El informe del BID subrayó que aunque la inversión pública se encuentra frenada por presupuestos acotados, las oportunidades de obtener financiación privada son “amplias en un contexto de tasas de interés bajas en todo el mundo”.
Mientras el Presidente Andrés Manuel López Obrador confió en que la economía mexicana puede crecer este año un 2 por ciento, muchas instituciones han realizado recortes en su previsión en las últimas semanas y se inclinan hacia el rango bajo de la horquilla. Este lunes el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) previó que entre 2019 y 2021 México crecerá un 0.5 por ciento.
El crecimiento económico esperado por el Gobierno de México para 2019 se localizó entre el 1.1 y un 2.1 por ciento, cuatro décimas menos que la previsión anterior del 1.5 al 2.5 por ciento, y aunque el Presidente López Obrador exponga que “la proyección que presentó Hacienda al Congreso es un estimado prudente”, el pronóstico de las instituciones no llega a los 2 puntos porcentuales.
Para el BID, una combinación de impactos económicos de las grandes economías mundiales en América Latina y el Caribe podría acortar el crecimiento de la región hasta el 0.8 por ciento, en promedio, entre 2019 y 2021, y para México el pronóstico se colocó en un crecimiento de solo medio punto porcentual.
El BID recortó sus pronósticos para la región en un 1.7 por ciento, principalmente por el posible efecto de la desaceleración en Estados Unidos y China, y un hipotético aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal estadounidense (Fed).
El estudio también evaluó los potenciales impactos sobre América Latina y el Caribe causados por un “brexit” (salida del Reino Unido de la Unión Europea) sin acuerdo, que podría reducir en medio punto porcentual adicional las proyecciones de desarrollo de la región.
“Los potenciales impactos son alarmantes porque América Latina y el Caribe ya se encuentra entre las regiones con índice de crecimiento anual más lentos del mundo”, señaló en el informe Eric Parrado, economista jefe del BID.
Según el banco de desarrollo, la ralentización de la economía estadounidense puede tener un impacto negativo del 0.8 puntos en Latinoamérica, mientras que el menor desarrollo de China afectará en un 0.5 por ciento en el trienio estudiado.
Estos dos factores, sumados a un impacto del 0.4 por ciento del precio de los activos, resultará en una disminución del avance del PIB regional del 1.7 por ciento, hasta el 0.8, para el periodo establecido.
La zona de la región que se verá más afectada por el impacto de Estados Unidos y China será el Cono Sur (excluyendo a Brasil), cuya economía se puede llegar a contraer un 0.4 por ciento.
Sin embargo, Parrado apuntó que el BID ha trazado un rumbo “por el cual la región puede obtener un gran impulso económico a través de inversiones en transporte, telecomunicaciones y otras obras de infraestructura tan necesarias”.
De este modo, el informe subraya que aunque la inversión pública se encuentra frenada por presupuestos acotados, las oportunidades de obtener financiación privada son “amplias en un contexto de tasas de interés bajas en todo el mundo”.
Para la región en promedio, los cálculos indican que de ser capaces los países de incrementar sus niveles de inversión en los sectores de infraestructura lo suficiente como para cerrar la brecha con países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la productividad en toda la economía crecería un 75 por ciento con respecto al promedio histórico.
OTRAS PREVISIONES
El pronóstico de Banco Base para este año es de 1.3 por ciento, “sobre todo porque vemos que la confianza empresarial está deprimida y que, seguramente, la inversión no crecerá este año y más bien caerá. Igual la confianza del consumidor está en máximos históricos, pero esto no se ha visto reflejado en el consumo y las exportaciones dada la desaceleración económica en Estados Unidos también esperamos que se desaceleren”, Gabriela Siller, directora de análisis económico-financiero de la institución
Hasta el 1.4 por ciento recortó su perspectiva de crecimiento económico BBVA Bancomer para México en este 2019, debido al retraso en la recuperación de las inversiones y por un menor dinamismo en el sector exportador de manufacturas.
La misma previsión que ofrece Casa de Bolsa Finamex. “Esta estimación contempla un escenario inercial de acuerdo al crecimiento observado en los últimos años e incorpora efectos asociados a la desaceleración que típicamente se observa cuando hay un cambio en la administración del gobierno federal. Entre estos efectos se ha observado históricamente cierta desaceleración en el gasto público que tiene algún impacto sobre el consumo. Asimismo, hay que notar que la inversión ha tenido un crecimiento muy acotado en los últimos años por diferentes factores, por lo cual permanecerá como un reto durante este año observar si esa tendencia se revierte”, explicó Jessica Roldán Peña, directora de análisis económico de la firma a Mónica G. Moreno de Economía Hoy.
Aunque la experta de Finamex cree que el balance de riesgos para su estimación está sesgado a la baja, es importante notar que, “en línea con nuestra estimación de actividad trimestral, los datos de crecimiento que hemos observado para los componentes de la demanda agregada consumo, inversión, gasto público y exportaciones netas a enero son consistentes con nuestra estimación actual de crecimiento durante 2019”.
Después de un recorte de cinco décimas, para el Fondo Monetario Internacional (FMI) la economía mexicana crecerá un 1.6 por ciento este año, debido a la incertidumbre que sobrevuela sobre algunas políticas del presidente, Andrés Manuel López Obrador.
En México “el sentimiento de los mercados se deterioró y los diferenciales soberanos subieron cuando el gobierno entrante canceló la construcción del aeropuerto planificado para la capital y dio marcha atrás con las reformas energéticas y educativas”, señaló el Fondo.
El Banco Mundial esperó que la economía mexicana crezca un 1.7 puntos porcentuales en 2019, desde el 2 por ciento anterior, lo que según la institución refleja principalmente las preocupaciones de los mercados por las señales un tanto contradictorias con respecto al curso futuro de la política económica.
“Las señales de la nueva administración han sido mixtas y solo el tiempo dirá qué orientación prevalecerá. Pero, mientras tanto, es probable que la incertidumbre relacionada con la política económica obligue al Banco Central a mantener una política monetaria restrictiva, lo que perjudicará el crecimiento”, apuntó el informe.
Hasta la misma estimación la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha sacado la tijera en sus proyecciones de crecimiento económico para este año hasta el 1.7 por ciento desde el 2.1 que estimó en diciembre.
AUTOR: REDACCIÓN.