Para Yazmín el inicio de la pandemia fue la única forma de dejar de sentirse ansiosa y asustada al acudir a la escuela, pues con las clases virtuales por fin dejó de ver al hombre que la violó, quien al igual que ella era alumno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En febrero de 2020, la joven de 22 años denunció ante la UNAM y ante la Fiscalía de la Ciudad de México a Beto, un estudiante del noveno semestre de la carrera de Ingeniería Química de haberla violado y ejercido violencia física y psicológica en su contra mientras era su pareja, actos que cometió dentro de las instalaciones de la Facultad de Química, en Ciudad Universitaria.
“Aquel martes yo no había llegado a mi primera clase, estaba muy enferma y débil. Fuimos a ‘Metalandia’, donde era mi segunda clase y buscamos un salón porque yo quería dormir. Me senté en una silla, él me dio su bata para taparme y nos tomó una foto que subió a redes sociales diciendo que me cuidaba. Minutos más tarde me tiró de cara al piso, tomó mis muñecas aferrándolas al suelo, me bajó y se bajó el pantalón para proceder a penetrarme. Lloré, le pedí que se detuviera, intenté moverme, pero no pude”, cuenta Yazmín.
Las actitudes violentas de Beto habían iniciado un año antes y la violó más de una vez, pero fue hasta febrero de 2020 que ella decidió denunciarlo, porque a pesar de que terminó su relación él continuaba acosándola y le aseguraba que nadie le creería si lo acusaba, porque como profesor adjunto de Cálculo y Álgebra tenía preferencia por parte del personal de la facultad.
En la Universidad le ofrecieron dos alternativas para resolver su queja: otorgar el perdón al agresor, a cambio de que este se comprometa a no volver a cometer la conducta denunciada, o continuar con el proceso a través del Tribunal Universitario, que decidiría si ameritaba alguna sanción.
En cuatro años desde que inició la implementación del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM, de agosto del 2016 al mismo mes de 2020, se interpusieron mil 486 quejas, contra mil 311 presuntos agresores.
De acuerdo con el Cuarto Informe sobre la implementación del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM, el 94.9% de los agresores fueron hombres, mientras que el 98.2% de las víctimas fueron mujeres.
El reporte destaca que el 79.2% de las quejas por violencia de género fueron presentadas por alumnas, el 11.3% por personal administrativo y el 2.6% por personal académico.
De los presuntos agresores, la mayoría de los denunciados (42.9%) eran alumnos, seguidos de académicos (27.7%), personal administrativo (14.5%), personas externas (4.3%) y no identificadas (5.3%).
En el 12.1% de los casos, la situación de violencia ocurrió entre personas que sostuvieron una relación personal, y entre estos, la mayoría de las quejas (113) se interpusieron por presuntas agresiones por parte de una expareja, como sucedió con Yazmín.
Los tipos de violencia de género mayormente denunciados son la violencia sexual (67.3%), violencia psicológica (40.4%), violencia física (17.4%) acoso (13%) y discriminación por género (12.3%).
Por violencia sexual, la más recurrente, se presentaron mil 226 quejas en cuatro años, por abuso sexual (23.8%), hostigamiento sexual (23.4%) y acoso sexual (21.4%).
En los casos donde se denunció abuso sexual, la mayoría de las denuncias se refirieron a tocamientos sin consentimiento (271), “ejecución de acto sexual” -como se nombra la violación- (133), y observar a una persona masturbarse (13).
Seis de cada diez víctimas tienen entre 18 y 24 años, y la mayoría de ellas (43.5%) eran estudiantes de las Facultades y Escuelas ubicadas en Ciudad Universitaria. El 30.1% pertenecían a Facultades de Estudios Superiores y el 10.9% a planteles de la Escuela Nacional Preparatoria.
“Él seguía asistiendo a clases”
Yazmín vivió con angustia los siguientes meses de clases, aún cuando eran virtuales. Beto no tomaba las mismas materias que ella, pero en algunas otras en las que se puede inscribir toda la comunidad estudiantil existía la posibilidad de encontrarlo como su compañero.
La siguiente vez que Yazmín supo sobre el procedimiento contra Beto fue en octubre, cuando le notificaron que su agresor había sido suspendido desde marzo de 2020 y hasta enero de 2021, lo que implicaba que no podía asistir ni impartir clases.
Sin embargo, Beto incumplió con la suspensión que le dictaron como sanción por haber violado y maltratado física y psicológicamente a Yazmín y continuó asistiendo a clases. Compañeros de la joven le mostraron capturas de pantalla y videos que demostraban su participación.
Con dichas pruebas, Yazmín volvió a comunicarse con la Unidad para la Atención y Seguimiento de Denuncias de la Facultad de Química y acusó a su agresor de incumplir con la sanción.
Los días transcurrieron y la joven no obtuvo respuesta, por lo que ella y sus compañeros decidieron realizar una protesta durante el homenaje que se rindió a Mario Molina. Los estudiantes escribieron consignas como “Facultad de Química, resuelve ya”, “En la Facultad de Química nos Violentan” y “De qué nos sirve tener un Premio Nobel si no podemos estar seguras”.
Tras la protesta, la Facultad de Química informó que la queja de la alumna había sido atendida, que la investigación se encontraba en curso y que el alumno se encontraba suspendido. Días después le informaron vía correo electrónico a Yazmín que Beto había sido expulsado de la UNAM.
De los mil 158 procedimientos iniciados en cuatro años por violencia de género, 648 concluyeron con una sanción formal (55.9%), 30 con un procedimiento alternativo -de conciliación – (2.3%). Otros 278 continúan en trámite (8%), en 93 de ellos no se encontraron elementos para sancionar (8%) y 89 se declararon insubsistentes (7.6%).
Beto es uno de los 26 agresores que fueron expulsados de la UNAM entre 2016 y 2020 por cometer violencia de género. En 75 de los casos fueron amonestados, 112 fueron suspendidos, 18 firmaron carta compromiso, a 3 se les hizo un exhorto y uno solo tuvo como sanción un acta administrativa.
En 54 de los casos no hubo elementos para sancionar, en 14 se concluyó el asunto con un procedimiento alternativo y en 34 se declaró insubsistencia.
Ahora Yazmín puede asistir a clases sin temor, aunque fuera de las aulas su angustia continúa, pues su violador continúa impune. Su denuncia por violación ante la Fiscalía de la Ciudad de México continúa en curso.
Debido a que continúa la emergencia por la pandemia de COVID-19 que impide las clases y la gestión de trámites de forma presencial en la UNAM, la institución se encuentra brindando orientación a mujeres que quieren presentar quejas por violencia de género a través de su página web.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: ERÉNDIRA AQUINO.
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