El gobierno de Andrés Manuel López Obrador debuta en la lucha internacional contra el cambio climático en una situación complicada, ya que de por sí no se estaban cumpliendo las metas nacionales de reducción de emisiones de dióxido de carbono. Pero, además, la estrategia del presidente se orienta a incrementar la producción de energéticos a fin de abatir el precio al público de sus derivados, como las gasolinas, lo que aumentará sustancialmente la contaminación de la atmósfera.
México llega a la Vigésimo Cuarta Conferencia de las Partes (COP 24, como se conoce por sus siglas en inglés) de la Convención sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, que se inició el lunes 3 y concluirá el viernes 14 en la ciudad polaca de Katowice, con la promesa de construir una refinería y extraer más petróleo para satisfacer la demanda interna, cuando el mundo tiene una pequeña ventana de 12 años para un recorte masivo de emisiones contaminantes.
El país no está en ruta para cumplir sus metas de la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC), el conjunto de compromisos climáticos asumidos por México dentro del Acuerdo de París, firmado en diciembre de 2015, el cual estipula que se limitará el aumento de la temperatura planetaria por debajo de 1.5 grados centígrados.
Octavio Aburto, profesor investigador del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego, dice al respecto:
“El plan va a contracorriente en términos de lo que necesitamos para reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Por otro lado, es obvio que con la crisis económica del país, y en el contexto de la herencia de los gobiernos neoliberales, la encrucijada es de dónde sacar dinero para al mismo tiempo alivianar los niveles de pobreza, que están correlacionados con el deterioro ambiental”.
Para el experto, se necesita, en cambio, una transición hacia energías no contaminantes que sea “rápida, justa e intensiva”.
La extracción de más petróleo puede trastocar los compromisos internacionales de México –país altamente vulnerable a los efectos del calentamiento global, como tormentas intensas, sequías prolongadas y ascenso del nivel del mar– orientados a la reducción de emisiones tóxicas, así como afectar la incipiente transición energética.
De 1990 a 2015 la contaminación creció 54%, a un ritmo anual de 1.7%, mientras que en el lapso 2010-2015 lo hizo en 4%, con una tasa anual de 0.8%, según datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
En 2016 México produjo 446 millones 774 mil toneladas de dióxido de carbono (CO2) –el gas producto de las actividades humanas responsable del calentamiento planetario–, pero el INECC se abstuvo de publicar los datos de emisión de gases brutos, a diferencia de años previos, lo que dificulta la comparación histórica. Sin embargo, se asentó que la generación eléctrica representó 132 millones 583 mil toneladas de CO2; la elaboración de combustibles sólidos y otras actividades energéticas, 26 millones 678 mil, y la refinación de petróleo, 12 millones 722 mil toneladas.
Un año antes México lanzó a la atmósfera 683 millones de toneladas de CO2, de las cuales la producción eléctrica contribuyó con 125 millones 917 mil, en tanto que petróleo y gas, casi 92 millones 321 mil, según datos solicitados mediante la ley de transparencia. De este último rubro llama la atención que la refinación sea de los procesos más contaminantes, con 16 millones 605 mil toneladas.
Coincidente con la baja en la producción de hidrocarburos, los gases de efecto invernadero (GEI) se situaron en 436 millones 85 mil toneladas en 2014, de las cuales la generación de electricidad sumó 115 millones 819 mil y la de petróleo y gas, 56 millones 507 mil.
Entre 2009 y 2013 las emanaciones oscilaron entre 685 millones y 717 millones de toneladas, pero su movimiento histórico se mantuvo casi sin alteración.
En su compromiso de NDC, México ofreció reducir en 22% su nivel de emisiones para 2030, a fin de evitar el lanzamiento de 151 millones de toneladas de CO2 provenientes de petróleo y gas y 428 millones de generación eléctrica.
México ocupa el lugar 13 de los mayores emisores globales con 1.33% de los gases de efecto invernadero; es el segundo contaminador en América Latina, detrás de Brasil.
El 4 de diciembre, la Secretaría de Medio Ambiente y el INECC presentaron la Sexta Comunicación Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El documento actualiza la versión presentada en 2012 sobre el nivel de emisiones y las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Nueva política cuestionada
Desde su campaña electoral Andrés Manuel López Obrador ofreció reanimar a Petróleos Mexicanos (Pemex) para incrementar la producción y reducir el precio de las gasolinas. El 27 de julio pasado, tras ganar los comicios, esbozó un plan prioritario para la extracción rápida de crudo y gas, la modernización de las seis procesadoras del Sistema Nacional de Refinación, la construcción de otra instalación en el puerto de Dos Bocas en Paraíso, Tabasco, y la generación de más electricidad.
En ese entonces también anunció la inversión de 75 mil millones de pesos para exploración petrolera y perforación de pozos, 49 mil millones para la reconfiguración de las refinerías y 160 mil millones para la construcción de la planta, a fin de extraer 600 mil barriles diarios de petróleo adicionales en dos años para alcanzar 2.5 millones por día. En ese proyecto sólo se asignaban 20 mil millones a la generación de electricidad mediante el mantenimiento de hidroeléctricas y otras alternativas.
