El PAN consolidó su carácter caciquil con las candidaturas a diputados federales para la elección de 2021. Sin debate alguno y por unanimidad de los miembros de la Comisión Permanente, las “camarillas” internas aprobaron sus propias propuestas para colocar a incondicionales, burócratas y hasta parientes, incluidos cónyuges.
Las imposiciones desde las cúpulas nacional y locales mediante la “designación”, método estatutario previsto como excepcional y que ya se generalizó, han detonado una extendida inconformidad interna y todos los días se acumulan renuncias de liderazgos en todo el país, como la de Felipe de Jesús Cantú, exalcalde de Monterrey.
En el Estado de México renunciaron los exalcaldes José Luis Durán Reveles, excandidato a la gubernatura, y Gonzalo Alarcón, exdiputado federal, así como en Chihuahua lo hizo el exalcalde Carlos Burruel y el diputado federal Miguel Riggs Baeza; en Nayarit el diputado Leopoldo Domínguez y en la Ciudad de México Raúl Paredes, todos por las exclusiones avaladas por la dirigencia nacional.
Xavier Nava, alcalde de San Luis Potosí por el PAN y nieto del legendario líder opositor Salvador Nava, también se alejó de ese partido. Lo mismo ocurrió con Alejandro Higuera, exalcalde de Mazatlán; Eliseo Fernández Montúfar, presidente municipal de Campeche, y Pablo Gutiérrez Lazarus, exalcalde de Ciudad del Carmen.
Reclamos
Roberto Gil Zuarth, exsecretario particular de Felipe Calderón –cuya esposa sí obtuvo candidatura a diputada federal por doble vía–, se dijo excluido para ser candidato por un distrito de mayoría, que el PAN le dio al controvertido perredista Leonel Luna, y adelantó que la coalición con el PRI y PRD será un fracaso.
“No habrá oposición en México a menos que los partidos cambien. La política de camarillas está en la médula del rechazo ciudadano a la representación política y es, también, una de las causas del creciente desapego social por la democracia”, expuso en una carta que alude a la candidatura de Ricardo Anaya en 2018:“La coalición opositora debe verse en el espejo del fallido Frente por México de 2018. Sin un auténtico propósito de relegitimación de la política, sin una cuidadosa e inclusiva selección de liderazgos, sin una apuesta audaz por representar algo más que la frustración y la ira antilopezobradorista, la coalición terminará como su antecesora: en acomodos de candidaturas entre los grupos que monopolizan las burocracias de los partidos o que huyen del desahucio.”
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2309 del semanario Proceso
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ÁLVARO DELGADO.
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