Con el argumento de que viola la “libertad de expresión” y la “libertad religiosa”, las iglesias que operan en el país ya cerraron filas para rechazar la reforma a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, pues ésta intenta –dicen– quitarles el derecho a predicar sus enseñanzas doctrinales que condenan las prácticas homosexuales.
El miércoles 10, los 32 consejos interreligiosos estatales –que aglutinan a esas iglesias– realizaron una conferencia de prensa para dar a conocer un pronunciamiento conjunto en el que aseguran que la iniciativa “pone en riesgo la libertad de expresión de ministros y congregaciones religiosas que en uso de su derecho a la libertad religiosa expresan doctrinas y creencias desde la propia convicción de fe”.
Las iglesias evangélicas, la católica, anglicana, judía, mormona, musulmana, la Hare Krishna y varias otras agregan en su pronunciamiento: “La libertad de expresión es un derecho humano reconocido a toda persona, y los intereses particulares no deben restringir o censurar la libertad de ministros y congregaciones religiosas”.
Respecto de la “libertad religiosa”, indican que es un derecho humano fundamental “reconocido en nuestra Constitución y en los diversos tratados internacionales a los que México está vinculado”.
También aclaran que sus ministros “en ninguna forma tienen la intención de discriminar a ningún grupo y mucho menos a persona alguna, sino de manifestar las creencias y dogmas de fe”.
Sobre la representatividad que tienen entre la población, las iglesias dejan asentado: “México es un país de creyentes, donde 92% de la sociedad profesamos una convicción religiosa”.
Durante la conferencia de prensa virtual, los representantes de los consejos interreligiosos calificaron a la iniciativa como una “ley mordaza” que se les quiere imponer, por el hecho de difundir sus principios doctrinales de rechazo a las prácticas homosexuales, condenadas por pecaminosas.
El pastor Raúl Alberto Serrano, representante del Consejo Interreligioso del Estado de Puebla, dijo en la conferencia: “Las opiniones que externamos no son opiniones personales, sino que se basan en nuestros textos sagrados, como la Biblia… ¿Esto quiere decir entonces que la Biblia es discriminatoria?”.
Hicieron un llamado al Congreso de la Unión para abrir una “mesa de diálogo”, con el fin de que los legisladores escuchen el punto de vista de las iglesias antes de reformar esa ley.
Agenda ideológica
El viernes 12 –dos días después de ese pronunciamiento conjunto–, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que aglutina a la cúpula católica, externó su rechazo a la iniciativa, señalando que ésta no tiene “un consenso social amplio” ni un “cimiento técnico riguroso”.
En un comunicado de prensa, los más de 100 obispos y arzobispos del país, que forman la CEM, agregaron que la iniciativa de Morena forma parte de “agendas ideológicas que deberían exigir una discusión social pausada y responsable, así como una fundamentación mucho más sólida, basada en la inalienable dignidad de toda persona”.
Señalan también que “a nadie conviene tener en estos momentos a un México dividido y fracturado por temas que exigen un debate social ordenado, paciente, respetuoso y bien fundamentado”.
Recalcan los obispos mexicanos: “El tejido social no se reconstruye alimentando espirales de tensión y de presión, sino con compromiso firme a favor de lo esencial, de las verdaderas prioridades de una nación que se desangra”.
Por lo anterior, los obispos exhortan a los diputados –“de la manera más firme y atenta”– a que “reconsideren sus prioridades”.
Coincidentemente, el lunes 15 el Vaticano, por conducto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, reiteró su rechazo institucional a las uniones homosexuales, pues no son “lícitas” y “Dios no puede bendecir el pecado”, afirmó categórica esa instancia.
De esta manera, la curia romana aplacó las expectativas que se había hecho la comunidad internacional lésbico-gay a raíz de algunas explosivas declaraciones del papa Francisco, en el sentido, por ejemplo, de que él no puede “juzgar” a los homosexuales, o bien, cuando en el documental fílmico Francesco, del cineasta ruso Evgeny Afineevsky, declaró: “Lo que debemos crear es una ley sobre las uniones civiles, de este modo los homosexuales tendrían una cobertura legal. Yo me esforcé en ello”.
Esas opiniones del papa no han modificado para nada la postura formal de la Iglesia católica, la cual en su catecismo sigue señalando: “Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso”.
Según el censo de 2020, alrededor de 77.7% de la población mexicana es católica, lo cual representa cerca de 97.9 millones de mexicanos. Le siguen las iglesias cristiano-evangélicas, que tienen 11.2%, contando con más de 14 millones de adeptos en el país.
Iniciativa “endiablada”
Y al igual que la católica, las iglesias evangélicas sustentan sus enseñanzas en la Biblia, por lo que es el principal texto doctrinal para la inmensa mayoría de los creyentes mexicanos.
Ahora los líderes evangélicos se han sumado a los obispos católicos en su rechazo a la iniciativa presentada por la diputada de Morena Reyna Celeste Ascencio Ortega. Uno de esos líderes es el pastor Arturo Farela Gutiérrez, amigo del presidente Andrés Manuel López Obrador y dirigente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, que aglutina a 7 mil iglesias en el país.
En entrevista comenta el pastor Farela: “Los evangélicos nos unimos a las demás iglesias para rechazar esa iniciativa de ley que atenta contra nuestra libertad de expresión, estipulada en los artículos 6 y 7 constitucionales. Las iglesias no discriminamos a los homosexuales. Más bien, esa ley nos discrimina a nosotros”.
Aclara que las enseñanzas bíblicas sólo admiten las uniones entre hombre y mujer, mas no por esto condenan a los homosexuales, sino a las prácticas homosexuales. “Dios ama al pecador, pero condena al pecado. Así lo hizo Jesucristo”, explica.
Y agrega: “La Biblia nos dice que la primera familia fue la conformada por Adán y Eva, o sea, entre un hombre y una mujer. Dios no juntó a un Adán con otro Adán, o a una Eva con otra Eva. Esta es una enseñanza básica que los ministros de culto jamás dejaremos de predicar en nuestros templos, por más que lo impida una legislación civil”.
En los textos bíblicos –refiere– hay otros pasajes fundamentales donde se condenan los actos homosexuales, como el capítulo 18, versículo 22, del Levítico, que dice: “no te ayuntarás con hombre como con mujer, es una abominación”. La “Epístola a los Romanos” –capítulo I, versículos 26 y 27– califica como un “extravío” los actos de “concupiscencia” de varones con varones y de mujeres con mujeres. Mientras que el libro del Génesis –en sus capítulos 18 y 19– relata cómo Dios hizo llover “azufre y fuego” sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra, donde este “pecado” se había “agravado en extremo”.
Exclama Farela: “¡Imagínese! ahora resulta que en México ya no podremos predicar todas estas enseñanzas sagradas, después de siglos de venirlo haciendo… ¡No puede ser!”.
–¿Ve entonces pocas probabilidades de que se apruebe esa reforma?
–Sí, y sobre todo porque el presidente López Obrador es cristiano, conoce muy bien la Biblia. Cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México nunca apoyó a los matrimonios homosexuales. Lo conozco muy bien, es mi amigo… Seguramente se opone a esta endiablada reforma legislativa.
Reportaje publicado en el número 2317 de la edición impresa de Proceso
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ROCRIGO VERA.
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