miércoles, 19 de agosto de 2020

Lozoya, distractor inútil: voto de castigo en 2021 no cambiará

Si los famosos videos que harían cimbrar al país por las presuntas entregas millonarias de dinero en las que estarían involucrados y filmados, de manera directa, cinco senadores y un Diputado a cambio de aprobar la Reforma Energética peñista, resultan como el filtrado en redes sociales el lunes pasado: un par de achichincles recibiendo fajos de billetes en bolsas de plástico – lo cual, por supuesto, deberán explicar de quiénes los recibieron y a quiénes se los entregaron-, pues nos encontramos ante un caso Lozoya enmarcado más en el escándalo mediático que en una investigación bien respaldada en lo jurídico y legal.

De entrada, los videos exhibidos, más allá de la validez jurídica que puedan tener, son hasta ahora simples filtraciones brotadas de ese “pozo de las inmundicias” (Umberto Eco dixit) llamado redes sociales.

Francisco Domínguez, exsenador y actual Gobernador de Querétaro, niega cualquier vínculo con esta entrega de dinero e incluso despidió de inmediato a su secretario privado, Guillermo Gutiérrez Badillo, quien aparece en el video. El también exsenador, Jorge Luis Lavalle, hasta la hora de entrega de esta columna no había fijado posición respecto a Rafael Caraveo, exsecretario técnico del Senado y operador de Lavalle. Ernesto Cordero también rechazó cualquier relación con el video. Ese es el punto: ¿Quién y cómo se les comprobarán lo contrario?

Por sus características y perfiles estamos, más que nada, ante un escándalo mediático. De allí a que se destape un juicio de dimensiones carcelarias contra los opositores del régimen lopezobradorista – en este caso, miembros distinguidos del PAN-, habrá un abismo de diferencia. ¿Por qué? No perdamos de vista dos razonamientos fundamentales:

Primero: porque al filtrarse a través de YouTube por parte del Gobierno – no seamos ilusos: es el que tiene contacto con Lozoya y por lo tanto acceso a sus videos y recibos que fueron cacareados en su momento por el Fiscal Gertz Manero-, únicamente se está buscando un escándalo mediático-político para afectar la imagen del principal partido opositor de AMLO y Morena: Acción Nacional, complicando iniciar un proceso legal firme. Efecto político, más que judicial.

Segundo: porque si como ha trascendido, este es el único video con el que cuentan el régimen y Lozoya para entretener y desviar la atención de los verdaderos y graves problemas que enfrentamos: la tragedia humanitaria mexicana, la COVID-19 fuera de control con casi 60 mil decesos, la crisis económica más grave de nuestra historia reciente, la inseguridad con más de 60 mil ejecuciones en este sexenio, la crisis en el sector salud y otras calamidades más, entonces el llamado Caso Lozoya se ha comenzado a desinflar, a pesar de que la FGR quiera alargarlo hasta los próximos seis meses, de cara ya a las estratégicas elecciones intermedias.

Así, y por lo visto el lunes pasado en el video difundido en redes sociales por un supuesto hermano de Emilio Lozoya (la defensa ya lo desmintió), el “distractor Lozoya” solamente quedará en un chisguete, en un globo inflado por los voceros del régimen, justo en medio de una crisis financiera, sanitaria y de seguridad sin precedentes en México.

No se hagan bolas:

El distractor Lozoya tiene fecha de caducidad.

¿Con Lozoya descansando cómodamente en su casa sin que jamás pise la cárcel, difundiendo videos impactantes aunque irrelevantes y prestándose a hacerle el juego al Gobierno para desplegar una cortina de humo e intentar eclipsar los gravísimos problemas que hoy hunden a México, le alcanzará a López Obrador y a la autollamada 4T para revertir el voto de castigo que se les viene en contra en las elecciones intermedias del 6 de junio de 2021?

La respuesta es no. No les alcanzará para revertirlo. El caso Lozoya no cambiará el voto de castigo en contra de AMLO y del desastre de administración que nos han entregado en 20 meses de Gobierno. Y aquí, damos las razones:

AMLO ha perdido, al menos, 20 puntos de respaldo ciudadano durante el último año y medio, que equivalen a alrededor de 10 millones de votos menos para su causa en 2021. Sí, es el voto indeciso que si bien en 2018 lo favoreció por el hartazgo ciudadano contra Peña Nieto y el PRI, ahora se muestra arrepentido ante el mal Gobierno de López Obrador. Esos votos se irán a la oposición en la elección intermedia y castigarán al partido en el poder. (A mayor detalle, ver columna “A un año de la intermedia, AMLO pierde 10 millones de votos”. SinEmbargoMX. Martín Moreno. 3-Junio-2020).

Toda votación es más emocional que razonada. El voto es más de entraña que de análisis. Dos claros ejemplos: 2000 y 2018. Por lo tanto, quienes ya han decidido desde ahora votar en contra de los candidatos de AMLO y Morena por el mal Gobierno, no cambiarán su intención del voto solo porque Emilio Lozoya llegó a México y está echando lodo al ventilador, afectando, sobre todo, a los principales críticos del régimen. Esa postal es percibida más como una jugarreta política del Gobierno que como una acción realmente encaminada a combatir la corrupción en el país.

Luego, entonces:

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si el Gobierno le quitó a mi hijo las medicinas que necesitaba para luchar contra el cáncer?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si el Gobierno recortó el presupuesto a Salud en plena pandemia y por eso se murió mi madre?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si AMLO nos dijo que el coronavirus no era tan dañino, nos invitó a salir y a abrazarnos, y hasta festinó que la pandemia le caía como “anillo al dedo” a su movimiento, mientras en hospitales, casas y calles, miles de mexicanos morían sin atención médica?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si la 4T reventó a la economía nacional, ahuyentó inversiones, canceló proyectos, generó desempleo y nos llevó a la crisis económica más grave y profunda de nuestra historia?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si el Gobierno nos canceló los programas de apoyo a madres solteras?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si el Gobierno nos eliminó las estancias infantiles?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si por culpa del Gobierno perdí mi empleo y no se me indemnizó después de 20 años de servicio público?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si 15 millones de mexicanos desamparados se quedaron sin ingresos durante este año?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si el Gobierno abandonó a mexicanos trabajadores durante la pandemia, provocando el cierre de 150 mil negocios y micros, pequeñas y medianas empresas, y quebró a 10 mil industrias más, mientras en otros países sí se apoyó al sector privado?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si la inseguridad está fuera de control y mataron a mi esposo y a mis hijos?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si AMLO sólo está regalando dinero a sus seguidores para asegurar su voto en la elección intermedia?

¿Y a mí qué me importa que cante Lozoya, si se me han terminado mis ahorros y el Gobierno nunca nos quiso apoyar durante la pandemia, mientras nos pedía quedarnos en casa?

Faltan poco más de 9 meses para la elección intermedia, referéndum innegable para evaluar la actuación del Gobierno en turno.

No, señores. No nos equivoquemos. El voto de castigo en contra de AMLO y la 4T será durísimo por el desastre que vive México. Ya lo veremos.

Ni Lozoya, ni el avión presidencial, ni las cuchufletas presidenciales, ni los berrinches en Palacio Nacional lograrán cambiar ese voto de castigo. Ese voto ya está más que consolidado. Nada lo cambiará.

Y sólo faltan nueve meses.

No nos equivoquemos.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: MARTÍN MORENO.