Los sicarios al servicio del capo le hacían llegar el dinero a su familia a cualquier lugar en el que estuviera luego de hacer escala en distintas ciudades de México y Estados Unidos.
La esposa de Benjamín Arellano Félix, uno de los líderes del Cártel de Tijuana, vivía con todas las comodidades, junto con su marido y sus hijas siempre habitaron residencias con albercas, gimnasios, juegos infantiles y una serie de lujos a los que no puede acceder una familia promedio.
Así describe el periodista Jesús Blancornelas en su libro “El Cártel”, la vida familiar de Ruth, la esposa de uno de los hermanos Arellano Félix, quien, mientras su marido era perseguido por las autoridades, recibía cada tercer día 30 mil dólares (626 mil pesos al tipo de cambio actual) a través de un sofisticado esquema en el que el dinero viabaja por distintas ciudades.
En el capítulo “Te vas porque yo quiero que te vayas”, Blancornelas relata que mientras el capo vivía en la Ciudad de México, el dinero era enviado desde San Diego, en California, a Tijuana, Baja California, y de ahí al lugar donde estuvieran la mujer y sus hijas en ese momento, ya que por seguridad se movían continuamente.
Dependiendo la época del año, el dinero se le enviaba a Monterrey, Puebla o la Ciudad de México. Un sicario del Barrio Logan, en San Diego, llamado Alberto Martín Gerardo “El Popeye”, era el encargado de llevar los billetes a Tijuana, donde los recibía José Carlos García Rodríguez “El Chupitos” quien a su vez los remitía a Manuel Martínez “La Mojarra”, responsable de entregarlo a la esposa de Benjamín Arellano.
Sin embargo, como lo narra el periodista, la inexperiencia de los tres, quienes hacían alarde público del dinero, no sólo los llevó a ser descubiertos sino también a la captura del mismo Benjamín Arellano, en Puebla.
En 2012, la Corte Federal del distrito sur de San Diego, California, lo sentenció a 25 años de prisión
Luego de su aprehensión, Benjamín Arellano estuvo preso en México 9 años. Fue detenido por elementos del Ejército en marzo de 2002 en Puebla cuando llegó a visitar a su esposa e hijas. Estuvo prisionero en el penal de máxima seguridad ubicado en Almoloya de Juárez, en el Estado de México.
Recibió dos condenas: una de siete años por portación de arma de fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas y otra de 22 años por delincuencia organizada. Además, fue obligado a pagar una multa de poco más de 3 mil 500 pesos.
Posteriormente, en abril de 2011, fue extraditado e internado en una prisión de San Diego, California, Estados Unidos, donde fue juzgado por narcotráfico, asociación delictuosa, y homicidio.
Benjamín fue en su auge como narcotraficante, uno de los grandes enemigos de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, ya que tanto el Cártel de Sinaloa como el de Tijuana se disputaban el dominio del tráfico de drogas en la frontera con Estados Unidos.
A los hermanos Arellano les atribuyeron el tiroteo en el Aeropuerto de Guadalajara en el que murió el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en 1993, cuando se enfrentaron a los sicarios del “Chapo Guzmán”.
AUTOR: REDACCIÓN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario