La Red en Defensa del Maíz reiteró su rechazo a la Ley Federal de Variedades Vegetales (LFVV) por la amaneza que representa para “privatizar, acaparar semillas comerciales y no comerciales en general y criminalizar el guardar e intercambiar semillas campesinas en agravio contra la soberanía alimentaria”.
En un comunicado, la Red explicó que las leyes de variedades vegetales son modos para anclar la operatividad y alcances del Convenio de la Unión Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales (UPOV), el cual permite que grandes corporaciones se adjudiquen a sí mismos la prerrogativa de apropiarse de variedades vegetales, «excluyendo la posibilidad de utilizarlas libremente al resto de personas y comunidades que se dedican a la agricultura».
Agregó que la situación se agrava con la reciente entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), pues el acuerdo comercial es un «instrumento de desvío de poder» para presionar en la aceptación de regulaciones y cláusulas que no involucren la opinión de las comunidades y los pueblos que practican la agricultura.
Señaló que, incluso, el representante de comercio estadounidense, Robert Lighthizer, «ya amenaza con someter a México a una controversia Estado-Estado presionando a México para que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) se apresure a completar los procedimientos de aprobación de productos de biotecnología agrícola», denunió la Red respecto a la entrada en vigor del T-MEC y su relación con las leyes de variedades federales.
Por ello, la Red en Defensa del Maíz reiteró su rechazo a la Ley de Variedades Vegetales y al sistema UPOV, y recordó que «todas las leyes que pretenden imponer propiedad intelectual sobre plantas,legitiman a ese puñado de semilleros que quieren doblegar al mundo con sus restrictivos derechos de obtentor y patentes, y su dominio del mercado».
Comunicado completo:
A la opinión pública nacional e internacional:
De nueva cuenta, como lo expresamos el 29 de noviembre de 2019, reivindicamos nuestro tajante rechazo a la iniciativa de reforma de la Ley Federal de Variedades Vegetales (LFVV) que introdujo el diputado Eraclio Rodríguez de MORENA. https://tinyurl.com/y93j4eon
Ahí expresamos los argumentos centrales de nuestro rechazo, insistiendo en que la LFVV entraña el grave intento por “privatizar, acaparar semillas comerciales y no comerciales en general y criminalizar el guardar e intercambiar semillas campesinas en agravio contra la soberanía alimentaria”.
Como bien sabemos, las leyes de variedades vegetales son modos para anclar la operatividad y alcances del Convenio de la Unión Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales (UPOV): un convenio contrario a toda lógica jurídica, porque un pequeño grupo de grandes productores —mayormente corporaciones— a nivel internacional se adjudica a sí mismo la prerrogativa de apropiarse de variedades vegetales excluyendo la posibilidad de utilizarlas libremente al resto de personas y comunidades que se dedican a la agricultura y que son quienes las domesticaron y las han legado a la humanidad.
Esto, que debería ser inaceptable, ha ido cobrando fuerza y ahora los tratados de libre comercio imponen la adhesión a este Convenio en su versión 91 como un requisito. Pero los tratados abren un plazo para cumplir con dicha adhesión, y el T-MEC abre un periodo de 4 años para que el país se adhiera a UPOV 91. Y el ATP (o TPP) y el TLCUEM presionan a lo mismo.
Sin embargo, el diputado Rodríguez ha venido insistiendo en que aprobar esta ley es un requisito para que se apruebe el T-MEC. Esto es rotundamente falso, como ya han insistido otros diputados e investigadores. https://tinyurl.com/yc9vrj8m)
Tampoco debemos pensar que con rechazar la aprobación de esta ley el asunto de las semillas quedó pospuesto en el T-MEC, como algunos medios han festinado sin entender qué está en juego. (https://tinyurl.com/ya8ayd9d; https://tinyurl.com/y7re98t2 )
Para nosotros el problema sigue siendo urgente y grave. El T-MEC es, como ya hemos dicho antes, un instrumento de desvío de poder que busca someternos al arbitrio de concertaciones oscuras, de espaldas a la población mexicana, y que de inmediato nos amenaza con sus regulaciones y sus cláusulas sin que importe lo que opinen los pueblos originarios, las comunidades campesinas o la gente de las ciudades que igual sufrirán las consecuencias.
Tan es así, que el representante de comercio estadounidense, Robert Lighthizer, ya amenaza con someter a México a una controversia Estado-Estado presionando a México para que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) se apresure a completar los procedimientos de aprobación de productos de biotecnología agrícola, lo que implica que Estados Unidos insiste en imponernos no sólo derechos de obtentor y patentes como proceso de privatización de las semillas, y la aberrante prohibición de que los campesinos puedan volver a sembrar la semilla que ya compraron, sino que busca imponernos cultivos biotecnológicos so pena de que México sea demandado ante una de esas cortes ajenas a la estructura jurídica nacional. https://tinyurl.com/yb8c92j3)
Con este contexto, debemos rechazar totalmente la Ley de Variedades Vegetales y no sólo posponer su aprobación. Es una ley contraria a la lógica natural de 10 mil años de agricultura.
Su definición de lo que son “variedades vegetales” es sesgado y con su ambigüedad busca hacer que las semillas nativas y criollas sean susceptibles de apropiación.
En lugar de reconocer el valor y la importancia de la domesticación y la diversificación continua de las semillas de manera milenaria, estas leyes y todo el sistema UPOV, nos quieren vender la idea de que esta diversificación implica una «innovación” o incluso una invención, “una obtención” que merece derechos de propiedad cuando en realidad estas obtenciones son una de las expresiones más brutales de biopiratería de los saberes, conversaciones y prácticas milenarias de los pueblos con la Naturaleza, con las semillas.
También debemos rechazar el sistema UPOV en su conjunto, por más que sectores de la población piensen que UPOV 78 es aceptable. La Red en Defensa del Maíz tiene claro que todas las leyes que pretenden imponer propiedad intelectual sobre plantas, legitiman a ese puñado de semilleros que quieren doblegar al mundo con sus restrictivos derechos de obtentor y patentes, y su dominio del mercado.
Debemos también comenzar un proceso de impugnación de los tratados de libre comercio que no son otra cosa que instrumentos para que la gente no se pueda defender de lo que las corporaciones y los gobiernos buscan imponerle.
En el fondo, con estas leyes (como la Red en Defensa del Maíz lo viene diciendo ya hace muchos años) lo que se busca es acabar con la agricultura independiente.
Sus leyes absurdas no son las que deben regir la vida de las comunidades y los pueblos. Quiénes creen que son para venir a imponernos.
Sólo respetando nuestra libre determinación y nuestra autonomía se estará defendiendo la libertad de las semillas y la responsabilidad de cuidarlas.
Red en Defensa del Maíz
AUTOR: REDACCIÓN.