La polémica en México tiene un reflejo en la prensa extranjera. La revista inglesa The Economist castiga la decisión del Presidente Andrés Manuel López Obrador de dejar libre a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, pero The New York Times dice que en Culiacán tienen otra versión de la historia: que los ciudadanos respiraron aliviados cuando la paz volvió.
El periódico neoyorquino señala esta mañana que “en los días posteriores al asedio de la ciudad de Culiacán por el Cártel de Sinaloa, los residentes se sintieron aliviados: alivio de que el terror haya terminado. Que más personas no murieron. Y que las fuerzas del Gobierno, que habían capturado al hijo del ex líder del cártel Joaquín Guzmán Loera, conocido como ‘El Chapo’, devolvieron su objetivo en lugar de seguir librando una batalla sangrienta”.
“La liberación el jueves de Ovidio Guzmán López, el hijo de ‘El Chapo’, por parte de un contingente de soldados mexicanos armados y armados llevó a una crítica generalizada del Presidente Andrés Manuel López Obrador por apoyar la decisión de ceder ante el cártel y, en general, por no abordar la espiral de violencia del país. Pero los residentes de Culiacán, la capital del estado de Sinaloa y el lugar de nacimiento del cártel, no comparten esos sentimientos. Dicen que la decisión salvó vidas”.
La periodista Paulina Villegas, quien firma el texto del Times, agrega: “Los ciudadanos de Culiacán no son ajenos a la violencia. Aún así, la extensión del caos del jueves conmocionó a los residentes y los llevó a la casa durante gran parte del jueves y viernes, con la mayoría de los negocios cerrados, las clases suspendidas y las calles desiertas. Para el sábado por la mañana, la vida en la ciudad parecía volver lentamente a la normalidad. Se reemplazaron los vidrios rotos, se recogieron cuerpos de las calles y se eliminaron los restos de autos quemados, llantas y balas gastadas”.
“Aún así –indica The New York Times–, las huellas de la violencia estaban en todas partes. Los agujeros de bala golpearon edificios gubernamentales, restaurantes y hogares, e innumerables residentes llevaron consigo el trauma de lo que habían vivido”.
La agencia Bloomberg señala, en otro texto: “López Obrador ha estado luchando por contener las consecuencias de una operación fallida para detener a Ovidio Guzmán. Se dice que el hijo de ‘El Chapo’ se hizo cargo de algunas de las actividades criminales de su padre, que está cumpliendo cadena perpetua en Estados Unidos. El enfrentamiento dejó ocho muertos y ocurrió en Culiacán, Sinaloa, el bastión del violento cártel que Guzmán había liderado”.
“Si bien AMLO era consciente de la dificultad de las fuerzas de seguridad para arrestar a Guzmán López –agrega–, el Presidente luego abordó un vuelo comercial a Oaxaca. Mientras estaba en tránsito, no estaba disponible cuando los miembros de su Gabinete de Seguridad tomaron la decisión de liberar al sospechoso, dijo a Bloomberg News Jesús Ramírez, el portavoz del Presidente. Todavía no está claro a qué hora AMLO abordó el avión”.
Bloomberg dice que, de acuerdo con Ramírez, las fuerzas de seguridad estaban llevando a cabo una solicitud para presentar a Guzmán López ante las autoridades mexicanas como parte de los procedimientos de extradición solicitados desde diciembre por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA).
Sin embargo, López Obrador reveló este martes que desconocía que el Ejército iba a llevar a cabo un operativo para capturar a Ovidio Guzmán, antes de que se produjera.
“Yo no estaba informado. No me informan en estos casos porque hay una recomendación general de que tengo mucha confianza en el Secretario de la Defensa Nacional [Luis Cresencio Sandoval]”, expresó en su rueda de prensa matutina en Palacio Nacional.
El mandatario, del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), dijo que el Ejército tiene “un grupo de investigación que viene haciendo estos operativos desde tiempo atrás”, al cual el Presidente pidió “cuidar la vida de las personas”.
