santa María Vigallo, ejemplo de hospitalidad y amor por la naturaleza
Hace un par de meses, durante una conferencia sobre conservación biológica llevada a cabo en Oaxaca, un prestigioso conservacionista mexicano hablaba de las bondades del sistema de Áreas Naturales Protegidas federales (de aquí en adelante ANP), a la vez que lamentaba que en el sitio de mayor biodiversidad del país hubiese tan pocas de estas áreas y, aún más, expresaba su deseo de que se decretaran más de estos sitios en dicho territorio en un futuro cercano.
La respuesta no es sencilla, sin embargo podemos revisar algunas cifras (1) para arrojar luz sobre el asunto. Hasta la fecha, en Oaxaca existen ocho ANP con las cuales el gobierno de la república protege un total de 519 mil 277 hectáreas de superficie terrestre, lo que representa un 5.53 por ciento del total del territorio del estado. Sin embargo, hay que resaltar que, de dicha superficie protegida, alrededor del 90 por ciento pertenece solamente a una reserva (la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán), que es compartida con el vecino estado de Puebla. Entonces, el 10 porciento restante se reparte entre las otras ANP.
Más datos: alrededor del 67 por ciento de la circunscripción oaxaqueña se encuentra cubierta por zonas forestales, lo que sitúa a esta entidad federativa en el tercer lugar nacional en superficie arbolada. Además, en Oaxaca alrededor del 72 por ciento del territorio total está bajo el régimen de tenencia ejidal o comunal de la tierra. Por otra parte, alrededor del 40 por ciento del total de habitantes de Oaxaca son indígenas. Además, Oaxaca ocupa el primer lugar nacional en riqueza de aves, reptiles y anfibios, así como en helechos y orquídeas, y es reconocido como centro de origen y diversidad de plantas como maíz, frijol y chile.
Todos estos datos definitivamente nos indican que, aún con muy pocas ANP, en Oaxaca existe una gran cantidad de territorio bien conservado, el cual alberga una enorme biodiversidad. La información expuesta en el párrafo anterior se complementa con el hecho de que en Oaxaca existe un esquema de conservación alternativo denominado Áreas Indígenas y Comunales de Conservación (de aquí en adelante AICC). Básicamente, ésta es una forma de conservación voluntaria de los recursos naturales, en la cual los propietarios de las tierras (principalmente comunidades indígenas y campesinas) deciden destinar parte de sus territorios a la conservación, ya sea pasiva (es decir, simplemente dejándolas intactas) o activa (llevando a cabo dentro de ellas actividades de bajo impacto tales como cultivo de café de sombra, agricultura de temporal o manejo forestal). Hasta 2010, un total de 127 mil 300 hectáreas, repartidas en 104 AICC, fueron reconocidas y certificadas de manera oficial.
Tal parece que, al menos en Oaxaca, la estrategia de ANP no tiene un papel fundamental en la conservación biológica; más bien, esta se da de la mano de las comunidades oaxaqueñas, las cuales valoran, más allá de lo económico, sus recursos naturales: para ellos, los suyos son territorios sagrados que les proveen de todo lo que necesitan (alimento, agua, recreación, etcétera), dotado de significados culturales y legado para sus descendientes. En las AICC las decisiones se toman en el ámbito local, desde los comités, concejos o juntas ejidales, a diferencia de las ANP, en donde las determinaciones se toman principalmente en oficinas gubernamentales, en instituciones extranjeras o incluso en los grandes centros financieros; bajo un enfoque estrictamente económico.
Finalmente, vale la pena mencionar la aprobación, sin debate público de por medio, de la Ley General de Biodiversidad por parte de nuestros senadores, en diciembre pasado. Entre muchas otras cosas, en dicha ley se da luz verde para que una de las actividades más devastadoras en el aspecto ambiental, como lo es la minería, se pueda llevar a cabo en las ANP. Es en casos como éste: el hecho de que haya tan pocas ANP en Oaxaca puede ser favorable para la conservación, ya que desde estrategias alternativas como la de las AICC se puede empezar a construir una resistencia contra las políticas públicas que tienen al gran capital como prioridad, el cual se beneficia del sistema de ANP para erosionar nuestro patrimonio biológico.
[NOTA]Las cifras citadas en este artículo fueron tomadas de Durán et al., “Mexico: wildlife conservation on community conserved land in Oaxaca”, en Dudley, N & S Stolton (2012), Protected Landscapes and Wild Biodiversity. World Commision of Protected Areas. IUCN. Gland, Switzerland
FUENTE: CONTRALINEA
AUTOR:OMAR SUAREZ GARCIA
LINK: http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2018/01/16/conservacion-comunitaria-resistencia-ante-la-depredacion-ambiental/