A menos de 50 metros de las casas de la colonia Jardines Coloniales, en Saltillo, Coahuila, opera desde hace 46 años una Terminal de Almacenamiento y Despacho (TAD) que Petróleos Mexicanos (Pemex) y los gobiernos federales y estatales no han tenido la menor intención de reubicar por más que desde hace 14 años los vecinos de la zona han solicitado a las autoridades su reubicación.
Pemex se escuda en el argumento de que “no representa un riesgo para la comunidad”, el gobierno peñanietista simple y sencillamente hizo de oídos sordos a sus reclamos y los gobernadores lo han hecho promesa de campaña que una vez en el poder olvidan.
Ante el vacío oficial, la comunidad se resigna a vivir con los peligros que supone la TAD cerca de sus viviendas, jardines infantiles, centros deportivos y hospitales, según pudo constatar PODER a partir de una denuncia recibida vía Méxicoleaks.
Don Gus*, comerciante de Jardines Coloniales, tiene su negocio justo a dos cuadras de la entrada por donde ingresan las pipas a la planta. Esa vecindad ya se volvió incómoda al punto de que reconoce que representa un serio riesgo para la seguridad de los vecinos. “Sería muy bueno si se pudieran ir de esta zona”, dice.
En 2015, el entonces diputado federal Jorge Enrique Dávila Flores, del PRI, llevó el tema a la Cámara de Diputados, pero el asunto se canalizó a la Comisión de Energía, cuyos integrantes hicieron llegar a Pemex la preocupación vecinal. La empresa respondió que cumplía con todas las disposiciones legales y normas internacionales. Además, explicó que la reubicación de la planta implicaría un costo de 900 millones de pesos.
Clara Jiménez*, vecina de la zona, refiere que directivos de Pemex llegaron a decirles que era más costoso reubicar la planta que pagar las indemnizaciones en caso de un eventual desastre, pues la empresa tiene un reaseguro internacional que cubre este tipo de situaciones.
“Tuvimos entrevista con los directores de Pemex en donde nos dijeron que no se reubicarían porque no les conviene económicamente, además de que es un punto estratégico para distribuir los combustibles. También que cuentan con un seguro internacional de muchos millones que los indemnizará en caso de siniestro. Que es una cantidad mayor que la que gastarían en reubicarse. Se manejó la idea de que el gobierno estatal les regalaría los terrenos para su reubicación, pero a partir de la actual administración estatal ya no tocaron el tema”, afirma Jiménez.
De acuerdo con información oficial, Pemex contaba en 2017 con una póliza de seguro por la cual pagó 546 millones 480 mil 191.17 dólares a Mapfre México, S.A. para asegurar el patrimonio en tierra y mar y la responsabilidad civil general derivada del desarrollo de sus operaciones. La multinacional Mapfre lleva 80 años en México y sería la encargada de reconstruir o reemplazar cualquier propiedad destruida por otra similar, en caso de siniestro.
El seguro cubre hasta mil 750 millones de dólares (33 mil millones de pesos al tipo de cambio vigente) para daños en instalaciones en tierra, como la TAD de Saltillo. Si hubiera una catástrofe en la terminal, Pemex gastaría menos que si reubicara la planta. Pagaría un deducible de 250 mil dólares (4.7 millones de pesos) contra los 900 millones de pesos que implicaría mover la planta. Además, afirma que, de existir el proyecto, habría un incremento en los costos operativos que se trasladarían al consumidor final.
La póliza también cubre las afectaciones y pérdidas causadas a la población civil derivados de accidentes y demás reclamaciones que surgieran. Para tal fin dispone de un fondo de mil 100 millones de dólares (20 mil 797 millones de pesos).
La reubicación de la planta ha sido desde hace rato una bandera política para los partidos políticos, particularmente el PRI. De 2005 a 2017, enarbolaron esa lucha con marchas, terrenos y… promesas que nunca se concretaron.
En sus respectivos mandatos, los hermanos Moreira, Humberto y Rubén apoyaron públicamente la reubicación de la TAD. Según los vecinos, cuando Humberto se encontraba en campaña política para las elecciones a gobernador de Coahuila, prometió que la terminal se iría de Saltillo.
En 2012, su hermano Rubén, ya como gobernador, retomó esa batalla. Su partido, el PRI, abanderó la marcha ciudadana para exigir a Pemex la reubicación de la TAD.
Ninguno de los dos cumplieron su promesa. Entre intereses políticos y económicos, la planta sigue ahí, percibida por los vecinos como una amenaza. Pero los habitantes de la colonia Jardines Coloniales no han dejado de luchar y en 2017 enviaron una serie de cartas a diversos funcionarios para solicitar la reubicación de la planta.
NOTA COMPLETA
FUENTE: PROCESO/PODER.
AUTOR: /ISABELA GRANADOS, CLAUDIA OCARANZA.
LINK: https://www.proceso.com.mx/592725/pemex-y-el-gobierno-no-quieren-reubicar-planta-en-saltillo