El 19 de agosto, durante el V Congreso Nacional Extraordinario de Morena, López Obrador reiteró: “Produciremos con urgencia petróleo y gas para enfrentar la crisis energética”. Y lo reafirmó el 8 de septiembre durante una reunión con empresarios petroleros en Villahermosa: “A finales de 2019 se remontará la crisis de producción petrolera y podemos ya extraer más petróleo”.
La COP 24 marca el debut de la administración lopezobradorista en la lucha internacional contra el cambio climático. Asistirán al foro Josefa González Blanco, nueva secretaria de Medio Ambiente, y Martha Delgado, subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
El Programa de Naciones Unidas para el Ambiente (ONU Ambiente) indicó que las emisiones globales crecieron en 2017, luego de tres años de niveles estables, pues las actividades humanas generaron 53 mil 500 millones de toneladas de CO2, por encima de los 52 mil 800 millones de 20l6. Al respecto, el Proyecto Global de Carbono adelantó el miércoles 5 que las emanaciones crecerían 2% en 2018 por el consumo sostenido de petróleo y gas, lo cual pone en riesgo las metas del Acuerdo de París.
En octubre pasado los científicos que conforman el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advirtieron que la humanidad debe recortar en 45% la contaminación para 2030 si quiere evitar cataclismos irreversibles.
Compromisos en riesgo
El “Reporte de brecha de emisiones 2018”, presentado el 27 de noviembre pasado por ONU Ambiente, puso en cuestión que países como Indonesia y México estén “en ruta para cumplir con su NDC en 2030 bajo las políticas actuales”.
En el documento se lee: “El nuevo gobierno ha reconocido la importancia del Acuerdo de París, pero se prevén tensiones entre la perspectiva energética (con un aporte significativo de combustibles fósiles) y las metas de reducción de emisiones esperada que aumentarán la ambición de la NDC”, señala el documento.
En su evaluación de la política nacional de cambio climático de 2017, el INECC reconoció que sólo 43% de las medidas incluidas en el Programa Especial de Cambio Climático 2013-2018 fueron completadas y que la reducción de emisiones llegó a 30 millones de toneladas, una tercera parte de la proyección inicial del gobierno. “Adicionalmente, no existen mecanismos para monitorear efectivamente las acciones de mitigación a nivel subnacional y empresarial”, resalta el informe de ONU Ambiente.
El sitio de internet Paris Equity Check, derivado del estudio Evaluación de calentamiento de los compromisos de emisiones ascendentes del Acuerdo de París, publicado el 16 de noviembre último en la revista inglesa Nature Communications, señala que la NDC mexicana equivale a un aumento de 2.8 grados para 2100, mientras que el promedio de todas las metas globales es de 2.3 grados.
El Acuerdo de París, al que no pertenece Estados Unidos y el cual podría abandonar Brasil en el gobierno del derechista Jair Bolsonaro –que empezará el próximo enero–, entrará en vigor en 2020 y posteriormente los países firmantes tienen que ampliar sus metas nacionales.
En Katowice, los Estados negocian la forma de aplicar el acuerdo, incluyendo la revisión del avance, el financiamiento de las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, así como la adición de recortes de emisiones, entre otros temas.
El investigador Octavio Aburto plantea que establecer metas ambiciosas de combate a la deforestación de ecosistemas como manglares y pastos marinos podrían contrarrestar una mayor explotación petrolera, aunque el objetivo de largo plazo debe ser el fin de la dependencia de los combustibles fósiles.
Los hábitats mencionados, dice el experto, “secuestran más carbono; es importante tener esa maquinaria ambiental, pero no veo señales en esa dirección. Si hubiera un contrapeso fuerte se podrían alcanzar las metas. Pero la voz de la Secretaría de Medio Ambiente parece chiquita. Se necesita una voz enorme” ante la Secretaría de Energía.
A partir de la tesis de maestría de un estudiante en el Instituto Scripps, Aburto y otros investigadores han calculado el carbono almacenado en manglares mexicanos por municipio y concluyeron que esos ecosistemas conservan 26 millones 822 mil 614 toneladas de CO2 tan sólo en ocho demarcaciones de Tabasco, lo que apenas es una muestra de su potencial como herramienta contra el cambio climático.
A causa de la operación de Pemex, Tabasco padece contaminación atmosférica, del suelo, del agua y daños a la salud humana y actividades económicas. Además, está expuesto al ascenso del nivel del mar, como lo muestran análisis del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Pemex ocupó el octavo puesto por nivel de GEI entre 1988 y 2015, con lanzamientos a la atmósfera de 16 mil 804 millones de toneladas en ese periodo, según la Base de Datos de los Mayores Emisores de Carbono 2017, elaborada por el estadunidense Instituto de Rendición de Cuentas Climáticas y el británico CDP, denominado antes Proyecto de Información sobre las Emisiones de Carbono. Este reporte incluye 100 empresas paraestatales y privadas que representan el 72% de las emanaciones industriales de esos gases en el mundo.
Este reportaje se publicó el 9 de diciembre de 2018 en la edición 2197 de la revista Proceso.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: EMILIO GODOY.
LINK: https://www.proceso.com.mx/563475/el-plan-energetico-de-amlo-abonara-al-calentamiento-global-analistas