Aracely Careta agarró con rabia el micrófono en la plaza pública de Lázaro Cárdenas en Minatitlán, sosteniendo con la mano diestra un cartelón con el rostro de su hijo reciente asesinado, Alfredo Meugniot.
Se dirigió a la concurrencia: “A mi hijo lo asesinaron por ir a una fiesta. Dijeron que era un ajuste de cuentas y no es cierto, era una fiesta. Ustedes en Minatitlán también van a fiestas”.
Careta solloza y alza la voz y grita, desgarra el coraje e impotencia tras cumplirse dos días de que enterró a su hijo en el camposanto municipal.
Aracely solo es una más del centenar de deudos que dejó la masacre en la palapa “El Potro”, donde trece personas perdieron la vida el pasado viernes.
Apenas cien manifestantes concentró la marcha para exigir justicia, convocada por el Consejo Regional de Seguridad y Participación Ciudadana.
“La gente tiene temor. No es por apatía, es miedo”, justifica ante los reporteros, Alberto Sánchez, presidente del consejo.
Los familiares de Alfredo Meugniot –hijo de empresarios–, asisten a la marcha, no quieren hablar con la prensa, pero tampoco con las autoridades.
“Estoy muy enojada mamá”, dice la hermana de Alfredo, luego de escuchar como el alcalde de Minatitlán, Nicolás Reyes Álvarez, se dice “conmocionado” y “triste” porque un bebé de un año fue privado de la vida a balazos.
La hermana de Alfredo Meugniot también pone caras cuando la prensa se le intenta acercar a su mamá. “Respeten nuestro dolor, investiguen por otro lado”, ataja; pero también se enoja cuando escucha al edil morenista, Nicolás Reyes, decir que el ayuntamiento está haciendo su parte en materia de seguridad.
“Estamos trabajando”, “hacemos el esfuerzo”, “estoy consciente”, repite una y otra vez la autoridad municipal ante la lluvia de reclamos de los minatitlecos.
Una hora antes, en la plazoleta Lázaro Cárdenas, en este petrolero municipio, Aracely Careta toma la palabra. Admite que la ciudadanía tiene miedo, pero que es hora de decir: “Ya basta”.
“Ya no más inocentes, mataron a mi hijo de 30 años. Él llegó a esta fiesta familiar a las 8 de la noche y media hora después ya lo habían matado, lo mataron como se mata a un animal. Vamos a levantar la voz: Ni uno más”.
Ahí en la plazoleta que honra el movimiento petrolero, integrantes de cámaras empresariales y de sindicatos petroleros se reunieron para, a micrófono abierto, fustigar la ola de “levantones”, secuestros, homicidios, extorsiones y robo del fuero común, ante la incompetencia de los tres niveles de gobierno.
“Nos ofrecieron un cambio y no lo vemos… no hay estrategia de seguridad, el crimen organizado opera con total impunidad”, fustigaron.
La marcha partió hacia el Palacio Municipal con gritos de consigna de: “Ni uno más”, “no más inocentes”, “basta ya”, “justicia”, “basta de tanto ensuciar”, “hoy se vive, mañana quién sabe”.
Durante la marcha, los asistentes reprocharon que, de un plumazo, la autoridad resolvió que la masacre de 13 personas la noche del viernes pasado había sido por un problema de venta de drogas, y aunque exoneró a la mayoría de las personas privadas de la vida, encajonó la masacre a un “ajuste de cuentas”.
A gritos de “cobarde” y “da la cara Nicolás”, el centenar de manifestantes hizo salir de su oficina climatizada al edil morenista, Nicolás Reyes, a quien le exigieron invertir en el funcionamiento de la cámara de vigilancia y la renuncia de su director de policía municipal.
Pero también le exigieron al presidente Andrés Manuel López Obrador que refuerce la seguridad en este municipio salpicado de bandas delictivas ligadas al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y a Los Zetas.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: NOÉ ZAVALETA.
LINK: https://www.proceso.com.mx/580892/no-era-un-ajuste-de-cuentas-era-una-fiesta-marchan-por-justicia-en-minatitlan-video