Víctima de abusos de miembros del Ejército ocurridos en 2009 durante el Operativo Conjunto Chihuahua, Óscar Kabata de Anda confiesa haber sentido “indignación e impotencia” al saber del nombramiento del general Jens Pedro Lohmann Iturburu como responsable de los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex) por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sus sentimientos se derivan no sólo de la presunta intervención del militar en el encubrimiento de la Secretaría de la Defensa Nacional en la desaparición de Nitza Paola, Rocío Irene y José Ángel Alvarado, sino también de la cadena de “protección” a los militares en casos de violaciones a derechos humanos que, dice, parece extenderse al hijo del propio general: Gerardo Guadalupe Lohmann Montes, agente del Ministerio Público adscrito a la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Desaparición Forzada de la Fiscalía General de la República (FGR).
Beneficiario de la recomendación por violaciones graves 38VG/2020 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Kabata de Anda contactó a la reportera tras la publicación de la denuncia de María de Jesús Alvarado Espinoza, hermana de Nitza Paola, sobre la participación de Lohmann Iturburu en el ocultamiento de la participación de personal castrense en la desaparición de su familia, así como del incumplimiento del gobierno de López Obrador de la sentencia contra el Estado mexicano que por este caso dictó la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Proceso 2353).
Desde Ciudad Juárez, su ciudad natal, Kabata de Anda señala a Lohmann Montes como “operador” dentro de la FGR de la obstaculización de casos relacionados con la Sedena. Su caso es muestra de ello, dice.
Kabata de Anda es víctima de desaparición forzada temporal y tortura sexual, además de testigo de la ejecución extrajudicial de Víctor Manuel Baca Prieto, luego de que, la noche del 26 de febrero de 2009, ambos fueron detenidos de manera ilegal por personal militar adscrito al 46 Batallón de Infantería. Víctor Manuel y él, relata, estuvieron retenidos en instalaciones castrenses de Ciudad Juárez. Kabata fue liberado el 2 de marzo siguiente. Tenía entonces 17 años.
“Yo tenía que estar muerto como Víctor, pero como soy nieto del general Rosendo de Anda Gutiérrez y sobrino de Carlos Eduardo Kabata de Anda –un policía federal de caminos desaparecido desde diciembre de 2006–, hubo gente que intervino para que me soltaran. Cuando lo lograron, ya era demasiado tarde para Víctor”, recuerda Kabata, quien mantiene una denuncia penal por los agravios contra él y su amigo en contra del general Felipe de Jesús Espitia Hernández, entonces responsable del Operativo Conjunto Chihuahua.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2354 del semanario Proceso
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GLORIA LETICIA DÍAZ.
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