Trabajadores de la Secretaría de Salud y del Seguro Social no se dan abasto con la cantidad de pacientes sospechosos que diario acuden a sus clínicas de fiebre y Unidades de Medicina Familiar; mientras que los médicos de primera línea en hospitales COVID batallan hasta para que les paguen su salario en tiempo y forma, además de padecer la falta de medicamento para sus pacientes, saturación de hospitales y compra de su EPP
Médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tijuana, refieren que no se están haciendo las pruebas PCR correspondientes a los derechohabientes para detectar COVID-19, ya que de 10, 7 son destinadas al personal médico y solo 3 a los usuarios del servicio.
“Estamos muy mal. Ahora que empezó el frío cada vez viene más gente a tratarse por síntomas, pero no nos dejan hacer las pruebas, casi todas las dejan para el personal de salud, o sea, nosotros mismos, y muy pocos para los derechohabientes, pero son muy pocas las pruebas que se hacen”, dijo uno de los médicos de primera línea en la Clínica 27 del IMSS.
Añadió que siempre han tenido ese problema al momento de realizar las pruebas para la detección de la enfermedad desde que inició la pandemia, pero desde que se activó el repunte, les piden limitar el número de pruebas que se hacen a los derechohabientes.
“Por ejemplo, aunque el paciente venga con cefalea, anosmia, fiebre, gripa y tos, síntomas más comunes de COVID-19, no nos dejan hacer las pruebas, nosotros tenemos que justificar otras razones para que nos autoricen hacerla, como síntomas indeterminados no concluyentes, pero incluso aunque haya estos, muchas veces simplemente no las podemos hacer”, añadió.
“Es obvio que estamos dejando ir a muchos pacientes COVID sin que estos queden registrados, ni siquiera como sospechosos, aunque sean ambulatorios. Nosotros les damos la indicación de aislarse durante 14 días, pero sin pruebas que confirmen, pues es difícil hacer que ellos cumplan con esa indicación”, comentó.
Alonso Pérez Rico, secretario de Salud en el Estado, admitió a ZETA que Fátima Borrego, jefa de Prestaciones Médicas del IMSS, les pidió apoyo para realizar pruebas al personal médico.
“Yo les dije que adelante, que nosotros se las hacemos, pero teníamos que seguir con el modelo Centinela, donde el 10% de los ambulatorios se tenía que seguir respetando. Mi obligación es seguir con este modelo para ver cómo se está comportando la comunidad y el sector médico no se puede considerar como el resto. Son a los que más les hacemos pruebas, a los que más seguimiento le damos por la naturaleza del sector”, afirmó.
El modelo Centinela, implementado por Gobierno Federal, consiste en que del 100% de pacientes que lleguen a hospitales con síntomas de COVID-19, se debe de tomar la muestra PCR; asimismo, al 10% de los que lleguen a las unidades ambulatorias (clínicas de fiebre o UMF) se les toma una muestra, para medirla en semanas epidemiológicas.
Sin embargo, es en las UMF y en las clínicas de fiebre donde no se realizan las pruebas al 10%, sino a tres personas o a ninguna, a decir de los médicos de primera línea que recibieron dicha orden al inicio de esta semana.
“Ya estamos en cero, ya no nos dejan hacer ninguna PCR a derechohabientes”, compartieron médicos del IMSS.
Actualmente se realizan alrededor de 200 pruebas diarias por parte del IMSS y Secretaría de Salud -400 en total-, además de que el IMSS tiene como protocolo hacer pruebas PCR a todo paciente que llega al hospital con alguna comorbilidad, pero esas son enviadas directamente a laboratorios en Ciudad de México.
En lo que compete a Baja California, solo tiene capacidad para procesar alrededor de 400 pruebas diarias, sin embargo, contrasta con la cantidad de personas que se presentan en las clínicas de fiebre desde mediados de noviembre y lo que va de diciembre, ya que de acuerdo con médicos que allí laboran, han tenido filas de hasta 300 personas por turno.
Hasta el momento van 2 mil 91 enfermeras y enfermeros contagiados, mil 216 médicos y 2 mil 009 trabajadores de la salud de otras áreas; de todos ellos, 49 han fallecido a lo largo de la pandemia.
