Estados Unidos presionó a México, y el borrador del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) limita a que cualquier país firmante quiera alertar, por medio de etiquetas, que un alimento es grasoso o maligno, o que el refresco tiene altas dósis de azúcar que provocan obesidad o diabetes, revela hoy The New York Times.
De acuerdo con la publicación firmada por Azam Ahmed, Matt Richter y Andrew Jacobs, el Gobierno de Donald Trump habría cedido a las peticiones de las grandes empresas de alimentos y bebidas azucaradas de Estados Unidos para limitar a los países en el ámbito de la comida chatarra.
El texto alerta que la posición de Estados Unidos en este tema podría reducir la presión contra fabricantes estadounidenses de incluir etiquetas más explícitas en sus productos tanto en Estados Unidos como en otros países.
El NYT señaló que funcionarios y expertos en alimentos están preocupados de que la propuesta de Estados Unidos en el TLCAN impida los esfuerzos internacionales para contener una crisis de salud en crecimiento.
“La oficina del representante comercial de Estados Unidos, que encabeza la renegociación por ese país, pretende coartar esos impulsos. Ha fomentado limitar que algún integrante del TLCAN pueda requerir las advertencias al consumidor al frente de bebidas azucaradas y alimentos grasosos empaquetados”, de acuerdo con el borrador de la propuesta que fue visto por The New York Times.
La provisión estadounidense establece que no debería haber ningún símbolo, forma o color que “denote de manera inapropiada que existe un daño por el consumo de comidas o bebidas no alcohólicas”, destaca el diario estadounidense.
De acuerdo con expertos en salud consultados por el New York Times, la propuesta del Gobierno de Trump y la presión empresarial que hay detrás podrían socavar los intereses de salud pública durante décadas.
“Es una de las formas más invasivas de interferencia industrial que hemos visto”, dijo al diario Alejandro Calvillo, fundador de la asociación mexicana El Poder del Consumidor. “La colusión entre la industria y el gobierno no solo se da en los niveles de espiar, sino en cuanto a la renegociación del TLCAN y la propia política del país contra la obesidad”, agregó.
De acuerdo con el texto, la propuesta estadounidense está en conflicto con las guías del Instituto Nacional de Salud Pública mexicano (INSP) y de la Organización Mundial de la Salud.
La Secretaría de Salud de México, que está involucrada directamente en las negociaciones comerciales, dijo al NYT que estaba revisando la propuesta de Estados Unidos junto con las autoridades sanitarias de la nación.
Alexandra Jones, abogada en el George Institute for Global Health de Australia, mencionó que el sistema actual en México permite, pero no requiere, que se muestren recomendaciones de ingesta diaria de sales, azúcares y grasas.
Estados Unidos, Canadá y México llevan cerca de un año inmersos en estas negociaciones que confiaban en concluir en 2017. Sin embargo, las propuestas formuladas por Washington en las últimas rondas obligaron a prolongar el diálogo al menos hasta el primer trimestre de 2018. El pasado 5 de marzo concluyó la séptima ronda cerrando sólo seis capítulos de 30 pactados.
Para muchos sectores de México el TLCAN ha sido devastador, tanto en el tema de la mano de obra, como en el campo y la salud. Hoy, México tiene la segunda tasa más alta de obesidad en el mundo, sólo superada por los Estados Unidos. Siete de cada diez mexicanos tienen sobrepeso y tres de cada diez son clínicamente obesos.
Junto con la epidemia de obesidad han proliferado otras enfermedades devastadoras para la salud. La diabetes tipo 2 es ahora la principal causa de muerte en México, y el gobierno gasta miles de millones de dólares tan sólo en enfrentar la enfermedad y sus complicaciones. En un país con altos costos de salud que se deben cubrir del bolsillo propio, muchos van a la quiebra tratando de cubrir sus gastos médicos.
Datos de la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut) de 2016 revelan que el 36.9 por ciento de los adolescentes en México viven con sobrepeso u obesidad, y la cifra llega a 72.5 por ciento en la edad adulta, mientras que en 2006 cerca de 1.5 millones de menores de cinco años sufrían desnutrición crónica.
Esto es resultado del TLCAN y de la complicidad del Gobierno mexicano con las políticas de malnutrición que solamente favorecen a 20 grandes corporaciones que han controlado y controlan nuestro sistema de alimentación, de acuerdo con expertos consultados en investigaciones de SinEmbargo.
Entre las empresas que han señalado los opositores del TLCAN están Coca Cola, Nestlé, Maseca, Bimbo, Bachoco, Lala, Monsanto, Bayer, WalMart y Pepsico.
Los especialistas consideraron que con la apertura comercial implementada en el TLCAN, México perdió soberanía alimentaria y depende en gran medida de los productos estadounidenses.
La producción mexicana de soya, algodón, trigo, arroz, carne de cerdo, maíz, entre otros alimentos, ha disminuido considerablemente, mientras la exportación de granos básicos y otros cultivos de los Estados Unidos se multiplicaron, en el caso de maíz aumentó en más de 400 por ciento, de trigo casi 600 por ciento, de arroz más de 500 por ciento y cerca de 700 por ciento en carne de cerdo.FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.
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