viernes, 20 de noviembre de 2020

El conteo oficial muestra 100 mil muertes, pero van más de 260 mil defunciones por la pandemia

Esta cifra incluye a las personas que tuvieron otras causas de muerte que no se conocen oficialmente; a quienes no fueron atendidos en algún hospital o aquellos que murieron en su casa. Se trata del impacto de la pandemia en México.

Este 19 de noviembre, México registró 100 mil muertes confirmadas por contagio de coronavirus. Pero en realidad el número de fallecidos a raíz de la pandemia ya llegó a 260 mil.

Esta cifra incluye los 100 mil muertos oficialmente reconocidos como víctimas del COVID-19 y el resto -160 mil- “no se conocen las causas” todavía. Son pacientes -la mayoría- que murieron en sus casas, porque no encontraron lugar en algún hospital o porque simplemente les dio miedo ir ante el riesgo de contagio.

Le llaman “exceso de mortalidad” y sirve para dimensionar el impacto de la pandemia en México, basados en cifras oficiales.

¿Cómo se explica el exceso? Si bien cada año se registra casi el mismo número de muertes en cada país, cuando ocurre un fenómeno extraordinario como una guerra o, en este caso una pandemia, suceden más fallecimientos. Esto se conoce como exceso de mortalidad, es decir, muertes adicionales a las esperadas.

En el caso mexicano, las muertes “de más” alcanzaron las 210 mil 529 mil entre el 1 de abril y hasta el 30 de septiembre –el periodo de la pandemia–. De ese total, solo 80 mil 660 habían sido confirmados con COVID-19 .

Esto significa que por cada fallecido por COVID había 2.6 muertos, proporción que prácticamente se ha mantenido en el cálculo mensual de muertes adicionales, aún cuando las entidades hayan presentado mayor número de decesos en meses distintos.

De ahí que, al llegar a 100 mil fallecimientos confirmados por COVID este jueves, el número proyectado con base en las cifras oficiales sería de 260 mil muertos tras nueve meses de pandemia, donde se ha mantenido el mismo factor de 2.6 muertes por cada confirmada de coronavirus.

Se trata de un número mayor a los 60 mil decesos que, según dijo en junio el subsecretario Hugo López-Gatell, sería un “escenario catastrófico” para el país. Sin embargo, dicho número se alcanzó desde agosto pasado.

Animal Político y Proyecto Li ha realizado el cálculo de muertes adicionales a las esperadas, con base en el Registro Nacional de Población (Renapo) y los registros civiles totales, en el caso de las entidades que registran sus datos con retrasos o inconsistencias. En tanto, la Secretaría de Salud solo incluye a 25 estados en su cálculo. 

Aunque la proporción reportada oficialmente por la Secretaría de Salud en su último reporte de exceso de mortalidad del 10 de octubre, sin incluir siete entidades, registraban 203 mil muertes en exceso, de las cuales 80 mil fueron confirmadas con COVID . Por ello, su proporción es de 2.4 muertes. 

En conferencia de prensa, López-Gatell lamentó que medios de comunicación estén enfocados en “la perspectiva alarmista” desde el inicio de la epidemia, por publicar las estadísticas.

“La epidemia es terrible en sí misma, no hay que agregarle dramatismo. Poner en primeras planas estadísticas pues me parece que no ayuda demasiado”, dijo el funcionario.

También dijo que se convierte la noticia “en un tema de ventas o bien un mecanismo de confrontación política”, no solo con el gobierno y sino con la sociedad.

“La cifra redonda, cuando llegamos a 100 mil (muertes), pareciera como un atractivo de publicidad de un hecho tan dramático y es poco respetuoso para las personas que han perdido la vida y sus familias”, finalizó.

El rebrote

Al iniciar noviembre, el director de Epidemiología, José Luis Alomía alertaba que en nueve entidades federativas se observaba ya un incremento epidémico en el número de casos, pero siete de ellos han superado su primer y segundo pico epidémico, lo que llamó “efecto rebrote”.

“Les decimos efecto de rebrote porque en su momento este incremento de su curva epidémica que habían tenido en las últimas semanas, había superado ya su primer o segundo pico, es decir, tienen una tendencia ascendente y es mayor que la observada”. 

Se refería a Chihuahua, Durango, Ciudad de México, Querétaro, Aguascalientes, Coahuila y Zacatecas, con incremento tanto en los contagios como en las hospitalizaciones.

Sin embargo, hasta este 18 de noviembre solo Chihuahua y Durango regresaron a semáforo rojo por el incremento de contagios, mientras que la Ciudad de México, con incremento también, ha establecido mayores restricciones en actividades económicas, pero aún mantiene el semáforo en naranja. 

También están en naranja Guerrero, Estado de México, Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco, Colima, Zacatecas, Aguascalientes, Nuevo León, Coahuila, Sonora y Sinaloa. 

Solo Campeche se encuentra en semáforo verde y otros once estados en amarillo (Quintana Roo, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tlaxcala, Puebla, Morelos, Tamaulipas, Nayarit y Michoacán). 

Sin embargo, el cambio en el semáforo que se refleja en la permisión o restricción de actividades, es una decisión que pasa por el factor económico, toda vez que detener las industrias y negocios impacta en la economía de cada estado y, por ende, en los ciudadanos. 

Por eso es que, por ejemplo, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto para adelantar la entrega de aguinaldo para burócratas desde el 9 de noviembre, previo a la realización del Buen Fin, que durará hasta el 20 de noviembre. 

Si bien se espera que esto reactive la economía, también han traído incremento en la afluencia de personas en las calles, según han reportado notas periodísticas.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO/PROYECTO LI.
AUTOR: NAYELI ROLDÁN/.

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