“NO VALE LA PENA SALIR A LA MENTADA CLÍNICA DE FIEBRE”
Pacientes con síntomas de COVID-19 acuden a las clínicas de fiebre a realizarse la prueba de PCR y no se las hacen, por el contrario, los envían a sus casas a aislarse por posible contagio, y con una receta para surtir, en las que incluyen antigripales.
Marlene es uno de esos pacientes que fue regresada solo con la instrucción de aislarse, ella presentó síntomas de un cuadro gripal, además de anosmia, fiebre y dolor de cuerpo. Sabía que había estado en situación de riesgo y decidió ir a la clínica de fiebre de la colonia Francisco Villa.
“Un compañero de trabajo se contagió en la calle trabajando y yo había estado en contacto con él, después empezaron los síntomas, fui al centro de salud de ‘La Villa’, pero no me hicieron nada, más allá de las preguntas de rutina, Me dijeron que podía continuar aislada, me dieron una receta y ya”, platicó a ZETA.
Marlene optó por ir a un laboratorio externo quien le dio el resultado positivo y continuó con su tratamiento con un médico privado, sin embargo, ya se había contagiado el padre de su hija, “no vale la pena salir a la mentada clínica de fiebre, solo te expones, expones a los demás y no te hacen nada”, expuso.
MÉDICOS EN EL DESAMPARO
Personal del Sector Salud, miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (SNTS), protestaron desde el 15 de diciembre y la madrugada del 16 frente a las instalaciones del gremio, ya que no recibieron su salario catorcenal.
La falta de pago fue solo uno de los tantos problemas a los que se ha enfrentado el personal de primera línea del Hospital General de Tijuana (HGT), pues desde agosto no se les paga el Bono COVID prometido por el Presidente Andrés Manuel López Obrador; además, ellos pagan su propio uniforme, las prestaciones de Ley se las dan en abonos y tienen que aportar sus propios recursos para comprar medicamentos y Equipo de Protección Personal (EPP).
Carmen, enfermera del HGT, quien decidió cambiar su nombre por temor a represalias, dijo a ZETA que en otras dos ocasiones se ha retrasado el pago de su salario, pero es la primera vez que les afirman que no se les va a pagar.
Agregó que personal del área jurídica de la Secretaría de Salud acudió a presenciar la protesta con el fin de intimidar a los afectados, ya que entre ellos había personal aislado desde marzo por tener alguna morbilidad y no tenían por qué manifestarse, sin considerar que a ellos tampoco les habían pagado.
Asimismo, desde hace años el sindicato acordó que cada miembro compraría su propio uniforme, pues si la secretaría se los daba, eran de mala calidad, de otras tallas o les daban lo que querían, por lo que cada quien adquirió el suyo y la dependencia se los paga en retroactivo, situación en la que también han tenido problemas desde esta administración.
“Nos están quitando muchos beneficios. Este gobernador que está -Jaime Bonilla Valdez-, el secretario de Salud -Alonso Pérez Rico- y la secretaria sindical que tenemos -Mayra Yanin Rendón-, en lugar de ayudarnos, vamos para atrás con ellos”, afirmó Carmen.
Destacó que la secretaria general del SNTS se les ha estado escondiendo para no dar explicaciones sobre las concesiones que ha tenido con la administración estatal actual, con la cual, en lugar de obtener beneficios, los han estado perdiendo.
Prueba de ello es el pago de la prima vacacional, que se ha estado pagando en abonos, y ni hablar del aumento de sueldo que les prometieron por ser parte de la primera línea en atención a pacientes COVID.
OTRA VEZ DESABASTO Y SIN PAGO; AL GOBERNADOR, MEDICINA DE PRIMERA, Y AL RESTO DE SEGUNDA
“Estamos peor que cuando recién inició la pandemia, otra vez estamos batallando con el medicamento, tenemos que meter de nuestro bolsillo para comprar jeringas de 20 mililitros o pedirles a los familiares, porque aquí (HGT) no hay. Solo somos dos enfermeras para 20 pacientes COVID en el piso, y no me estoy quejando de los pacientes, eso jamás, sino que tampoco nos dan las condiciones para atenderlos como debe ser”, afirmó la enfermera informante de ZETA, quien labora desde hace 11 años en la institución.
Además, no solo no les brindan las condiciones para laborar, sino que gastan recurso en simulaciones, como la de Jaime Bonilla Valdez cuando fue ingresado al nosocomio el 7 de diciembre.
