El gasto neto del Gobierno mexicano en salud pública es equiparable al gasto gubernamental de República Dominicana, y sólo supera el gasto de gobierno de países latinoamericanos y del Caribe como Bahamas, Santa Lucía, Antigua y Barbuda, Guatemala, Haití y Venezuela, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El gasto en salud pública contribuye al progreso de la población, ya que mejora la calidad y la esperanza de vida de las personas, refiere la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Inclusive, la Secretaría de Salud (SSA) ha reconocido que el gasto en salud no sólo es un tema central de la agenda nacional de desarrollo sustentable, sino también de superación de la pobreza.
“Si bien desde hace tiempo se sabe que el nivel de ingreso de un país determina sus condiciones de salud, estudios recientes demuestran que esa relación opera también en sentido contrario: es decir, que el nivel de salud determina cuánto crecen las economías”, se lee en el libro “Macroeconomía y Salud” (2015) de la SSA.
Hoy, en momentos en que la pandemia del COVID-19 le da la vuelta al mundo, gobiernos como el mexicano han puesto en la mesa de debate el uso de fondos presupuestarios adicionales para sobrellevar y superar al virus que ya cobró cinco vidas en todo el territorio nacional, y que podría llegar a infectar a un total de 250 mil 656 personas, o el 0.2 por ciento de los mexicanos, según un cálculo del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece).
El acotado nivel de inversión en salud pública no sólo es un problema de la actual administración, sino también de las administraciones que la antecedieron.
En los últimos 13 años y en promedio, el Gobierno de México invirtió el 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en bienes y servicios de salud pública, refieren las cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Este nivel de inversión pública es inferior al gasto mínimo (seis por ciento) recomendado por la OMS, y también es inferior al gasto promedio gubernamental (3.8 por ciento) de los países de América Latina y el Caribe.
EL GASTO GUBERNAMENTAL
México tiene un nivel “bajo” de inversión en salud pública, refiere la OCDE en el estudio “Health at a Glance 2019”. Para el organismo internacional, el país presenta “brechas en recursos y financiamiento de la salud [que] coexisten con un importante potencial para ganancias en eficiencia”.
Lo anterior se da en un contexto en que sólo seis de 32 entidades federativas mexicanas –Ciudad de México, Chihuahua y Guerrero– tienen infraestructura y personal suficientes para dar un servicio óptimo que garantice la salud general de sus respectivas poblaciones, refiere una investigación de la Unidad de Datos de SinEmbargo, con base en indicadores de la SSA, OMS y OCDE.
La información oficial indica que en los últimos 13 años, a la par que México batallaba para mejorar el servicio de atención médica a nivel nacional, el grado de inversión pública en salud aumentó a cuentagotas, con descalabros incluidos.
La inversión del Gobierno mexicano en materia de salud pública tuvo una tendencia al alza entre 2007 y 2012. Fue durante el sexenio del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa que el gasto gubernamental en salud tuvo un aumento de 40 puntos porcentuales. Cuando el ex panista cumplió su primer año de mandato, el Gobierno gastó el dos por ciento del PIB nacional en bienes y servicios de salud pública. Para el cierre del último sexenio blanquiazul en 2012, el Gobierno gastó el 2.8 por ciento del PIB.
Después, en 2012-2018 y en pleno gobierno del priista Enrique Peña Nieto, la inversión gubernamental en salud decayó 14.3 por ciento, ya que el gasto pasó de 2.8 a 2.4 puntos del PIB nacional.
Pese a las subidas y bajadas, el gasto del Gobierno de México en salud pública ha tendido al alza en los últimos 13 años.
En 2019, durante el primer año de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el gasto gubernamental como proporción del PIB fue igual al de 2018, aunque en términos monetarios (o absolutos) y a precios corrientes de 2019, hubo una recaída de 1.9 por ciento, ya que el gasto gubernamental en salud pasó de 591.6 a 580.8 mil millones de pesos.
Para este año, la SHCP prevé que el sector público presupuestario erogue 634 mil 625 millones 300 mil pesos en partidas de salud. Dicha cantidad es equiparable al 2.6 por ciento del PIB actual mexicano, y supone un aumento de 6.3 puntos porcentuales en términos absolutos a precios corrientes de 2020, o bien, una diferencia nominal de 8.3 por ciento, como proporción del PIB.
