Una diversidad de mujeres feministas marcharon este 28 de septiembre en la Ciudad de México para exigir la despenalización del aborto en todo el país.
En contraste con años anteriores, las manifestantes se reunieron en puntos diversos (el Monumento a la Revolución y la Estela de Luz, principalmente) para luego encontrarse en el Ángel de la Independencia, donde algunas de ellas intentaron sin éxito tirar las vallas metálicas que permanecen desde las protestas feministas de 2019.
Las manifestantes fueron rodeadas por una agrupación policial que rodeaba toda la glorieta del Ángel y abarcaba buena parte de Paseo de la Reforma.
Luego de casi una hora de protesta en el Ángel, las feministas —para entonces ya integradas en al menos un centenar de manifestantes— se organizaron para marchar con destino al Zócalo capitalino. La policía, por su parte, las acompañó todo el trayecto.
Una vez en la gran plancha, las feministas —muchas de ellas convocadas por colectivos feministas locales, a través de redes sociales, familiares o incluso en los espacios académicos— se reunieron en círculos. Un círculo más grande prendió un breve fuego a modo de exigencia y gritó consignas como “aborto sí, aborto no, eso lo decido yo”, “la maternidad será deseada o no será”.
Algunas manifestantes identificadas como “el bloque negro” se dirigieron hacia la Catedral y luego hacia Palacio Nacional con la misma intención de derribar las vallas que protegían los recintos.
Aún con presencia policial, cerca de 500 manifestantes continuaron en el Zócalo capitalino hasta pasadas las seis de la tarde.
Destacó que durante toda la protesta hubo una presencia policial que inicialmente rebasaba en número a las manifestantes. Como ya es una constante en las marchas feministas, los policías que resguardan las puertas del Palacio lanzaron gases lacrimógenos contra ellas.
Mientras se les reprimía frente a Palacio Nacional, un grupo de distintas colectivas feministas leyeron un pronunciamiento en el que exigieron que el Estado asuma el aborto como un problema de salud pública, los congresos locales discutan y aprueben las iniciativas para la despenalización del aborto, se asigne el presupuesto necesario para llevar a cabo los procedimientos de ILE y otros.
Hasta antes de la pandemia, en México, donde sólo cuatro entidades no castigan penalmente la interrupción del embarazo, el aborto era la cuarta causa de muerte materna. De acuerdo con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), existen 432 carpetas de investigación abiertas por este delito entre enero y julio de este año, en 27 entidades federativas.
Desde 2007 y hasta 2021 los congresos de CDMX, Oaxaca, Veracruz e Hidalgo, ya despenalizaron el aborto en sus entidades; sin embargo, este año otros congresos como el del Estado de México, Quintana Roo y Aguascalientes, discutieron el tema y decidieron rechazar la despenalización.
También este 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó como inconstitucional la criminalización del aborto para Coahuila.
Si bien México ha avanzado en que los marcos legales garanticen el derecho a decidir de las mujeres, en la práctica las niñas, adolescentes y mujeres siguen enfrentando obstáculos para ejercer este Derecho Humano, incluso cuando son víctimas de violación o el embarazo pone en riesgo su salud o su vida.
AUTOR: ANGÉLICA JOCELYN SOTO ESPINOSA.
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