Por ejemplo, en un brazo de la presa La Angostura, en este municipio --aproximadamente a dos horas y media de la capital del estado--, se ve pasar diariamente a los migrantes procedentes de Frontera Comalapa y Chicomuselo.
Muchos de ellos fueron deportados al lado fronterizo de Guatemala, pero volvieron a internarse en territorio mexicano; otros más dejaron Tapachula y tomaron esta vía para migrar en autobús, en motocicleta o caminando.
La ola migratoria ha impactado en municipios como Frontera Comalapa, Chicomuselo, La Concordia, Villaflores, Tuxtla Gutiérrez, Ocozocoautla, Comitán, San Cristóbal de las Casas, Palenque y otros, donde policías estatales y municipales han colocado retenes para extorsionar a los indocumentados.
Las terminales de camiones y autobuses en esas ciudades están saturadas de migrantes, la mayoría de ellos haitianos, pero también los hay de Centro y Sudamérica, así como de Cuba, Guyana Francesa, Dominicana, África y otros.
Muchos conductores de taxis y otro tipo de transportes aprovechan la ocasión para cobrar cifras multiplicadas por cuatro y hasta cinco veces más de lo que cobran normalmente. Son raros los choferes del servicio público que piden lo justo a los migrantes.
En tanto, los ayuntamientos de Ocozocoautla y Tapachula dispusieron de sus auditorios municipales de usos múltiples para dar refugio o albergue a los migrantes. Ahí les ofrecen techo, comida, agua, baños, atención médica y otros apoyos.
En el ejido Ignacio Zaragoza, municipio de La Concordia, se pudo constatar el flujo migratorio de personas que ya no quieren la ruta de Tapachula y la Costa, y tampoco avanzar en caravanas.
Los migrantes que llegan esta región de la frontera sur buscan ir a otras ciudades del país o bien a Estados Unidos o Canadá.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ISAÍN MANDUJANO.
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