El próximo Gobierno de México se enfrenta al dilema de cancelar un contrato de suministro de etano entre la estatal Pemex y el consorcio Braskem-Idesa o seguir con las millonarias pérdidas que le genera el acuerdo, luego de que la sociedad liderada por la filial de Odebrecht dijera a Reuters que no planea anularlo.
De cancelarlo, la estatal deberá comprarle al consorcio el complejo petroquímico Etileno XXI, valuado actualmente en mil 260 millones de dólares, según un anexo del contrato visto por Reuters. El valor va depreciándose hasta 100 millones de dólares 18 años después de la puesta en marcha del proyecto, en 2034.
Si, por el contrario, la nueva administración decidiera seguir con el trato que le ha generado un costo de oportunidad de 100 millones de dólares al año desde 2016, según cálculos de Reuters basados en cifras oficiales, Pemex podría seguir mermando sus finanzas si el precio del etano no retrocede.
El etano es un hidrocarburo que se extrae del gas natural y se usa para producir etileno, materia prima para la elaboración de productos petroquímicos, en especial, los plásticos.
"No está en nuestros planes deshacer una relación contractual positiva que hemos construido con Pemex y que trae beneficios a todos", dijo a Reuters Sergio Plata, coordinador de relaciones institucionales del consorcio donde Braskem tiene el 70 por ciento y la local Grupo Idesa el 30 por ciento restante.
"Comentarios sobre revisiones de contratos en el área energética no significan que serán modificados (...) no es adecuado especular sobre cambios contractuales", agregó.
La próxima secretaria de Energía, Rocío Nahle, ha dicho que su administración revisará más de una centena de contratos energéticos adjudicados en licitaciones para descartar que hayan sido entregados incurriendo en hechos de corrupción, incluyendo el de Braskem.
Asimismo, el presidente de la comisión de Energía del Senado, Armando Guadiana, dijo a Reuters que desde el Congreso avalarán el escrutinio.
"El contrato con Braskem es muy dañino a los intereses de México (...) se le hicieron demasiadas concesiones a Braskem, que son muy dañinas económicamente para México. Mi opinión es que se revise el contrato", aseguró.
Golpe a la industria
Antes de que Etileno XXI entrara en operación en 2016, Pemex tenía un exceso de etano, al punto que lo reinyectaba a sus ductos.
Pero hoy, luego de un declive sostenido en la producción de hidrocarburos en años recientes, los 88 mil barriles por día (bpd) de etano son insuficientes para alimentar sus complejos Morelos y Cangrejera con 66 mil 900 bpd y, además, cumplir con el contrato con Braskem-Idesa, que la obliga a entregar 66 mil bpd.
Este año, por primera vez, la estatal recurrió a la importación de etano. En abril, la firma lanzó una licitación para suplir a sus complejos que se encontraban trabajando "a muy baja carga", según un documento de la empresa visto por Reuters.
A fines de mayo, la oferta de 231.3 millones de dólares de la saudí SABIC ganó la licitación para suministrar 720 mil toneladas de etano líquido a Pemex Etileno hasta 2020, según el fallo de la licitación al que Reuters tuvo acceso.
Pero según reportes de mercado, el trato con SABIC no se llegó a firmar y Pemex se decidió por el segundo postor, Vitol. La firma, con sede en Suiza, pidió 237.6 millones de dólares por enviarle la misma cantidad de etano a Pemex Etileno. Vitol, Pemex y SABIC declinaron comentar sobre la operación.
El presidente suplente de Pemex Etileno, Rodulfo Figueroa, dijo que el tema de suministro de materia prima "es el problema más serio que enfrenta Pemex Etileno", según la transcripción de una reciente sesión del Consejo de Administración de la firma.
En caso de que se quedara sin suficiente materia prima para sus plantas, la firma tendría que detener sus craqueadores y, según sus propias cifras, el costo de volver a arrancarlos tras una semana de paro es de unos 2.6 millones de dólares.
Braskem-Idesa dijo que el origen de la falta de etano se debe a una insuficiente producción nacional que no refleja las proyecciones realizadas por la estatal, pero sostuvo que "está comprometido con Pemex para encontrar soluciones que incrementen la disponibilidad de etano en México".
Bajo sospecha
Según el contrato, que incluía la construcción del complejo industrial Etileno XXI, la filial de Pemex -hoy Pemex Transformación Industrial (PTRI)- se comprometió a vender el etano a Braskem-Idesa a 0.16 dólares por galón cuando su valor en 2010 era de 0.5 dólares por galón y hoy es de 0.40 dólares.
Por ese descuento y debido a una menor disponibilidad, en los 10 meses de 2016 en que operó la planta desde su puesta en marcha, Pemex tuvo un costo de oportunidad de 103 millones de dólares, de acuerdo a un informe que el auditor estatal presentó este año al Congreso.
Usando estadísticas de Pemex, Reuters calculó que la estatal dejó de percibir una cantidad similar durante 2017 y alrededor de 50 millones de dólares en la primera mitad de 2018.
Además, si durante la vigencia del contrato Pemex no cumple con suministrar a Etileno XXI los 66, mil bpd de etano contratados, deberá pagar una multa de hasta 300 millones de dólares anuales. En 2016 la multa llegó a 9 millones de dólares.
"Si prevalecen las condiciones que se presentaron en 2016 (...) la operación de la venta de etano al Complejo Etileno XXI continuará siendo deficitaria por lo que resta de la vigencia del contrato", dijo la Auditoria Superior de la Federación.
En su informe, la entidad, que depende de la Cámara de Diputados, sugirió revisar y actualizar fórmula del precio.
Un vocero de Pemex dijo a Reuters que "el acuerdo fue legal y respondió a las condiciones de mercado de aquel entonces. No hubo dolo ni irregularidades" y Braskem-Idesa aseguró que "no existe precio preferencial en el etano suministrado".
"Hubo una falta de previsión por parte de Pemex", dijo a Reuters Luis Miguel Labardini, un consultor en energía que ha revisado muchos contratos de la estatal. "A quien negoció este contrato le daría el beneficio de la duda, no de haber actuado de mala fe, sino de haber actuado con negligencia".
El propuesto por López Obrador para ser secretario de Transportes y Comunicaciones, Javier Jiménez Espriú, es miembro suplente del consejo de administración de Idesa, propiedad de su familia política, y su esposa tiene un porcentaje de acciones en el Grupo Idesa.
Sin embargo, dijo a Reuters que aunque conoció de la existencia del contrato, no supo de sus términos ni votó su aprobación, ya que ello correspondió al consejo del consorcio Braskem-Idesa.
"Idesa no tiene nada que ver con el escándalo de Odebrecht", dijo a Reuters.
FUENTE: EL FINANCIERO
AUTOR: REUTERS