También aseguró que “si se considera que se cometió un ilícito de mi parte, que se proceda legalmente. Yo voy a argumentar por qué lo hice. Yo pienso que por encima de las leyes está la vida humana”.
“Y, repito, no es un asunto de tipo legal, jurídico, es un asunto que no tiene que ver con el derecho, tiene que ver con la justicia”, sentenció frente a los medios de comunicación.
The Economist, que tiene una línea editorial siempre crítica con los gobiernos de izquierda y en particular con López Obrador, castiga la decisión: “Las batallas de las armas en las calles de Culiacán fue, una vez más, una historia de crimen organizado contra el Estado desorganizado. Comenzó como un intento de los soldados y otros agentes de la ley armados de arrestar a un objetivo preciado: Ovidio Guzmán López”.
“El episodio en Sinaloa –dice The Economist, en nota sin firma, como es su tradición– reveló mucho sobre lo que López Obrador, el Presidente populista de México, piensa sobre el flagelo de la violencia. Lamenta décadas de parálisis económica que, según él, han llevado a los pobres al crimen. Y es escéptico de usar la fuerza para luchar contra los delincuentes. El 20 de octubre, López Obrador dijo que los presidentes anteriores habían ‘convertido el país en un cementerio’ al ‘querer apagar el fuego con fuego’. Su plan de lucha contra el crimen se basa en una combinación de bienestar para los jóvenes, una represión contra la corrupción y una nueva guardia nacional de 60,000 miembros. No es suficiente”.“AMLO puede estar apostando a un acuerdo implícito en el que el Estado y los grupos delictivos se traten entre sí gentilmente, comprando algo de tiempo para que la erradicación de la pobreza haga su magia pacificadora. Según esa teoría, la operación Culiacán fue una desviación de su estrategia más que una expresión de ella. Pero los pactos pueden salir mal. Cuando la tregua en El Salvador se vino abajo, la tasa de homicidios aumentó más del doble. La preocupación es que después de la retirada del estado en Culiacán, las pandillas saben que si amenazan con suficiente derramamiento de sangre se doblará a su voluntad. AMLO les ha dado el incentivo para ser más violentos e irrazonables cuando están amenazados, no menos”, publica The Economist.
El pasado jueves, soldados mexicanos retuvieron a Ovidio Guzmán en un domicilio de Culiacán, capital del estado de Sinaloa, lo que desató una ola de violencia en toda la ciudad, donde grupos de sicarios provocaron tiroteos e incendios, y liberaron a una cincuentena de presos de un penal.
Los soldados se vieron superados por la situación, por lo que el Gobierno de México tomó la decisión de soltar al hijo de “El Chapo” bajo el argumento de que así se podía proteger la vida de los ciudadanos de Culiacán.
El Presidente explicó que ante el caos generado, el gabinete de seguridad del Gobierno federal le presentó la “propuesta” de liberar al narcotraficante, algo que el Presiente mexicano avaló porque era “lo mejor”.
“Me interesa mucho que no nos salgamos del propósito de evitar pérdidas de vidas humanas, no queremos derramamientos de sangre, no queremos eso de nadie”, reivindicó.
El Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, admitió el día después del fracaso de la operación que la captura de Ovidio Guzmán se realizó de manera “precipitada”
López Obrador explicó este martes que ha pedido “una evaluación en la forma cómo se llevó a cabo este operativo” ya que “se aprende de las crisis”.
Asimismo, no descartó nuevos intentos de capturar al hijo de “El Chapo”, ya que “no puede haber impunidad”, aunque advirtió que en este tipo de acciones “hay que cuidar a la población”.
“No puede haber los llamados daños colaterales y para eso hay que usar la inteligencia más que la fuerza”, expresó.
La Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa informó este lunes que el número de fallecidos por los tiroteos durante el operativo se incrementó a 14 y que fueron 21 los heridos durante el caos desatado en Culiacán.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: https://www.sinembargo.mx/22-10-2019/3665504