“Fue toda una simulación, para taparle el ojo al macho, como se dice, porque él pudo haberse atendido en su casa, a lo mucho iba a requerir solo oxígeno, pero hicieron todo ese show y solo quitaron una cama que pudo ser usada en alguien que sí lo necesitara”.
Uno de los médicos del HGT confirmó la simulación y el favoritismo:
“Ese día se ingresaron 20 pacientes a urgencias. Debe estabilizarse al paciente y eso toma un promedio de seis horas, es decir, lo calificas como no de urgencia inminente y lo remites a casa o consulta. La urgencia inminente a quirófano o donde corresponda, en este caso manejo a piso. Estos pacientes que tienen más de seis horas en el hospital y no los enviaron ni a paso o cama censable, el gobernador, que supuestamente llegó con insuficiencia respiratoria, no pasó a urgencias, ni seis horas para calificarlo; llegó directamente a la Unidad de Cuidados Intensivos, desalojaron una cama para dársela a él. Eso es medicina de primera y medicina de segunda, porque los pacientes que están en urgencias están esperando una cama en piso o una cama en cuidados intensivos, y no la tienen”.
Después de las protestas del personal de salud, Alonso Pérez Rico señaló que ya se había llegado a un acuerdo con la Secretaría de Hacienda y el pago se reflejaría en el transcurso del 16 de diciembre para todos los empleados, con una nómina de 99 millones de pesos.
“El motivo no lo puedo comentar ahorita, pero tuvo que ver unos recibos que se tuvieron que conciliar entre la Secretaría de Hacienda y la de Salud, queríamos estar muy seguros que los pagos saldrían como se tenían que hacer”, mencionó.
En cuanto al Bono COVID, Pérez indicó que el Estado asumirá el pago en cuanto lleguen a un acuerdo con el SNTS de cuánto es lo que se les va a pagar, mientras que el personal del IMSS recibe ese incentivo desde agosto.
Tijuana no se guarda
A pesar de las constantes advertencias por parte de autoridades de los tres órdenes de gobierno, para que la gente vuelva a resguardarse en sus casas ante el incremento de contagios por COVID-19, los tijuanenses se rehúsan a quedarse en casa.
ZETA realizó recorrido por la ciudad durante el pasado fin de semana, el primero desde que Alonso Pérez Rico, secretario de Salud, lanzó el reto de tres semanas para volver a semáforo anaranjado.
Pero la realidad dista mucho de ser alentadora, centros comerciales como Macroplaza y Plaza Río Tijuana lucieron abarrotados, la primera, con filas de hasta diez o más vehículos para entrar en cada uno de los accesos, y la segunda para entrar a tiendas departamentales.
Familias completas cargaban paquetes de regalos o convivían en los puestos de comida, sin considerar la sana distancia o el uso de cubre bocas. Estacionamientos llenos, y el tráfico aún peor.
Un tramo en el que normalmente se hacen 10 minutos de Plaza Monarca a Swap Meet Siglo XXI, el domingo 13 de diciembre, se convirtió en una espera de más de 30 minutos. Y la fila peatonal para entrar al mercado de pulgas era similar, aunque a la entrada había tres guardias que exigían el uso de cubre bocas y gel antibacterial, nadie guardaba su respectiva distancia, y algunos hasta se molestaban si alguien se los pedía.
En contraste, el Hospital General de Tijuana lució saturado desde el sábado 12 de diciembre, sobre todo el área de Urgencias y los primeros dos pisos.
Mientras que en la Clínica 1 del IMSS han tenido que acomodar dos camas en el espacio de una, además de poner sillones reposet en el área de Urgencias No COVID, tan juntos, que casi no queda espacio para que los enfermeros maniobren con libertad a los pacientes.
A las 12:00 horas, la explanada del hospital del IMSS se llena de gente en espera información de sus pacientes internados en el área COVID. El sábado 12, en un lapso de seis horas, cuatro familias recibieron la noticia de que su familiar internado había perdido la batalla.
Los bares abiertos
A pesar de estar en semáforo rojo por el rebrote de casos de COVID-19 en el Estado, que se rompió récord de personas hospitalizadas y que las defunciones van en aumento, varios bares de Tijuana permanecen abierto, principalmente en el primer cuadro de la ciudad, como ZETA pudo constatar durante el fin de semana del 12 al 13 de diciembre.
