Miguel Vázquez Martínez, de 70 años, desapareció el 20 octubre en Tlapacoyan, Veracruz. La última vez que fue visto se encontraba subiendo al vehículo de unos desconocidos, que se lo llevaron, presuntamente, para ver un auto, ya que Vázquez Martínez es dueño de un taller y una refaccionaria.
Desde entonces su familia no tiene pistas sobre su paradero. Recibieron llamadas de sus supuestos captores para negociar por su libertad, pero no hubo acuerdos. Por recomendación de la Fiscalía General del Estado (FGE) guardaron silencio. Ahora, más de un mes después de que se lo llevaran, familiares y organizaciones ecologistas de la zona hacen público el secuestro: creen que su activismo en defensa del río esté detrás de su captura.
“En su mismo negocio le dieron referencias que querían cerrar algún trato y lo sustrajeron. Es preocupante porque tiene que ver con el contexto de violencia en el país, en el estado y en la región”, dice Emilio Rodríguez, integrante de la Asamblea Veracruzana de Iniciativas y de Defensa Ambiental (Lavida).
Animal Político consultó con la FGE sobre las líneas de investigación y posibles motivos del rapto, pero la institución respondió que como se trata de un caso abierto no puede ofrecer detalles.
Los compañeros de Martínez en el activismo cuestionaron la labor de la Fiscalía y lamentaron la falta de avances en la investigación. “A los 33 días de su desaparición, no se han presentan resultados, por lo que demandamos de las autoridades políticas y de procuración de justicia avocarse con mayor puntualidad y trasparencia en la investigación y esclarecimiento del caso, compartiendo con la familia y las organizaciones que integran esta Alianza los avances del mismo ya que esta dilación pone en riesgo la vida del compañero”, dijeron, a través de un comunicado.
Martínez es un empresario y activista muy conocido en la zona. Está casado, tiene seis hijos y ocho nietos. Además, es dueño de dos hoteles especializados en turismo ecológico, un taller y una refaccionaria. Desde hace 15 años es fundador y tesorero de la Alianza de Comunidades en Defensa de los Ríos Bobos-Nautla y Tecolutla A.C. por lo que su implicación en la defensa de la naturaleza es una de las opciones que se barajan sobre su secuestro. La otra podría ser la extorsión, ya que en la zona operan diversos grupos criminales.
La trayectoria de Martínez está vinculada al río y, en los últimos tres lustros, su actividad ha estado centrada en impedir la instalación de hidroeléctricas. Como su negocio depende del cauce del río, de prácticas como el rafting, se unió a otros propietarios de la zona para evitar que se entubasen los cauces.
24 proyectos hidroeléctricos
Según explica Héctor Colio, su compañero en el colectivo, en la cuenca del Bobos-Nautla, de 100 kilómetros de extensión, hay 24 proyectos de plantas para generar electricidad a través de la corriente del agua. Las agrupaciones ambientalistas han trabajado para evitar su instalación. Los planes más avanzados eran siete. Hasta el momento, lograron que tres sean desechadas por los tribunales al carecer de un Estudio de Impacto Ambiental viable pero otras cuatro han recibido de nuevo sus permisos.
En este sentido, Rodríguez recuerda que el ahora desaparecido y sus compañeros fueron una avanzadilla en la denuncia de las pequeñas hidroeléctricas. “Son pioneros en el posicionamiento de este tema. Se pensaba que era la respuesta limpia a los megaproyectos. En lugar de hacer una gran presa, la dividen y significa un impacto mayúsculo”, explica.
Desde hace 15 años, Martínez y sus compañeros han presentado amparos ante los tribunales, realizado marchas para mostrar su rechazo a los proyectos y conferencias para convencer a los vecinos de la importancia de proteger la cuenca del río.
“Primero vinieron las hidroeléctricas y ahora estamos haciendo frente a la amenaza de tres minas a cielo abierto, dos en Puebla y una en Veracruz”, explica Colio.
“En esta lucha hemos sufrido amenazas por testaferros de las empresas y por autoridades de municipios que se han puesto del lado de los empresarios. La desaparición del compañero nos preocupa porque se suma a prisiones y amenazas que estamos sufriendo”, dijo el ambientalista.
Colio reconoció que, hasta ahora, no tienen pistas para saber quién puede estar detrás de la desaparición. “Ya habían amenazado a algunos compañeros que se desistieran”, explicó. Según el ambientalista, el modus operandi era realizar llamadas para tratar de obligar a los activistas a retirar los amparos con los que mantienen paralizadas las obras.
Por eso, la desaparición de Martínez ha generado un ambiente de “terror” en la comunidad. “Esta noticia causa terror y una población aterrorizada se paraliza”, dijo.
Está previsto que este 24 de noviembre comparezcan familiares y ambientalistas en una conferencia de prensa en Xalapa y luego se dirijan a las oficinas de la FGE para pedir explicaciones.
“Miguel es un compañero solidario, un empresario local que siempre se mostró solidario con la causa. Ha dedicado su vida a la región”, dijo Emilio Rodríguez.
México es uno de los países más peligrosos del mundo para la defensa del medio ambiente, según organizaciones como Global Witness.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: ALBERTO PRADILLA.
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