Los anteriores son quienes representan al viejo y al nuevo PRI, quienes significan lo que es el priísmo y lo arraigada que en ese partido está la corrupción y la impunidad, pues ellos cometen los crímenes y ellos se perdonan. Algunos son acusados y enjuiciados cuando a los priístas en el gobierno les conviene, ahí está la maestra Elba Esther Gordillo, encarcelada como venganza por haber apoyado al PAN en 2006 y para darle popularidad al gobierno de Peña Nieto. Gordillo fue sacada de la cárcel y llevada a resguardo domiciliario a su residencia en Polanco. Tal vez en un intento de que ella pueda influir entre los caciques magisteriales para que sigan apoyando al PRI, ante el impulso y la simpatía que en este sector tiene Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que parece serán invencibles en las elecciones del próximo julio. Aunque también puede ser que la hayan liberado para intentar enlodar a López Obrador, debido a la preferencia magisterial que ha ganado.
La lista de los priístas que encabezan la corrupción y la impunidad sólo es la punta del iceberg que se va a profundidades insospechadas, mismas a las que se ha propuesto llegar José Antonio Meade, para encontrar corruptos y castigarlos e incautarles los bienes mal habidos. Es una buena propuesta de campaña. Tan buena que todos los candidatos la hacen, de hecho es una de las principales propuestas de López Obrador; es el intento del PRI de enarbolar la bandera que el tabasqueño ha esgrimido por años. Sólo que hay un pequeño problema para el candidato priísta Meade Kuribreña y es que para cumplir su promesa tendría que lanzarse contra muchos, sino es que todos, de los que lo han impulsado para ser presidenciable, empezando por su jefe Peña Nieto; y para que fuera creíble su gesta anticorrupción tendría que ordenar y llevar a cabo una investigación exhaustiva a los últimos titulares de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), incluido él, al menos por no haber detectado durante sus dos gestiones algún pequeño desvío, algún faltante, cualquier cosa rara o atípica en la administración de los bienes económicos de la nación. Esa reciclada propuesta anti-corrupción significaría, de ser cierta, que Meade debería bucear en las profundas aguas negras de la corrupción priísta, algo que no va a hacer, pero es en su alicaída campaña una más de las esperanzadoras estrategias de los priístas para posicionarlo en las encuestas; en las que sigue en un lejano tercer lugar del puntero López Obrador y bastante distanciado del segundo lugar que ocupa Ricardo Anaya, quien parece haber olvidado que apoyó férreamente con el PRI todo lo que hoy critica, desde las reformas estructurales hasta los gasolinazos; panista al que en plena contienda electoral le han destapado algunas triangulaciones de dinero millonarias.
La encrucijada electoral de 2018 no es de Meade, es del PRI, pues aunque lo escogieron por supuestamente no representarlos a ellos, al viejo, al nuevo y al rancio PRI de siempre, resulta que el “impoluto” ciudadano Meade ha estado donde se ha practicado la mayor corrupción del país, junto a todos aquellos que la han ejercido y que nos han robado a los mexicanos, e inexplicablemente Meade no ha sabido nada o no ha denunciado nada, lo que pone de relevancia dos cosas: ineptitud o complicidad. Y eso no es problema de Meade, pues lo que no haya visto o haya omitido en su paso por la SHCP y otras dependencias como la Secretaría de Desarrollo Social –famosa ya por otros fraudes–, sólo se volvió un asunto de escrutinio público, cuando esos priístas lo pusieron en la carrera presidencial. Pero como dice el dicho: dime con quién andas y te diré quién eres.
FUENTE: CONTRALINEA
AUTOR: ROBERTO E. GALINDO
LINK: http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2018/03/02/meade-dime-quien-andas-te-dire-quien/