El doctor Eduardo Bones trabajó 10 semanas consecutivas atendiendo a pacientes con covid-19 en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del Instituto de Seguridad Social y Servicios de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), donde le pagaron 74 mil 500 pesos por cinco quincenas laboradas, pero ese dinero se lo robaron en su otro trabajo: el Hospital San Angelín.
“Llegué al Centro Médico alrededor de las 15:30 horas y ahí, sin inconvenientes, me meto al área Covid. Tenemos el locker para médicos y ahí pongo mi maleta gris, me quedo con la llave todo el turno. A la hora de la salida voy y recojo la maleta y ahí seguía el dinero, tal cual”, contó.
Su compañera de recepción lo acompañó a esperar un servicio de transporte de taxi llamado DIDI, y llegó al Hospital San Angelín aproximadamente a las 9:30 de la noche.
“Me voy al tercer piso, al área de vestidor de uso común. Siempre dejo ahí mis cosas, dejo mi mochila, dejo también un suéter sobre mi mochila, y sobre el dinero dejo una botella sanitizante. Me cambio. Para esto había ahí dos personas del sexo femenino y entro a ver a mi paciente en el área de terapia intermedia”.
Al salir, 40 minutos después, el dinero que le habían pagado por 400 horas de trabajo con enfermos de covid-19 se lo habían robado del vestidor del Hospital San Angelín.
“El suéter seguía como lo dejé y la mochila como la dejé, pero llego y abro para ver que todo estuviera bien y encuentro todo, menos el efectivo”, se quejó.
El médico reconoció que fue su error haber dejado el dinero ahí, “pero no significa que las personas tengan que tocar lo que no es suyo, mucho menos robarlo”.
De inmediato fue a buscar al equipo de seguridad del hospital para levantar una queja y que revisaran las cámaras de seguridad, pero al no obtener respuesta favorable del Hospital San Angelín, acudió al Ministerio Público a interponer una denuncia por robo.
“Siento impotencia, coraje, tristeza, porque ya tienes planificado qué hacer con ese dinero, los pagos a realizar. Desgraciadamente a veces uno es muy confiado, cosa que no debería ser, pero ahora debo seguir trabajando para recuperar esto. Ahorita lo que me urge es la manera de tener los recursos para conseguir los medicamentos de mi hijo, quien padece parálisis cerebral espástica”.
El 12 de marzo, Bones fue contratado por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), para atender en la primera línea a pacientes con covid-19. Después de juntar cinco quincenas, cobró el dinero para la atención de su hijo, pero en el Hospital San Angelín se lo desaparecieron.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ROSALÍA VERGARA.
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