Más allá de las proyecciones de Hacienda, las cifras de la Secretaría encabezada por el economista Arturo Herrera Gutiérrez indican que el gasto ejercido durante el primer mes de 2020 no tuvo grandes variaciones con respecto al mismo periodo en años anteriores.
En enero de este año, la SHCP reportó un gasto en salud del sector público presupuestario por un monto de 31 mil 304 millones de pesos equiparables al 0.1 por ciento del PIB nacional.
La cantidad de dinero ejercida fue tres por ciento superior a la de enero de 2019 (30.4 mil mdp a precios corrientes de 2020), aunque su proporción como porcentaje del PIB fue la misma que la del año pasado, e inclusive equiparable a las de enero de 2017, 2016 y 2008, pero inferior a la de 2018 (0.2 por ciento del PIB).
MÉXICO Y EL MUNDO
De acuerdo con la OCDE, el desafío actual de sus naciones miembro es mantener y mejorar el gasto gubernamental en salud pública, en un momento en que las restricciones fiscales, el costo de los avances tecnológicos y los cambios demográficos (envejecimiento poblacional) aumentan los costos de los sistemas de salud pública y de seguridad social.
“Encontrar políticas que puedan hacer que el gasto en salud sea más sostenible sin comprometer logros importantes en acceso y calidad requiere una cooperación efectiva entre los ministerios de salud y finanzas”. Por ello, la OCDE indica que los mecanismos sólidos de gobernanza y coordinación son “esenciales para garantizar elecciones políticas efectivas” que generen un impacto positivo en el desarrollo de la población de cada país.
Las cifras más recientes (2017) de la OMS refieren que el gasto promedio gubernamental de 191 países –incluido México– evaluados ascendió al 3.5 por ciento del PIB por nación.
México ocupa la posición 105 de esta lista, con un nivel de gasto equiparable al de Beréin, Chipre, Georgia, Islas Cook, República Dominicana, Santo Tomé y Príncipe, además de Uzbekistan.
Las cifras oficiales también señalan que en términos generales y por continente, el gasto gubernamental en salud pública más alto fue registrado entre los países de Europa (5.5 por ciento del PIB nacional en promedio), seguido por las naciones de los continentes de Oceanía (5.2 por ciento), América (cuatro por ciento), Asia (2.5 por ciento) y África (dos por ciento).
Al respecto, las cifras de la OMS refieren que el gasto en salud de México (2.8 de su PIB) es 30 por ciento inferior al promedio de los países del Continente Americano.
Pese a que muchas naciones no cumplen con los parámetros internacionales, para la OCDE, en general, es positivo que los países hayan ido aumentando su gasto gubernamental en materia de salud pública durante los últimos dos años. Sin embargo, el organismo internacional reconoce que aún hay grandes retos, sobre todo en países como México, en que preocupa el “alto” nivel de gasto en salud por hogar, así como el bajo rendimiento de la inversión del Gobierno mexicano.
“En México, aproximadamente el 90 por ciento de la población está cubierto con un conjunto básico de servicios de salud. Este es el [nivel] más bajo en la OCDE, ya que la mayoría de los países proporciona coberturas completas. A partir de 2017, [en México] poco más de la mitad (52 por ciento) de toda la asistencia sanitaria fue financiada por el gobierno y por debajo del promedio de la OCDE de 73 por ciento. El país tiene la segunda mayor proporción de pagos directos por hogares [entre los países de la OCDE], que representaron otro 41 por ciento del gasto en salud”, se lee en “Health at a Glance 2019”.
Lo anterior es un problema para la OCDE, porque los pagos excesivos que salen del bolsillo de las personas restringen su acceso a los servicios de salud y pueden generar dificultades financieras. Incluso, la organización señala que “el 5.5 por ciento de los hogares en México experimentan un gasto catastrófico en salud, y los hogares pobres se ven desproporcionadamente afectados” por falta de acceso a servicios públicos y privados.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: EFRÉN FLORES.
LINK: https://www.sinembargo.mx/25-03-2020/3752199