Aunque el megaproyecto lo encabeza directamente la ingeniera Nahle por órdenes del presidente Andrés Manuel López Obrador, el manejo del dinero depende de la petrolera y de sus decisiones en el área administrativa, y no de la cabeza del sector.
En ese contexto, el pasado 18 de enero el Consejo reiteró a Pemex su solicitud de que integre un mecanismo para rendir cuentas. Ello consta en el acuerdo CA-007/2021, de la 965 sesión extraordinaria, en el cual se estableció como tercer punto lo siguiente:
El Consejo de Administración “reiteró la instrucción objeto del numeral segundo del acuerdo CA-055/2019, a efecto de que la administración de Pemex Transformación Industrial, en conjunto con su empresa filial PTI Infraestructura de Desarrollo, SA de CV, presente al Comité de Estrategia e Inversiones un mecanismo de evaluación tanto física como financiera y un mecanismo de control que permita la revisión permanente del proyecto mediante informes trimestrales”.
También aprobó destinar más dinero a Dos Bocas: “autorizó a la administración a realizar las transferencias de recursos para las aportaciones al capital social de la empresa filial PTI Infraestructura de Desarrollo, para la ejecución del proyecto de la Nueva Refinería en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco”.
La instrucción fue que dicho capital se armonice con las transferencias de recursos que el gobierno federal. Es decir, las que realiza la Secretaría de Energía a favor de Pemex. Para ello deberán gestionarse “a más tardar, tratándose de aportaciones en moneda nacional dentro de los cinco días hábiles posteriores a que dichas transferencias se concreten en los montos en que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público autorice en el calendario de egresos para el ejercicio fiscal 2021 y dentro de los 10 días hábiles posteriores tratándose de aportaciones en moneda distinta a la nacional”.
Asimismo, instruyó a la administración de Romero Oropeza para que, por conducto de la Dirección Corporativa de Finanzas, continúe llevando el registro presupuestal y contable de los recursos que se aporten al capital social de la empresa filial PTI Infraestructura de Desarrollo, con cargo al rubro de inversión financiera del presupuesto autorizado a Pemex Transformación Industrial para el ejercicio fiscal 2021. Además, que informe al Comité de Auditoría y a la Auditoría Interna de Petróleos Mexicanos cada aportación que realice dentro de los cinco días hábiles posteriores a su ejecución.
Finalmente pidió a las administraciones de Petróleos Mexicanos, de Pemex Transformación Industrial, y de la empresa filial PTI Infraestructura de Desarrollo “que lleven a cabo los actos necesarios para la ejecución del presente acuerdo y mantengan informado a este Consejo de Administración”.
La filial privada
Como Agenda de la Corrupción lo ha informado, en la construcción de Dos Bocas –uno de los principales proyectos del gobierno de López Obrador– se ha involucrado a una de las filiales del llamado Grupo PMI, para darle la vuelta a trámites burocráticos. Se trata de PMI Infraestructura en Desarrollo (ahora PTI Infraestructura en Desarrollo) creada en el gobierno de Enrique Peña Nieto para adquirir con sobreprecio la planta chatarra de Agro Nitrogenados.
La filial forma parte de la red paralela de empresas “privadas” –la mayoría de papel: sin oficinas ni empleados– de Pemex. Por ello es fundamental que la petrolera rinda cuentas, tal como se la ha pedido el Consejo de Administración.
Pues no basta con evitar retrasos en la obra e incluso la doble tributación, cuando en el pasado esas filiales privadas extranjeras y mexicanas se usaron en un esquema poco transparente que aún opera al margen de la ley, como lo ha denunciado desde hace 2 décadas la ahora desprestigiada Auditoría Superior de la Federación.
No obstante, desde el 17 de mayo de 2019, el propio Consejo de Administración de Pemex –en su 942 sesión extraordinaria– eligió a PTI como la encargada de desarrollar el proyecto de Dos Bocas. Y desde entonces esa filial administra cada peso, aunque no cuenta con oficinas ni empleados.
