El fracking contamina la atmósfera y grandes volúmenes de agua, que quedan inservibles, no pueden tratarse ni volver al ciclo del agua, además que está relacionado con actividad sísmica, señaló Alejandro Bezanilla Morlot, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA).
Esa técnica consiste en hacer perforaciones a grandes profundidades para fracturar rocas que contienen el hidrocarburo. Para ello, es necesario meter un tubo que llegue a la capa de rocas, y una vez allí, el agua que se introduce tenga la suficiente presión para romper esas capas.
Sin embargo, el vital líquido pierde presión a medida que alcanza profundidad, por lo que se utilizan aditivos químicos para evitar la fricción y llegar con más presión. El resultado es que el agua empleada se contamina con los químicos, además de metales pesados propios de las rocas fracturadas, y por ello no puede ser usada para ninguna actividad ni reinsertarse en el ciclo acuífero, explicó el investigador.
El problema de la fracturación hidráulica (fracking, en inglés), agregó, “es que no hay regulación y no se ha medido el verdadero impacto ambiental de esta técnica que permite extraer gas y petróleo del subsuelo. En particular, sacar el gas de esquisto, un tipo de hidrocarburo no convencional que está atrapado en capas de roca a gran profundidad en el subsuelo”.
Alejandro Bezanilla detalló que en México ya se han perforado 924 pozos, que se ubican en la costa este del país. “Son 47 en Coahuila, 182 en Nuevo León, cien en Tamaulipas, 349 en Veracruz, 233 en Puebla y 13 en Tabasco”, citó con datos de la Alianza Mexicana contra el Fracking.
“Esta extracción de hidrocarburos libera mucho metano (gas de efecto invernadero) a la atmósfera y las emisiones no se están midiendo”, alertó en el Auditorio Julián Adem del CCA.
Pocos beneficios
A pesar de que se han demostrado los daños que el fracking puede causar al ambiente, muchos de sus defensores argumentan que ayuda a mejorar la calidad del aire y además reduce los precios del petróleo y el gas natural porque da acceso a nuevos depósitos de estos hidrocarburos, promueve el uso del gas natural en lugar del carbón, y genera un gran número de empleos.
Sin embargo, apuntó que estos beneficios no son del todo ciertos, dado que durante las perforaciones y extracción se producen grandes cantidades de gases de efecto invernadero, en especial de metano, cuyas emisiones han aumentado en los últimos 10 años: “Desde finales de la década de los 90 y hasta 2007 las emisiones globales de metano se mantuvieron sin incrementarse… pero desde el 2008 han vuelto a aumentar, lo cual ha avivado el interés de identificar las causas de la tendencia global de este gas”.
Además de la emisión directa de metano a la atmósfera, que no se está midiendo, hay fugas de este gas al fracturar la roca, las cuales contaminan el agua de forma irreversible, insistió Bezanilla Morlot.
La contaminación del vital líquido es en especial alarmante dado que, para la extracción en un solo pozo, se usan de nueve a 29 millones de litros de agua, mismos que quedan inutilizables.
El agua que se usa tiene que ir a depósitos adecuados; no obstante, el proceso supone un costo adicional a las compañías extractoras, por lo que muchas de ellas incluso la venden como de reúso para limpiar caminos, lo cual es muy peligroso dada la cantidad de agentes contaminantes que tiene; otros, simplemente la inyectan en pozos subterráneos a gran profundidad; esta práctica ha sido relacionada con actividad sísmica inducida. Al inyectar el agua a grandes profundidades, el terreno llega a reblandecerse y ocasionar movimientos telúricos. Alejandro Bezanilla ejemplificó: en 2011 hubo varios sismos en Ohio de magnitud 4.0, así como de 3.0 en los territorios estadunidenses de Alabama y Montana.
La contaminación acústica también es grave, pero ésta no se ha tomado en cuenta en muchas ocasiones, a pesar que el ruido llega a alcanzar niveles no aptos para terrenos habitados.
Regulación necesaria
En Estados Unidos –el país que más impulsa esta técnica– la industria del fracking está exenta del cumplimiento de las diferentes leyes federales sobre medio ambiente desde la aprobación en 2005 de la Energy Policy Act impulsada por el entonces presidente George W. Bush.
Hay naciones europeas, como Francia donde está prohibida; en otras como Inglaterra estuvo detenida y se reanudó implementado varias medidas de seguridad, y en México, aunque el tema no se ha discutido, hay 924 pozos perforados. “Para entender el problema correctamente deberían realizarse más mediciones”, consideró Bezanilla Morlot.
Aunque muchos han llamado al gas natural un puente hacia una economía libre de carbono, puede comprobarse con mediciones que las emisiones de metano son mucho mayores a las estimadas, insistió.
Muchos habremos muerto y el clima estará mucho más dañado antes de ver algún beneficio neto de pasar del carbón al gas natural. Recordemos que pequeñas emisiones de metano tienen una gran influencia y que el abaratamiento del gas natural ha desplazado a otras fuentes de energía, como la nuclear y otras renovables, concluyó.
AUTOR: RAFAEL PAZ.