La discusión, con una fuerte división, se centra en levantar las patentes, regalías y protecciones al diseño industrial e información confidencial para ayudar a expandir la producción y el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19 en situaciones de desabastecimiento. El objetivo es suspender las normas durante varios años, suficiente para vencer a la pandemia que ha dejado al menos 3 millones 230 mil 336 muertes en el mundo, según el corte más reciente de la Universidad Johns Hopkins.
Los embajadores de países miembros de la Organización Mundial del Comercio tenían previsto abordar el miércoles las normas comerciales que protegen los conocimientos detrás de las vacunas contra la COVID-19, en medio de crecientes presiones sobre los países ricos para que relajen las restricciones para ayudar a los países en desarrollo a combatir la pandemia.
El Consejo General de la OMC estudiaba una exención temporal para las protecciones de propiedad intelectual, propuesta en octubre por Sudáfrica e India. La idea ha ganado apoyo en el mundo en desarrollo y entre algunos legisladores progresistas en Occidente.
Los autores de la propuesta, que ha encontrado resistencias en muchos países con influyentes industrias farmacéuticas, la han revisado con la esperanza de hacerla más digerible.
Las normas de la OMC requieren consenso, algo que no se esperaba conseguir en la cumbre de dos días del miércoles y el jueves.
Los defensores de la exención habían contactado con distintas misiones diplomáticas para exponer sus argumentos, según un funcionario comercial en Ginebra que no estaba autorizado a comentar las conversaciones en público. Las conversaciones siguen estancadas y los dos bandos aún están muy alejados.
Algunos grupos de la sociedad civil expresaron su esperanza en que la propuesta fuera aceptada después de que la máxima enviada comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, dijera el mes pasado que la enorme desigualdad en el acceso a vacunas contra la COVID-19 entre los países desarrollados y en desarrollo era “completamente inaceptable” y que no debían repetirse los errores de la respuesta global a la pandemia del VIH.
La discusión, dentro de un viejo debate sobre las protecciones de propiedad intelectual, se centra en levantar las patentes, regalías y protecciones al diseño industrial e información confidencial para ayudar a expandir la producción y el desarrollo de las vacunas en situaciones de desabastecimiento. El objetivo es suspender las normas durante varios años, suficiente para vencer a la pandemia.
La cuestión se ha vuelto más urgente con el repunte de contagios en india, el segundo país más poblado del mundo y un productor crucial de vacunas, incluida una que se basa en tecnología occidental.
Los defensores de la suspensión, entre los que está el jefe de la Organización Mundial de la Salud, señalan que esas exenciones forman parte de las herramientas de la OMS y que no hay mejor momento de utilizarlas que durante la peor pandemia en un siglo, que se ha cobrado 3.2 millones de vidas, infectado a más de 437 millones de personas y devastado economías de todo el planeta.
Los que se oponen señalan que la exención no sería una panacea. Insisten en que la producción de vacunas contra la COVID-19 es compleja y no puede multiplicare sólo con quitar trabas de propiedad intelectual, y señalan que levantar esas protecciones podría perjudicar a la innovación en el futuro.
AUTOR: /JAMEY KEATEN.
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