Sin embargo, señaló que el costo a pagar por esa urgencia es la ausencia de la visión transexenal de país que debe enmarcar este tipo de obras, y añadió que habrá que estar atentos a que se aplique el estado de derecho en la adjudicación de las obras y en todo lo relativo a los proyectos energéticos.
Indicó que inversión de 290 mil millones de pesos o 1.3% del PIB es muy poco para el tamaño de la economía mexicana, pero que si se alcanza la meta de ejecutar nuevos paquetes de proyectos hasta completar una inversión de 22% del PIB sería digno de aplauso.
Villarreal también alertó que estos proyectos podrían ampliar la brecha de desarrollo entre regiones debido a que a los empresarios solo se interesarán proyectos de alto monto como los energéticos y los vinculados con el T-MEC, y dejarán de lado los de impacto social, muchos de los cuales podrían parar pues el gobierno carece de recursos para ocuparse de ellos.
Comentó que una visión de largo plazo consideraría proyectos como la transformación de la red eléctrica del país en una de nueva generación, definir a dónde se quiere llevar a México en materia de telecomunicaciones y cómo va a incorporar la tecnología 5G.
A juicio del director del CIEP, se trata sólo de meter dinero a proyectos que generen empleos, combinando necesidades con urgencia.
Respecto de los cinco proyectos en energéticos anunciados, el investigador del Centro de Geociencia de la UNAM y experto en temas energéticos, Luca Ferrari señaló que son esencialmente para Pemex y no son novedosos, por el contrario, algunos estaban ya programados o incluso iniciados, o bien se habían atrasado.
Llama la atención que una vez más lo relativo a energía se reduce a hidrocarburos, indicativo de que la visión ochentera del petróleo como palanca del desarrollo está vigente, y añadió Ferrari.
Si se involucra a la iniciativa privada, es porque Pemex no tiene los recursos financieros para llevarlos a cabo, pero se reserva el control, señaló el investigador.
Dentro de los 32 nuevos proyectos anunciados en Palacio Nacional hay un apartado energético que incluye la inversión de 2 mil 520 millones de pesos en una terminal de Etano en Pajaritos, Veracruz; 1 mil 155 millones en una planta de fertilizantes en Camargo, Chihuahua; 54 mil 705 millones en una coquizadora en la refinería de Tula; 15 mil 400 la rehabilitación de una planta de coquización en la refinería de Cadereyta, y 25 mil 200 en una unidad de licuefacción en Salina Cruz, Oaxaca.
Ferrari reconoció que las obras para completar el proceso de coquización en las refinerías de Tula y Cadereyta podrían ser los proyectos más útiles, pues ayudarían a reducir la cantidad de combustóleo que producen y transformarlo en más gasolina y diesel.
En cambio, indicó que la planta de licuefacción de gas de Salina Cruz, Oaxaca, estaba programada desde hace tiempo y presuntamente servirá para exportar gas desde el Golfo de México hacia el mercado asiático a través del Istmo de Tehuantepec, aunque no se descarta que pudiera estar pensada para el gas importado de Estados Unidos.
Respecto de la planta de fertilizantes en Camargo, Chihuahua, Ferrari dijo que se trata de la reactivación de una vieja infraestructura abandonada desde el sexenio de Vicente Fox, y que puede ser útil para disminuir la importación de estos insumos críticos para la agroindustria.
Consideró que la terminal de almacenamiento de etano del puerto de Pajaritos, en Veracruz, es para almacenar el gas procedente de Estados Unidos que constituye el insumo de los complejos petroquímico de Morelos y Cangrejera que producen etileno.
FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.
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