La Secretaría de la Defensa se convirtió en una de las dependencias consentidas de los gobiernos en los últimos 21 años, especialmente en el sexenio de Felipe Calderón, cuando tuvo un aumento considerable de más del 70 por ciento.
En los últimos 21 años el presupuesto asignado a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), hoy en la mira debido al poder que el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador le ha otorgado en materia de seguridad y en la construcción de sus proyectos, ha gozado de incrementos considerables, principalmente durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa, cuando tuvo un aumento de 72.70 por ciento, muestran datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
El periodo revisado por la Unidad de Datos de SinEmbargo comprende los últimos cuatro sexenios, es decir, desde que comenzó la transición en el Poder Ejecutivo y donde el Ejército mexicano –contrario a lo que varios analistas pronosticaban– ha jugado un papel relevante al convertirse en una de las dependencias a la que los presidentes han dado más recursos.
Por ejemplo, con Vicente Fox Quesada (2000-2006) el presupuesto destinado a la Sedena pasó de 22 mil 424,000 millones de pesos en 2001 a 26 mil 031 millones 900 mil 900 pesos en 2006, un incremento de 16.08 por ciento. Su predecesor, el priista Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), redujo en 14.1 por ciento el dinero destinado a esa dependencia castrense.
Pero la administración federal que más ha consentido a la Sedena ha sido la encabezada por Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) con un incremento de 72.70 por ciento. Así, el Ejército pasó de 32 mil 200 millones 896 mil 500 pesos en 2007 a 55 mil 610 millones 989 mil 782 pesos en 2012.
La llamada guerra contra las drogas encabezada por el entonces Presidente de México colocó a la Sedena como una prioridad para el Estado y fue en este periodo donde los incrementos fueron más visibles, como se muestra en la siguiente gráfica.
“El presupuesto de la Sedena se ha incrementado año con año sistemáticamente al menos desde el sexenio del Presidente Felipe Calderón por dos razones: había un abandono presupuestal importante y era necesario modernizar su equipo y mejorar sus prestaciones”, explicó el académico Víctor Hernández, quien se desempeñó como asesor de la Secretaría Técnica del Consejo de Seguridad Nacional durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
No obstante, destacó el también licenciado en Filosofía por la Universidad Panamericana y egresado del Centro William J. Perry de Estudios Hemisféricos en Defensa, esta inversión no se ha traducido en más seguridad para los mexicanos, al contrario: “en la medida en que se ha incrementado el presupuesto militar aumentan los homicidios, hay muchas gráficas que se parecen mucho entre sí, la de homicidios, violaciones a derechos humanos y despliegue militar, todas esas gráficas responden a la misma tendencia, a mayor actividad militar se incrementa la violencia y los casos de violaciones a derechos humanos, y cuando no hay esos incrementos la violencia se estabiliza”.
En la administración de Enrique Peña Nieto (2012-2018) el presupuesto de Sedena pasó de 60 mil 810 millones 570 mil 686 pesos en 2013 a 81 mil 021 millones 903 mil 813 pesos, un aumento de 33.23 por ciento.
En lo que va de este sexenio, el Gobierno del Presidente López Obrador ha aumentado en 11.14 por ciento el dinero destinado a la Defensa Nacional: pasó de 93 mil 670 millones 187 mil 410 pesos en 2019 a 104 mil 107 millones 905 mil 551 pesos que se ejercerán en 2022. Incluso para el próximo año el presupuesto bajó un 10.8 por ciento con respecto al monto de este 2020.
A pesar de esta disminución en el presupuesto de 2022, el monto para ejercer sigue siendo alto, ya que en este sexenio el Ejército mexicano ha cobrado una gran relevancia debido a que se convirtió en el constructor favorito del Gobierno, encabezando los proyectos insignes del Presidente: Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la refinería Dos Bocas y el Tren Maya.
“La realidad es que hoy en día la Sedena está jugando con dos presupuestos: el que tiene año con año para el Ejército y Fuerza Aérea, y además tiene un control discrecional de la Guardia Nacional, son dos secretarías en una”, mencionó el especialista Víctor Hernández, quien también coordina el Diplomado en Seguridad Nacional de la Universidad Iberoamericana de Puebla.
LA OPACIDAD DE LA SEDENA
Para los analistas, si bien el Ejército mexicano es una de las instituciones que goza de una mejor imagen ante la sociedad (87.8 por ciento de confianza, Inegi 2021), la opacidad con la que se maneja, tanto en materia de seguridad como en sus recursos, es cuestionable.
