Las Provincias de México y Centroamérica de la Compañía de Jesús presentaron una serie de propuestas para atender la migración forzada en México, entre las que se encuentran que los Estados emprendan un cambio tributario que reduzca la desigualdad y los privilegios, así como la universalización de la educación, la salud, el agua y el saneamiento.
En el documento «Postura de la Compañía de Jesús en México y Centroamérica ante las Migraciones Forzadas», se desarrollaron las propuestas que buscan hacer frente a la crisis de violencia que origina la migración.
La promoción de modelos de seguridad ciudadana, el establecimiento de rutas para una migración regular, el abordaje de las causas de la violencia y programas dirigidos a las juventudes son algunas de las alternativas ofrecidas ante la mencionada crisis de violencia.
De acuerdo con el diagnóstico, hay siete causas estructurales de la migración, entre las que se encuentran la desigualdad de oportunidades para el desarrollo humano pleno asociada a un modelo económico, la desilusión hacia los procesos democráticos existentes y que se asocia a un modelo de Estado, el narcotráfico y la «(in)seguridad, militarización y sistemática violación de los derechos humanos».
Las propuestas abordan la necesidad de revalorizar y fortalecer los ecosistemas y la vida comunitaria, poniendo acento en el reconocimiento de los aportes de los pueblos indígenas y campesinos, en revalorizar los sistemas agroalimentarios y eliminando o regulando los megaproyectos.
El comunicado completo:
Las Provincias de México y Centroamérica de la Compañía de Jesús externaron su preocupación por las causas que dan origen a la migración forzada, mediante un diagnóstico titulado “Postura de la Compañía de Jesús en México y Centroamérica ante las Migraciones Forzadas”, en el cual llaman a trabajar en las causas que dan origen a la migración forzada en el norte de Centroamérica.
El Sujeto apostólico de ambas Provincias constituido por jesuitas, laicas y laicos, realizó un análisis del fenómeno con base en el trabajo directo de sus obras en Honduras, El Salvador, Guatemala y México y formularon propuestas, reconociendo que la complejidad de la situación obliga a la colaboración y solidaridad entre países, sectores, organizaciones y personas.
El diagnóstico identificó siete causas estructurales del fenómeno de migración forzada: 1) La desigualdad de oportunidades para el desarrollo humano pleno asociada a un modelo económico; 2) La desilusión hacia los procesos democráticos existentes y que se asocia a un modelo de Estado; 3) La deficiencia de los sistemas tributarios y de protección social; 4) La influencia del narcotráfico y el tráfico de armas, 5) La (in)seguridad, militarización y sistemática violación de los derechos humanos; 6) La vulnerabilidad frente a las amenazas inducidas por el cambio y la variabilidad climática, y 7) El horizonte individualista de la vida unido al universalismo que prioriza las categorías globales sobre las locales.
Ante esta complejidad de factores, las Provincias jesuitas de México y Centroamérica desarrollaron una serie de propuestas, no sin antes advertir que “la atención de estas y otras causas no exime la responsabilidad de atender las necesidades inmediatas de ayuda humanitaria, asesoría u orientación legal y atención psicológica”.
Entre las propuestas, destaca el que los Estados emprendan un cambio tributario que reduzca la desigualdad y los privilegios y se encaminen a aumentar la productividad y mejorar el gasto público. Además, señalaron que es necesario que se fortalezca a las micro y pequeñas empresas, un mercado común centroamericano y mercados locales de alimentos, y que se promueva empleo decente y el acceso a tierras, recursos e infraestructura.
La universalización de la educación, la salud, el agua y el saneamiento también son políticas que deben implementarse con miras a asegurar bienestar a quienes hoy no encuentran esperanza de resolver la precaria situación en la que se encuentran.
Vinculado a la búsqueda de un Estado efectivo, el documento advierte que también deberán fortalecerse las fiscalías y los organismos electorales y promoverse la construcción de puentes entre las élites y las bases.
La promoción de modelos de seguridad ciudadana, el establecimiento de rutas para una migración regular, el abordaje de las causas de la violencia y programas dirigidos a las juventudes son algunas de las alternativas ofrecidas ante la mencionada crisis de violencia.
Por último, las propuestas abordan la necesidad de revalorizar y fortalecer los ecosistemas y la vida comunitaria, poniendo acento en el reconocimiento de los aportes de los pueblos indígenas y campesinos y en revalorizar los sistemas agroalimentarios y eliminando o regulando los megaproyectos.
Las Provincias de México y Centroamérica de la Compañía de Jesús recordaron que las movilidades humanas “traen buenas noticias y cambios positivos a los pueblos y enriquecen la cultural de lugares y comunidades” y llamaron a la solidaridad y la hospitalidad a sus obras y comunidades.
Los jesuitas acompañan a personas migrantes y refugiadas en la zona de México y Centroamérica desde 1980. Desde el 2001, en México, se creó el Servicio Jesuita a Migrantes y en el 2017 se reactivó el Servicio Jesuita a Refugiados para atender la frontera sur y en el presente año se inició un proyecto en la frontera norte.
En Centroamérica se articulan diversas instancias que hacen parte de la Red Jesuita con Migrantes en la región.
AUTOR: REDACCIÓN.
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