Fue en la Avenida Revolución donde se pudieron ver más bares abiertos; varios de ellos argumentaron que tenían el derecho de abrir porque sirven comida, otros no respetaban las medidas de la sana distancia. Pero, a pesar de la apertura de los bares, no se apreció una gran afluencia de personas.
Durante un recorrido por los bares de la Zona Norte, se pudo apreciar que las puertas estaban cerradas, sin embargo, había muchas personas circulando por las calles y sexoservidoras trabajando.
“Si quieres, por 10 dólares estacionó tu carro y luego te llevo allá atrás, donde están las chicas y que te atiendan”, ofreció un mesero de los bares.
También por redes sociales se pudieron ver a muchas personas que difundían la apertura de los bares e incitaban a que los visitara.
“Estamos aquí [Avenida Revolución] pero conscientes de lo que está pasando [pandemia de coronavirus] en la Ciudad por eso tomamos muy enserio las medidas que nos piden; creo que la gente que está saliendo también es consciente y creo que así debe ser”, comentó un empleado de bar durante el recorrido.
El jueves 17 de diciembre, en la transmisión que hace Jaime Bonilla Valdez por Facebook Live, Alonso Pérez Rico, secretario de Salud, confirmó que Baja California llegó a un nuevo récord de hospitalizaciones por COVID-19.
El funcionario informó que por segundo día consecutivo, Baja California sobrepasó la barrera de los mil casos activos de coronavirus, con 1056: 503 en Mexicali; 288 en Tijuana; 176 en Ensenada; 40 en Tecate; 38 en San Quintín; 34 en Rosarito; y 17 en San Felipe.
Y por primera vez, se reportaron 45 defunciones en las últimas 24 horas, y la ocupación hospitalaria en general está al 79 por ciento, aseguró el secretario de Salud, quien solicitó de nuevo no salir si no es necesario y mantener la sana distancia.
“Estamos llegando a un punto desesperante”: enfermeros de HGE
Hasta el martes 15 de diciembre, junto con San Quintín, en Ensenada habían fallecido 574 personas por COVID-19; 5 mil 105 contagiados, 860 sospechosos y 4 mil 058 recuperados con 151 casos activos. La cifra se duplicó de octubre a diciembre.
El último reporte de la Secretaría de Salud de Baja California indica que en el Hospital General de Ensenada (HGE) hay 19 camas COVID disponibles de las 78 en existencia, sin embargo, personal médico y de apoyo afirman que no hay capacidad para atender a más enfermos.
En la Clínica 8 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) hay más disponibilidad, con doce camas y ocho respiradores; los trabajadores han manifestado carencias para atender a los enfermos.
La mañana del miércoles 16, personal de base del HGE protestó ante la falta de pagos por parte del Gobierno del Estado e iniciaron un paro parcial de labores. Una de las enfermeras narró a ZETA las carencias con las que trabajan: “La situación está muy complicada por la pandemia, pero estamos llegando a un punto desesperante, primero el área COVID-19 es un caos total, no tenemos material y equipo suficiente”.
Asimismo, destacó la necesidad de contratar a personal médico para reemplazar a quienes, por seguridad, renunciaron al trabajo cuando inició la contingencia sanitaria en marzo, “faltan medicamentos para sedar a los pacientes, se están haciendo milagros con lo que se tiene, es desesperante ver llegar más pacientes y pensar ¿qué vamos a hacer?”.
Aunado al riesgo de trabajar con personas contagiadas con coronavirus, los empleados no han recibido dos quincenas, las cuales les debieron depositar el 14 de diciembre.
Hablaron de la necesidad de recibir el Bono COVID que les prometió el gobernador Jaime Bonilla Valdez de forma tardía, pues la mayoría tiene compromisos económicos, y, consideran, merecen una gratificación.
El personal de contrato enfrenta una situación más complicada, pues el pago quincenal es mínimo, no tienen prestaciones ni certidumbre jurídica. Las peticiones del personal son:
– Insumos médicos
– Equipo
– Medicamentos
– Áreas suficientes para desinfectarse
– Baños para después de salir del área COVID
– Más personal de apoyo
AUTOR: ÁNGELA TORRES LOZANO.
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