En octubre pasado, durante el Parlamento Abierto convocado para analizar el presupuesto de egresos 2022, organizaciones señalaron el gasto destinado a la Sedena. Francisco Alberto Pérez, investigador del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, criticó la falta de rendición de cuentas en la dependencia.
“Nos preocupa el gasto que se está ejerciendo, por ejemplo en la Sedena”, dijo ante diputados. “En primer lugar suelen ejercer más recursos de los que les son aprobados año con año. Vemos que desde el 2015 hasta el 2020, constantemente está ejerciendo más recursos de los que la Cámara de Diputados le está aprobando”.
Mariana Campos Villaseñor, coordinadora del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa, afirmó que la Guardia Nacional “es una extensión” de la Sedena y contará con 62 mil 800 millones de pesos, por lo que el Ejército controlará de facto 166 mil 900 millones de pesos.
“Esto hace que el Ejército tenga 80 por ciento más presupuesto que lo pagado al cierre del proyecto anterior y volviéndolo uno de los proyectos más importantes de la presente administración, además de que contrasta con lo asignado a la Fiscalía General de la República, con lo cual se mantiene prácticamente sin cambios”, dijo.
Esta opacidad señalada por analistas puede observarse claramente en varios ejemplos, uno de los más recientes fue durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando la Sedena construyó la barda perimetral del otrora Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) mediante un contrato que le permitió encarecer la obra 89 por ciento con el uso de al menos dos empresas fantasma, según reveló una investigación del diario El País y que después confirmó la tercera y última entrega de la Cuenta Pública de 2017 elaborada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
De acuerdo con la información, el proyecto de barda perimetral tenía un costo original de mil 547 millones de pesos, pero luego de cuatro convenios modificatorios el muro se encareció hasta llegar a 2 mil 930 millones de pesos.
Se encontró que la Sedena se ahorró en la obra de la barda, pero cobró al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), figura encargada de la construcción de la obra, lo pactado, es decir, le pagó dos finiquitos por obra que aún no terminaba.
En la Auditoría sobre la Construcción de la Barda se detectó un daño al erario por 38 millones 098 mil 914 pesos por pagos realizados sin que el GACM se cerciorara de que las cotizaciones presentadas acreditaran que el costo propuesto por la Sedena estuviera dentro de los valores de mercado, ya que en obras similares en donde se ejecutaron conceptos iguales se encuentran costos de hasta 200.97 pesos por metro cuadrado inferior al ofertado. Es decir, hubo sobrecosto de parte de Sedena y aceptación de parte del GACM.
Pero este sólo es uno de varios casos en donde la Sedena ha presentado irregularidades en los dineros que maneja, como se demuestra en una investigación publicada por el diario El País en agosto de 2020 donde se reveló que la dependencia ha utilizado a empresas “factureras” en sus contratos.
De acuerdo con la periodista Zorayda Gallegos, entre 2013 y 2019, diversas instancias del Ejército mexicano pagaron 2 mil 371 millones de pesos a 250 compañías que posteriormente fueron declaradas por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) como fantasma.
En octubre pasado, la Auditoría Superior de la Federación, en su segundo informe de los resultados de la fiscalización de la Cuenta Pública del año 2020, detectó que la Sedena incumplía con registros contables en sus obras.
“La Sedena no registra en su sistema contable, los recursos recibidos por convenios o contratos específicos de colaboración para la realización de obras de dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, ni tampoco las operaciones propias que se derivan de la ejecución de las obras como son la adquisición y control de materiales”, destaca la auditoría de cumplimiento.
“La Sedena es una institución que sistemáticamente miente y hay dos ejemplos, en este momento no hay nadie en la cárcel por la investigación del sobreprecio en la construcción de la barda del Aeropuerto de Texcoco que estaba a su cargo. Por ejemplo, cuando ocurrió el caso de Ayotzinapa la Sedena intentó utilizar todas las estrategias que hay en el manual para no responderle al INAI, usaron todos los supuestos de la Ley de Transparencia para no ofrecer información a esas solicitudes”, dijo en entrevista el académico Víctor Hernández.
El experto en temas del Ejército recordó un caso en donde la Sedena ocultó información y nadie dijo nada: “en la revista Nexos está publicado el Índice de Letalidad Incalculable, es un indicador que se empezó a disparar conforme avanzaba la guerra contra el narcotráfico, pero esa estadística solo llega hasta 2011. La razón por la que se dejó de hacer ese indicador es porque en 2012 la Sedena dijo que ya no les podía responder porque ya no llevaba la estadística, pero seis años después, en una de las conferencias de López Obrador se presenta este indicador con datos de la dependencia, es decir, sí se estaba llevando ese indicador”.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: GUADALUPE FUENTES LÓPEZ.
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