PMI Infraestructura se constituyó el 12 de noviembre de 2013 en México, como una sociedad anónima de capital variable y con naturaleza jurídica de empresa no paraestatal. Su objeto es encargarse “del desarrollo de diversos proyectos de infraestructura relacionados con las empresas del Grupo PMI”. En realidad se creó ex profeso para comprar –en 2013, durante la gestión de Emilio Lozoya Austin– la planta chatarra de Agro Nitrogenados.
En la sesión extraordinaria de mayo de 2019, el Consejo aprobó por unanimidad dejar en manos de esa empresa la administración de los recursos públicos. Víctor Manuel Navarro Cervantes, director corporativo de Planeación, Coordinación y Desempeño de Pemex, explicó a los consejeros que en 2016 existían 90 empresas filiales de Petróleos Mexicanos. Agregó que, desde entonces, la petrolera decidió elaborar y llevar a cabo un programa de reestructuración para extinguir o fusionar varias de esas empresas, consideradas como no necesarias. “Al día de hoy [17 de mayo de 2019] se cuenta con 63 empresas filiales, que siguen considerándose demasiadas, por lo que se tiene un programa de reorganización para reducirlas a 35 y se continuará trabajando para disminuir aún más ese número. El programa de trabajo tenía originalmente previsto que la empresa filial PMI Infraestructura de Desarrollo, SA de CV, se fusionara con PMI Norteamérica, SA de CV; sin embargo, para el nuevo Proyecto de la Refinería de Dos Bocas se consideró que esta filial podría ser un vehículo adecuado para el desarrollo de la refinería”.
Ante esta posibilidad, el consejero José Eduardo Beltrán Hernández preguntó cuáles fueron los motivos por los que se tomó la decisión de usar esta empresa, refiere el acta. También da cuenta de que la respuesta provino de Jorge Valadez Montoya, suplente por ausencia del director corporativo de Alianzas y Nuevos Negocios de Pemex, quien afirmó que, “cuando se hizo el estudio de la empresa idónea para desarrollar el Proyecto de la Refinería de Dos Bocas se identificó a esta empresa, ya que no contaba con pasivo fiscal, no tenía adeudos, ni pasivo laboral”.
La participación de la ahora denominada PTI Infraestructura de Desarrollo en la compra de la planta chatarra quedó documentada en el acta de la 865 sesión extraordinaria del Consejo de Administración, ocurrida el 17 de diciembre de 2013. Entonces, el director general de Pemex, Lozoya Austin, señaló que la adquisición de Agro Nitrogenados derivaba de una urgencia del propio gobierno de Peña Nieto para supuestamente reactivar el campo mexicano.
Abiertamente se le informó al Consejo de Administración que el esquema de la compra implicaría el entramado del Grupo PMI. En su página 17, el acta refiere que Lozoya destacó ante los consejeros “que se había utilizado a PMI y no se había hecho a través de Pemex Petroquímica, dado que por esta vía hubiera tomado mucho más tiempo, y había premura por parte del gobierno federal para llevar a cabo la producción de fertilizantes lo más pronto posible”.
Édgar Torres Garrido, entonces asesor ejecutivo de Lozoya, expuso la “estructura del negocio”: ésta, dijo, “se integraría a través del Grupo PMI, siendo que PMI Norteamérica y PMI Holdings habían creado el instrumento PMI Infraestructura de Desarrollo, a través del cual se crearía PMI Fertilizantes”. De ahí la importancia de que, esta vez, la solicitud del Consejo de que Pemex rinda cuentas sí se cumpla. Veremos si se crea el mecanismo de evaluación física y financiera y el mecanismo de control para revisar permanentemente el proyecto de Dos Bocas.
FUENTE: CONTRALÍNEA.
AUTOR: NANCY FLORES.
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