El polémico tuit fue acompañado por otra publicación que incluye un video. En esas imágenes se muestra una camioneta parada al lado del vehículo de los morenistas mientras sus acompañantes hablan tranquilamente con los tripulantes del vehículo a quienes les dicen: “No nos podemos bajar, somos de Morena”.
Pese a los señalamientos públicos, Delgado no interpuso una denuncia formal por esos hechos.
Horas antes, el dirigente morenista había sufrido otro tipo de percance… golpes, jaloneos e insultos de parte de militantes de su partido durante un mitin en la ciudad fronteriza de Matamoros.
En el acto proselitista la diputada local Leticia Sánchez le arrebató a su presidente nacional el micrófono mientras hablaba, y a empujones lo corrieron del recinto mientras otras personas le lanzaban dinero falso al grito de “¡vendido!, ¡vendido!”.
La militancia ahí presente acusó a Mario Delgado de “vender puestos políticos” a expriistas y panistas, relegando a los morenistas.
Con los resultados electorales en la mano, ahora se sabe que esos candidatos importados le rindieron frutos al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, porque gracias a ellos Morena ganó la mayoría de las diputaciones para renovar el Congreso del estado, así como curules federales y 10 alcaldías.
Con la nueva configuración política local, el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca deberá enfrentar una pinza que lo apretará desde el gobierno federal, por un lado, y desde el Congreso estatal, por el otro, poniendo en riesgo la tranquilidad que el mandatario estatal tenía cuando su partido mantenía el control del Poder Legislativo local.
Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2328 de la edición impresa de Proceso
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JUAN ALBERTO CEDILLO.
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