Envuelto en su mayor escalada de violencia desde que se tiene registro oficial, con amplios territorios bajo el control o la disputa de cárteles del narcotráfico, Michoacán enfrenta sus más altas cifras de asesinatos y desaparición de personas, mientras decenas de sus poblaciones han sido hostigadas por grupos criminales y cientos de familias son víctimas de desplazamiento forzado.
Poco ha servido la creciente presencia de elementos de la Guardia Nacional (GN), la Marina y el Ejército, impulsada en el estado por la actual administración federal: El crimen organizado continúa actuando a sus anchas, sobre todo en municipios de las regiones Tierra Caliente y Sierra Costa.
En su rueda de prensa matutina ofrecida el viernes 3 desde Morelia, el presidente Andrés Manuel López Obrador presumió que los 5 mil 677 miembros de la GN asignados a la entidad rebasan numéricamente al total de policías estatales, y anunció que la cifra se elevará todavía más, hasta alcanzar cerca de 10 mil efectivos federales al final del sexenio, sin contar a los 4 mil 487 elementos del Ejército y los mil 491 de la Marina que operan en la actualidad.
Presente en el evento, el general Luis Cresencio Sandoval González, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), informó que en 2019 y 2020 se construyeron 33 instalaciones de la GN en diversos municipios, mientras que en 2022 se pretende edificar 13 más, así como cuatro coordinaciones de batallón y una coordinación estatal, por lo que el estado contará con 51 cuarteles de la corporación.
No obstante, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a noviembre de 2021 fueron asesinadas en la entidad 2 mil 502 personas, cifra equivalente casi al triple de los 855 homicidios dolosos registrados en el mismo periodo de 2015 y la más elevada de los últimos 25 años.
En la primera mitad de la administración de López Obrador hubo 7 mil 189 víctimas de este delito en Michoacán, cantidad casi igual a los 7 mil 265 asesinatos ocurridos en este lugar durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto.
De acuerdo con el gobernador morenista Alfredo Ramírez Bedolla, quien asumió el puesto el pasado 1 de octubre, “la herencia que nos dejaron es pesada, pero estamos trabajando todos los días” en coordinación con las fuerzas federales; “eso ha dado resultados, ha disminuido el homicidio en Michoacán, poco a poco estamos reestableciendo la normalidad”, asegura.
Sin embargo, los datos del SESNSP indican lo contrario: durante los dos primeros meses de gobierno de Ramírez Bedolla, octubre y noviembre, hubo 258 y 241 asesinatos, respectivamente, que se ubican entre las cifras mensuales más altas del año.
Respecto de las desapariciones, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas no Localizadas reporta 4 mil 250 casos que hasta la fecha permanecen en esa condición en el estado, de los que mil 819 se produjeron durante la actual administración federal.
El año que concluye ha sido particularmente difícil para las poblaciones de los municipios enclavados en las regiones de Tierra Caliente y Sierra Costa, debido a las incursiones armadas del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) en su propósito de arrebatar el control del territorio a los Cárteles Unidos, comenta el sacerdote Gilberto Vergara García, párroco de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en la cabecera municipal de Aguililla.
“Para nosotros –refiere– ha sido un tiempo muy oscuro, muy complicado porque nos tocó ver aquí en el pueblo lo que no habíamos vivido por lo menos de una manera tan continua: tiroteos, quema de casas, levantones, ese tipo de cosas que tristemente se hicieron hasta cierto punto habituales.”
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2356 de la revista Proceso
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PEDRO ZAMORA BRISEÑO.
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