Sujeta a investigación y a proceso penal por un gobierno de su propio partido, hasta que logró la exoneración de un tribunal de apelación el mes pasado, la gobernadora panista de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, niega que vaya a dar marcha atrás en las decenas de causas penales que se le siguen al exgobernador César Duarte, pero admite que la Operación Justicia para Chihuahua dejó de ser prioridad.
En entrevista con Proceso, Maru Campos, como se le conoce en su entidad, afirma que su alianza para obtener el triunfo en los comicios del pasado 6 de junio no la hizo con el exgobernador César Duarte Jáquez, actualmente detenido en Estados Unidos, sino con el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, y con la excandidata priista a la gubernatura, Graciela Ortiz, por lo que descarta cualquier tipo de pacto con Duarte.
La gobernadora también reconoce que su equipo de abogados, encabezados por los extitulares de la Procuraduría General de la República (PGR), Antonio Lozano Gracia y Arturo Chávez Chávez, sostuvo al menos una conversación directa con el exmandatario Javier Corral Jurado para tratar de frenar las imputaciones en su contra, negociación que fracasó cuando Corral acusó a Campos de “ser socia” del abogado Juan Collado, actualmente encarcelado y vinculado a proceso por lavado de dinero, y de la secretaria de Desarrollo Social del sexenio pasado, Rosario Robles, también detenida por imputaciones de desvío de recursos públicos en la llamada “Estafa Maestra”.
“Solté la carcajada. Le dije (a Lozano Gracia): nunca he conocido a ninguno. Viví muchos años en la Ciudad de México, pero nunca conocí a ninguno de los dos”, revira.
Afirma que las acusaciones penales en su contra por cohecho en el caso de “la nómina secreta de César Duarte” fueron fabricadas entre 2016 y 2021, sin que jamás le permitieran conocer la carpeta de investigación, y que el senador del PAN Gustavo Madero le ofreció el 17 de noviembre de 2020, a nombre del gobierno de Chihuahua, que se acogiera a un criterio de oportunidad para no ser enjuiciada.
“La única vez que pude platicar con Gustavo Madero fue aquí, en un restaurante en Polanco; ese día me ofreció el criterio de oportunidad. Corral también me mandó ofrecer la diputación federal plurinominal a cambio de que no fuera candidata a gobernadora. Corral no quería que fuera candidata, ¿cómo podía ser pilla para ser candidata a gobernadora y no para ser candidata a diputada plurinominal?”
–¿Cómo se lo ofreció Madero? Porque se supone que él no tiene intervención en un caso judicial –se le cuestiona.
–Tampoco el gobernador podía. El criterio de oportunidad sólo lo ofrece la fiscalía. Madero era senador y él decía que con la detención de César Duarte iban a salir muchas cosas y que yo iba a estar en problemas, así que me ofreció el criterio de oportunidad antes de que me metieran a la cárcel. Y le dije: “Gustavo, no hay nada, ¿cómo se te ocurre?”.
No obstante, rechaza que vaya a perseguir al exgobernador Corral, a quien señala directamente como el responsable de lo que califica como “una persecución política” en su contra, misma que se habría maquinado con recibos falsificados por parte del exfiscal César Peniche, según peritajes aportados por su defensa, y los fallos de jueces de consigna que acataban las órdenes del actual presidente del Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua, Pablo Héctor González Villalobos.
“El tema es que no había justicia, era lo que el gobernador quería, se usaban las instituciones, tanto la fiscalía como el Poder Judicial. Lo tengo que decir, con mucho respeto a jueces, magistrados y al presidente del tribunal, a quien conozco desde hace más de 30 años”, denuncia.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2344 del semanario Proceso
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JUAN OMAR FIERRO.
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